Allí estaban ambos, la rubia analizaba con la mirada cada que gesto que el castaño realizaba; este parecía tremendamente nervioso y la miraba de reojo sin levantar la cabeza.
- Ya dime que demonios te sucede de una vez, sabes que odio la gente que mira por lo bajo -. Chloé se cruzó de brazos, fulminando al pobre ojiazul con aquella mirada que lo traía enloquecido.
Poco a poco conseguí,
Fijar tu atención en mi,
A que esperas por favor ven aquí.Algo noto, raro éstas
De mi te han hablado mal,
y es que nunca entenderán,
A una mujer de verdad.- Me encontré a tus compañeros del instituto... -. La parisina rodó los ojos fastidiada, sabia a la perfección como eran las víboras criticonas con las que compartía el oxígeno durante su adolecencia.
- Adivino, ¿te han preguntado por como esta su querida ex compañera?... No, aún mejor. ¿Te revisaron la sangre para ver si ya te envenene o aún estoy esperado un poco más?, apuesto a que es eso -. Soltó entre risas cínicas.
Claude sólo suspiró, él era el único capaz de entender su corazón y la forma tan particular en la que se expresaba la princesa de París.
- Chloe, tu sabes que a mi me da lo mismo todo lo que el resto diga, yo solo me concentró en como te veo -.
Levantó la mirada por primera vez desde que había llegado al cuarto de la joven, que se encontraba en un departamento cerca de la universidad.
Sus ojos chocaron con aquella mirada tan intensa como el mismo mar, pero que contenía un grado de frialdad que por más se él esforzara, no podía quitar de ella.
Aquel dolor que su corazón guardaba en lo más profundo, y que muy pocos llegaban a saber la razón.- Estoy tan perfecta como siempre... Pero dime, ¿Que te han dicho de mi ahora? -.
La chica acabó con aquel contacto visual, para luego tomar asiento en un diván justo en frente del castaño, mirándolo con expresión expectante, mientras degustaba lentamente una copa de vino.
- Lo mismo de siempre... Que cómo se me ocurría estar cerca tuyo sabiendo como eras, que corriera lo mas lejos posible ahora que podía, que lo que siento por ti es solo deseo y que puedo encontrarlo en otra chica, que sólo juegas conmigo, que no sabes amar y eres una bastarda, que solo me quieres por un rato y me romperas... Que das mala suerte a quien este contigo y que eres... -. Claude se vio silenciado por una risa irónica de la Bourgeois.
- Mala Hierba... Siempre dicen que soy Mala Hierba -.
Se levantó con suavidad y sonrió cínicamente.
- ¿Quien te dijo eso?, ¿con cual te todos mis queridos amigos de instituto te encontraste?, dime Claude. Estoy tan acostumbrada a que te digan estas cosas que quiero saber quien se limpio el veneno de la boca ésta vez. Pero tu sabes que muchas cosas de las que dijeron son ciertas... Por ejemplo: Tu y yo sabemos que yo soy la mala del cuento de princesas que tienen todos, soy un desastre total, algo sin cura y que contamina todo a su alrededor -. Término triunfante mientras reía, como si sus palabras fueran un chiste para ella.
- Juleka y Lila, con ellas me encontré -. El de mirada seductora se dirigió a la rubia en medio de un suspiro, le dolía la actitud que aquella joven podía tomar a veces. - Y lo que más me repitieron fue que me alejara de ti o terminaría como... Él-.
La rubia que se encontraba caminando hasta la puerta, lanzó la copa de cristal hacia la pared más y cercana. Dónde ésta se quebró en mil pedazos.
- ¡Que no se atrevan a manchar su nombre con sus bocas asquerosas! ¡Ellas no tienen ningún derecho de hablar de él y menos compararlo con alguien más! ¡Me escuchaste! ¡Ni siquiera tu tienes derecho a nombrarlo! -. Bufo, para luego salir dándole un azoton a la puerta.
Y quizá tengan razón,
Que me puede el corazón,
Si vas tras de algo especial,
No te arrepentirás.La rubia corrió por las calles de París sin cesar. Necesitaba llegar lo mas pronto posible a aquel lugar y poder platicar un poco con ese chico que enloquecia su corazón con cada una sonrisa, con cada beso, en los que de manera dulce devoraba sus labios, con cada caricia sobre su piel cada vez que se encargaba de recordarle que se pertenecían mutuamente. Lo necesitaba a él, y esas infinitas horas de pláticas banales que parecían no tener un fin.
Corrió todo lo que sus piernas pudieron y llegó al lugar donde se hospedada aquel chico. Sonrió como adolescente que conoce por primera vez el amor y se acercó hacia el lugar donde aquel hombre tan importante para ella, se encontraba.
Le contó cada una de sus problemas, de aquellos dolores que atormentaban su ser, las críticas que cada día oía, aquellos vicios que lentamente iba dejando.
- Ay idiota... No te imaginas cuanto te amo, nadie se compara contigo, pero aunque es un poco tarde, quisiera pedirte perdón. Quiero amar de nuevo. Jamás sentiré por alguien más lo que tu despertaste en mi corazón, nunca nadie podrá llegar a comparar la manera tan tierna en que me demostrabas cada día que no te importaba amar a la mala del salón, el recuerdo de aquella vez que enfrentaste a mi padre para que te dejara ser mi novio, aquella vez que rechazaste a Lila porque ya me amabas a mi, o la vez que te enfrentaste a Juleka porque me ofendió -. Los ojos de la rubia se llenaron de lágrimas mientras trataba de mantener la compostura. - Jamás podré olvidar ese campamento escolar en que cambiaste de carpa con Sabrina, ese noche en que nos mostramos que muestro amor sería eterno, nos hicimos uno mientras la maestra dormía plácidamente -.
Chloé rió sin ganas mientras secaba sus lágrimas con una pañoleta que siempre llevaba, en la cual se podían ver bordadas las iniciales "N.K"
- Y me diste mi mayor regalo, el que cuido cada día de mi vida, un recuerdo constante de que siempre éstas conmigo.
Nathaniel, quiero pedirte que me des el permiso para volver a amar, para poder dejar de sentir que te traiciono cada vez que él se me acerca. Siempre estarás en mi corazón, pero ahora quiero poder ser feliz junto Claude, y junto nuestra pequeña Charlotte Kurtzberg Bourgeois.
Porque el también fue capaz de mirar más allá de la mujer de hierro, aquella con corazón de hielo, mirada fría y tono sarcástico... El también se quiere arriesgar con la mala hierba -.La rubia sonrió mientras se le acercaban un castaño y una pequeña rubia de ojos turquesa, ésta última con un ramo de rosas rojas y amarillas, dejándolas sobre la sepultura de su padre.
Nathaniel Kurtzberg había muerto a la edad de veintiún años, dejando a su futura esposa y su hija.
Actualmente, después de cuatro años, la rubia llevaba unos cuantos meses de relación con su compañero de universidad Claude Faure- Dumont, recién titulado de Administración.
- Nathaniel, te prometo que cuidare de tu familia con todo el amor del mundo, aquel que tu también le habrías dado, lo juro -. El chico sonrió y cargó a la más pequeña, tomando la mano de la rubia mayor.
- Dicen que soy el peor se los desastres Nath, pero se que tu me cuidas de las lenguas sin filo, nos vemos estúpido artista, deseame suerte -.
Chloé sonrió y luego de lanzar un beso a ese chico que la marcó, salió del lugar junto a su novio y su pequeña hija
Dicen que soy,
un desastre total,
que soy mala hierba,
Detrás de mi
No deje piedra sobre piedra.
Ven atrevete"Muchas personas critican sin parar, pero esta en ti atreverte a conocer la verdadera persona tras la máscara social"
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Mala Hierba//Chloe
Hayran Kurgu"Muchas personas critican sin parar, pero esta en ti atreverte a conocer la verdadera persona tras la máscara social" Chloe es criticada por todos, al punto de querer destruir su relación. Pero... ¿Alguien se atreverá a conocer la chica catalogada c...