Devuélveme el corazón

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Querido Papá:

Hace algunos días que no te escribo, es más la idea de no hacerlo ha invadió mi cabeza más veces de las que desearía. Pero pude recordar algo que una persona especial me dijo, ya hace algunos años atrás:

"Nunca renuncies a tu meta, aunque todo el mundo se oponga"

Estas palabras te sonarán, pues me las enseñaste cuando solo tenía ocho años.

Recuerdo ese día, tan solo era una niña, con un sueño ingenuo, para ese entonces, pero con mucho significado. Solo quería ayudar un poco, decidí juntar mis pocos juguetes y salir a venderlos, para poder comprarme el juguete que tanto deseaba, todas mis amigas se burlaron durante semanas y fui perdiendo las razones para hacerlo.

Hasta que un día, te sentaste frente a mí, me observaste durante un par de segundos con bastante atención, como nunca lo hacías y hablaste.

—Nunca olvides lo valiente que eres —Me sonreíste como pocas veces lo habías hecho —Recuerda que la esperanza es lo último que muere, así que nunca la pierdas —Me tomaste de la mano y me acompañaste a vender de nuevo.

Dos semanas después tenía la muñeca que tanto había deseado, y junto a ella una enseñanza de vida.

Lo agradezco, pues sin ellos no sería la persona que soy hoy en día. Espero que puedas recordar aquel momento tan especial para mí, aquella ocasión en la que ambos congeniamos mejor de lo que alguna vez pudimos hacerlo.

Intento recordar todas las enseñanzas para que puedas ponerlas en práctica como yo alguna vez lo hice, lo hago o lo haré en un futuro. Pues sé que te encuentras mal, se más que nadie que la estas pasando terrible, sin nadie a tu alrededor.

Sin tu razón de vivir a tu lado.

Estoy segura de que no has hablado con nadie, ni con tu hijo, ni con tus hermanos, sé que has regresado a los lugares donde odiaba que fueras. Se que el alcohol y las apuestas han regresado y lo único que puedo decir es; no te rindas, lucha por ti, por tu vida, lucha como si mi mamá aun estuviera a tu lado.

Ten por seguro que ella odiaría verte regresar a ese mundo de mierda que tanto odiaba. Se por el dolor que estás pasando, yo misma lo he vivido, pero alejando a todos no conseguirás nada, te lo dice alguien que lo ha experimentado en carne propia.

Tú y yo tuvimos una infancia sola, sin nadie que nos cuidara, sin intenciones a ser protegidos, siempre aparentando ser fuerte cuando en realidad no lo éramos, comprendo los motivos por lo que no hablas con nadie, pero tienes a muchas personas que te quieren y se preocupan por ti, me incluyo en ellos. A pesar de los cinco años que han pasado, aún me preocupo por ti y pregunto siempre por ti.

Te amo mucho papá y espero puedas recordar todos los momentos y motivos por los cuales dejaste el alcohol y las apuestas hace más de dieciocho años.

Solo recuerda...

Con amor: Mia.

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