Me Enamore de Él •[Zabdiel de Jesús]• TERMINADA

•CAPITULO 10•

Narra Sabrina 

Caminé por la playa de la mano de Zabdi, él mientras sujetaba mi mano me acariciaba con su pulgar el resto de mis dedos, nunca antes había sentido lo que Zabdiel me hacía sentir, esa sensación de calidez, de paz, de amor, había salido con otros chicos pero ninguno me  hizo vibrar de la forma en que él lo hacía.

Todo el tiempo que caminamos le fui rogando que me dijera cual era la sorpresa, pero fue inútil después de un rato de caminar pude ver un camino de velas que llevaba a lo que parecía una cabañita de playa-

-casi llegamos, -me dijo y beso mi frente y continuamos caminando-

-¡esto es hermoso Zabdiel!, -dije cuando entramos a la cabaña y todo estaba lleno de rosas rosadas las favoritas de Samanta-

Todo esto él lo preparo para Samanta no para mí, baje la mirada, me dolía muchísimo que todo esto lo planeara para mi hermana, porque ella no lo merece y después de todo yo tampoco, porque soy cómplice de mi hermana, cómplice de esta farsa, engañándolo mientras mi hermana se divierte con otro chico-

-¿Nos sentamos? -asentí, porque si hablaba en ese momento no iba a poder evitar contener las lágrimas-

 Nos acomodamos en una montañita de cojines que habían, todo estaba perfectamente decorado con los gustos de mi hermana, me dolía el corazón que Zabdi estuviera tan enamorado de ella que no se lo merece, ni Samanta ni yo nos merecemos a este hermoso ser humano- 

-Eres tan hermosa, -dijo acariciando la piel de mis brazos, y besando mi cuello, mientras buscaba mi boca, me beso tan apasionadamente que yo casi estaba rendida-

-¡Espera! – dije apartándome muy a mi pesar de él, por más que Samanta me mintiera no podía quebrantar la regla no pasar más allá de un beso, no puedo hacerle esto a mi hermana, ni puedo hacerme esto yo misma-

-¿Qué pasa? Pensé que querías estar conmigo, lo sentí en tus besos, en tu forma de respirar

-claro que quiero, pero...

-déjate llevar Sam -volvió a besarme-

-Zabdi yo -ya no podía resistirme más ya no tenía excusas mis deseos habían ganado.

-eres todo para mi amor, ¡olvida ese maldito mundo afuera! 

Beso mi cuello y yo ya había perdido la batalla, estábamos intercambiando miradas solo los dos en silencio y yo sabía que esta sería nuestra despedida, la mejor y más dolorosa de todas y tal como él lo dijo olvide todo ese maldito mundo, olvide a mi hermana y lo bese, fuimos cayendo en los cojines dejándonos llevar por el amor, el deseo y la pasión. Lo que estaba sintiendo no tenía comparación con nada, no sabía cómo explicarlo, ni sabía como definirlo era algo tan mágico, algo que solo Zabdiel era capaz de hacerme sentir,  sin dejar de besarnos, fuimos memorizando cada marca, cada detalle, sus labios me volvían loca y el deseo recorría todo mi cuerpo haciendo que me perdiera en el sabor de su cuerpo y ni que decir de la sensación que me provocaban sus fuertes brazos que me rodeaban y me hacían estremecer, sus sensuales movimientos, sus manos paseaban desde mis caderas hasta mi muslo. Jamás olvidaría esta noche, no me arrepentía en lo más mínimo de quebrantar esa estúpida regla porque lo tenía a él en mis brazos  y quedaría en mi memoria para siempre.