3. El Encuentro. (Ella)

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Antes de la confesión

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Antes de la confesión

He esperado todo un año por este día, incluso he soñado con ello, estoy tan emocionada que podría cagar arcoíris. Por fin se me cumpliría uno de mis sueños, ir a una carrera de autos profesional, he ahorrado cerca de 1 año para pagarme a mí y a mis amigas uno de los mejores asientos y me sentía orgullosa por ello.

—¿Aún no estás lista?.—Grite a la puerta de baño.

—No, dame cinco minutos.—Se escuchó una voz desde su interior.

—Eso me dijiste hace 5 minutos ¿Por qué te tardas tanto?.—Golpeé la puerta.

—Porque ser bella cuesta.—Dijo la morena mientras salía meneándose su larga cabellera.

Dominic era una amiga de la infancia éramos como uña y mugre; yo era la mugre por su puesto, podía pasar un mes en su casa y nadie se preocupaba, nuestras familias eran muy unidas. Dominic resaltaba no solo por su piel morena, largo cabello y grandes ojos cafés que mayormente estaban marcados con algo a lo que ella llama delineador, si no por su personalidad vibrante, era la sensación de cada lugar al que llegaba, mientras yo tenía que alejar a los indeseados que se acercaban, pero eso estaba bien. Somos tan unidas que creo que nuestras familias pensaron que éramos novias o algo así, pero todo eso acabo cuándo ella se consiguió un novio, al cual 4 meses después tuve que golpear por infeliz mujeriego pero eso ya es otra historia.

—La próxima vez te digo que hay que salir a las 13:00 para que estés lista a las 18:00.—Suspiré.— Y no veo el cambio, estas igual que siempre.

—¿Si sabes cómo soy para que me invitas?.—Se llevo la manos a la cintura.

—Porque eres mi amiga, y nunca me dejarías sola.—La abrace y está me devolvió el abrazo.

—Y por cierto, tú no pensarás ir así ¿cierto?.—Me señalo de arriba abajo cosa que me hizo sentir ofendida.

—¿Así como? Especifica mujer.

—Como machito.— Eso ya me lo habían dicho muchas veces, pero no me había afectado en lo absoluto ya que me sentía cómoda como era, pero por alguna razón el que lo dijera ella me incomodó.

—Pero así es como normalmente visto.—Aclaré, mientras veía mis prendas de vestir a través del espejo.

—Me prometiste que si te acompañaba te pondrías algo decente.—Se exaltó la morena.

—Y eso hice, mira.—Sujete mi camisa de Chucky por ambos extremos para mostrársela a mi amiga la cual se veía molesta.

—Para empezar eso ni siquiera es tuyo.—Aclaró.—Es de tu papá y si no te habías dado cuenta te queda gigante.

—Solo es dos tallas más grande

—¿Dos tallas? Pareces un esqueleto con sábanas.— Golpeó mi hombro. Sé que me quedaba algo grande pero no tanto, solo que a ella le gusta exagerar.— Quítatelo inmediatamente.

Grasa y TintaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora