Mi Querido Tom 🐾

Sociedad.

-Pronto nos encontraran, no podemos seguir ocuntandonos, tenemos que acabar con esos mal nacidos!- exclamaba Molly Weasley mientras observaba a la pequeña Ginevra jugando con Harry y Ron.

-Vamos mamá, No digas eso!- La miraba Fred con ternura.

-Tienes algo en mente?- pregunto una mujer de cabellos blancos.

-¿Otro ataque? ¿Qué no se dan cuenta? ¡hasta Dumbledore esta muerto! Uno de los mejores magos a muerto y ustedes creen que con otro estúpido ataque lograremos acabar con este infierno?- Dijo exasperado un hombre sentado entre las dos mujeres.

-No tienes que ser tan pesimista Black- decía una mujer parada detrás de Mayra.

-Solo digo la verdad, ya estoy harto de tener que pelear o de vivir con miedo de salir a las calles... ¡Me doy por vencido!-

-Así? Y que harás? Ahora asesinaras impuros por salvar tu pellejo?-

-Claro que no-

-Entonces deja de quejarte o te tiraré los dientes yo mismo- le amenazaba Gohan

-Basta! No estamos para discusiones, ¿No se dan cuenta? Esto es una guerra, no debemos discutir entre nosotros- les reprimió rachell abatida desde una esquina de la habitación.

-Pero... Gellert a muerto, ¿quién creen que tomará su lugar?-

-Tu hermano, ¿No es Obvio?-

-Él ya no es mi hermano!-

-Eso ya no importa, es igual de Maldito que Gellert-

-Tal vez tengamos una oportunidad de atacer-

-Es inútil, en caso de que matáramos a tu hermano otro tomaría su lugar, algún otro de sus seguidores-

-Tom, ¿en que monstruo te han convertido?- decía Mayra a punto de las lágrimas.

-Lord Voldemort- la corrigió Sirius en voz baja. Mayra solo le dedico una mirada llena de Odio.

Después de la muerte de Gellert a causa de una terrible enfermedad, y la edad que ya lo reclamaba, a pesar de su empeño en convertirse en el amo de la muerte nunca pudo lograrlo, y aquella lo aclamo como a cualquier otro pero, en su lugar ahora se encontraba Tom Grindelwald o ahora llamado Lord Voldemort un hombre de sangre fría que no sentía ni la más mínima compasión de todos los que lo rodeaban, su ejercito había crecido en demacia, su dictamen era llevado a cabo en todo el mundo.

Era su sociedad perfecta, una sociedad libre de impuros, libre de traidores aunque él sabia perfectamente que había algunos rebeldes en varios lugares pero estaban solos y no eran lo suficientemente hábiles para atacarlo o para causarle algun tipo de miedo, no eran más que simples imbéciles que se escondían como ratas.