—¿De verdad también pescas con arpón? —Gissur estaba gratamente sorprendido con aquel dato. Del tiempo que llevaba en Noruega, no había conocido aún a nadie que pescara con arpón como él solía hacerlo. En retrospectiva, pensó en que desde que arrivó a Oslo, no había ido de pesca, como tampoco había paseado. La verdad es que desde que empezó a trabajar en Noruega, el trabajo se había tornado su prioridad, y por ende, ni se preocupó en dejarse tiempo para conocer dicho país, como tampoco dejaba tiempo para el ocio, respecto a salir fuera. —Já, también con red o simplemente con caña de pescar. —Tal charla se daba en el departamento del islandés. Cinco de la tarde, a pesar de ser verano, tomaban café, acompañando a esa bebida con galletas que trajo el noruego y hasta ese momento la única compañía del dueño de casa.
—Entonces has de conocer buenos lugares para ir a pescar, ¿verdad? —Nor asintió y con su característico distinguido y misterioso estilo bebió un sorbo dr café. El menor no hacía un café que fuera de su total gusto, pero que se lo preparara era algo tan tierno, que no podía criticárselo, y eso que él era bastante crítico en general y también respecto al café. —Nore, ¿crees que un día podríamos...? —"¿Tener sexo?", fue el primer pensamiento que saltó de la mente del rubio. —¿Ir a pescar juntos? —Gissur asintió a la pregunta que hizo el mayor, la cual era la que quería hacerle. —Sí, verás, llevo año y medio aquí y ni me he dedicado a conocer lugares de aquí. Me he tomado muy en serio mi trabajo y pues, ni salgo del departamento. Y como tú has nacido aquí y te has criado aquí, me podrías decir qué lugares puedo visitar y dónde pasear. —No se esperaba menos de aquel adorable ¿y por qué no? sexy policía. Tan responsable, y lindo que era, para él.
—Claro, un fin de semana. —Llevaban solos un par de horas, lo que era perfecto para Floki, que si bien, no era de muchas palabras, en compañía de Gissur sí hablaba un poco más, y es que, con él se sentía bien y a gusto.
—¡Ice, llegamos! Trajimos pizza, está congelada, pero el precio era ideal. —Xiao anunció su llegada y la de Lovino. Ambos miraron al par de nórdicos que estaban sentados a la mesa, viéndoles desde la puerta de la cocina. —¿Y quién es este sujeto y qué hace aquí? —El italiano preguntó casi de forma despectiva, es decir, fue bastante descortés en su modo de hablar. —Yo le invité. —Xiao sí reconoció a aquel noruego. —¡Ah! Es el hombre adinerado del otro día. —"¿De qué me perdí?, Lovino se preguntó en silencio.
—Qué feo, Ice. Mira que, trayendo hombres a casa a nuestras espaldas. —El islandés se sonrojó en una décima de segundo. —¿Ustedes nacieron sin tino o se les olvidó camino a casa? —El platinado estaba cabreado, y era comprensible.
—Tsk, yo me voy. —Dicho eso, Gissur tomó de la mano a su invitado y lo llevó a su cuarto. Una vez allí le echó el seguro a la puerta y se puso de pie frente a la puerta, ya habiendo soltado la mano del noruego. Floki le siguió en silencio y sin quejarse, las cosas se habían puesto interesantes para el mafioso.
—Oh, oficial Hrafnsson, ¿qué pretende al traer a su crush a su habitación? —Eso fue comentado por el asiático. Xiao y Lovino mantenían la oreja bien apegada a la puerta del cuarto de su jefe. —¡Déjenme solo! —La paciencia del islandés estaba por agotarse.
—Pero si no estás solo, Ice. —Tal obvio hecho lo comentó Lovino.
—Sí, estás en tu habitación con un adinerado hombre. A saber qué cochinadas quieres hacer... Menos mal llegamos... —Con el amigo que era Xiao, ¿para qué quería enemigos? —Lo vas a cabrear y harás que nos deje más trabajo el lunes. —El italiano le susurró al asiático que estaba a su lado, y este rió por lo bajo. —¿No te cansas de decir tantos disparates, chinito? —Justo en su orgullo y en la molestia de que lo digan chino. —Okey, te dejaremos con tu cita, a alguien le urge coger. —Gissur y Lovino se sonrojaron por la vergüenza de esa frase. El itálico le hizo el gran favor a Gissur de llevarse a Xiao de allí. Por su parte, el rubio seguía en silencio, mirando a su acompañante que estaba de pie frente a la puerta, dándole la espalda, estaban a más distancia ahora, pero la misma distancia le dejaba verle desde una grata perspectiva, en pocas palabras; le agradaba lo que veía.
—Lo siento, Nore, son un caso y más Xiao. —Se aproximó Gissur a su invitado y se sentó a su lado. —Descuida, no es tu culpa. —El noruego procuraba ser gentil y dulce con él, lo que para un hombre en su situación laboral era difícil. Aquel policía era un escape al oscuro ambiente en el que se desenvolvía. —Y perdona por traerte así a mi cuarto. —Floki era el más a gusto con ese impulsivo acto del isleño. Se había dado el tiempo de observar la habitación, era como se la imaginó; ordenada, limpia y sencilla, le gustaba cómo era ese joven oficial.
—Hey, Nore, ¿en qué trabajas? —Calló el menor al oír sonar el celular de su acompañante, este hizo una seña con la mano, indicando que le esperara un momento. —¿Sí? No estoy solo. —Frase que usaba con sus hombres de confianza para acordar de que se cuidaran en qué decir, o que lo que comunicaran lo codificaran, había buena coordinación entre él y sus hombres. —La señorita Liu llegó y dice que tiene cosas importantes que hablar contigo, y que no tiene toda la tarde, debe irse hoy mismo. —Al otro lado de la línea hablaba Andrei, un rumano y amigo suyo.
—Hm, ya veo. Dile que estaré allí en media hora, entretenla con tus cartas hasta que yo llegue, já? —"¿Liu? ¿Será su novia...? ¿Qué diablos estoy pensando? Seguro es una colega o algo así", pensó el menor al oírle. —Okey, la entretendré con cosas esotéricas. Nos vemos, jefe. —Tras el rubio decir un "sí", cortó la llamada y miró a Gissur.
—Me tendrás que disculpar, Ice. Un socio me necesita ver ahora mismo. —Explicó el "hombre de negocios". —¿Liu, verdad? —El más joven se sintió mal de pensar que ella fuera su novia. —Sí, es una socia y nada más. —Floki le aclaró de forma simple y concisa. —Ve, ya te quite mucho tiempo. —El platinado bajó un poco la mirada y su acompañante se le acercó, quedando frente a él. Por la diferencia de altura, el noruego debió inclinarse un poco para poder hacer lo que quería, que era juntar sus frentes.
—Ice, tú no me has quitado tiempo. Estar contigo es más que agradable para mí. —Bien, eso alejó y por mucho el mal sentir del joven policía, hasta se sonrió.
—¡Awwwwww! —Esa exclamación fue del hongkonés. Xiao y Lovino seguían frente a la habitación de su jefe. Nunca se fueron, fingieron irse y al minuto regresaron. Se mantuvieron callados, esforzándose en que ni sus respiraciones se sintieran. Pero el chico de las frondosas cejas habló e hizo que les descubrieran. Gissur no estaba seguro si estaba más avergonzado o enojado con sus colegas. Claro, estaba más enfadado con el asiático.
—Creo que ahora sí me voy, Ice. —Le comunicó el rubio al islandés. Este asintió y fue a abrir la puerta. Lo que hizo trastabillar al mal tercio y mal cuarto (?). Cayendo el italiano, el cual soltó soeces en su idioma natal.
—Adiós. Nos vemos después, Ice. —Y el líder de la mafia se retiró. Floki estaba molesto por tener que irse, también lo estaba con los compañeros de su crush, si no fueran amigos del islandés, hubiera mandado a sus hombres a que los hicieran dormir con los salmones (?).
—Mañana tú irás a dirigir el tránsito en las afueras de la ciudad. —El platinado se dirigió al hongkones. —Y tú irás y suplirás a Hans con dar tú su charla en el jardín de niños, Lovino. —Bien que sabía que para cada uno esas tareas le desagradaban mucho. Según él, se lo buscaron por metiches e invadir su privacidad.
—Eso es abuso de poder. —Cmentaron al mismo tiempo el par de castaños. —Me inporta un rábano. Ya dije. —Y Gissur se encerró en su habitación, a leer. Y rememorar ciertas palabras de su invitado.
—¿Y era una cita? Yo diría que sí. —Insistió Xiao, por molestar a su jefe.
—¡No es una cita! ¡No lo fue! —Gissur les gritó. Oyéndose una ligera risa, risita del hongkonés. Y por fin se marcharon sus compañeros, lo supo por los pasos que oyó.
—No fue una cita. ¿O sí?—Estaba confundido, y no quería entrar en instrospectiva respecto a lo que pudiera sentir y lo que pasó. Mejor continuaba leyendo, y así lo hizo, dejaría sus cuestionamientos a su yo de pasado mañana (?).
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Dos lados [Fanfic NorIce/AU Mafia]
Fanfiction[Fanfic NorIce AU Mafia.] ¿Y si el amor está del otro lado? Y si el amor llega, ¿qué se hace cuando tú no conoces bien ese sentimiento? Quién diría que alguien que se mueve en las sombras sentiría atracción por quien está a cargo de su captura. Sí...