Diario VI

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Fecha: {No tiene nada escrito}

Por lo general no me gusta volver a casa cuando termina el colegio. Siempre voy a otro lugar y caigo más tarde para no tener que ver a mi familia. Me da pena mi vieja, sé que no es su culpa, si no de lo que ella llama "marido" e "hija". La razón por la que no voy directamente es que no los aguanto. Victoria se ocupa de echarme en cara lo débil que soy y lo buena alumna que es a comparación mía. Después, Jonh (el novio de mi vieja) se ocupa de ser un acomodado de mierda, sentado en ese sillón con la panza al aire. A veces tengo ganas de agarrar un marcador y dibujarle los continentes, de paso lo hago girar y lo llevo al planetario. Para colmo es primo o conocido del papa del gordito de Jones, así que de vez en cuando me lo tengo que fumar en no casa para las reuniones familiares.
Volviendo al tema, desde un principio dije que no me gusta volver a casa lo mínimamente temprano, pero la resolución de todo esto es que, literalmente, pasé directamente a casa. No sé qué fue lo que me hizo ir hasta allá, así que cuando abrí la puerta me di cuenta de que estaba tan acostumbrado de ver siempre la sala en la oscuridad que hasta se me hacía raro verla a la luz de la tarde. Estaba vacía o eso parecía, por lo que me sentí un poco acompañado por la soledad de mi casa.
Mientras subía las escaleras y tarareaba una canción la vi a Victoria parada en el pasillo. Ella me miró y bajó la cabeza como si me tuviera miedo o algo

—¿Qué pasó? —le digo. Noté que estaba parada frente a mi puerta, la cual estaba abierta. Me enojé más. —. ¿Qué hiciste, Victoria?

Ella no me contesta. Estaba por gritarle de nuevo, pero ella me abrazó.

—Perdón —me dijo mientras lloraba en mi hombro.

Me quedé quieto y sin entender un comino, porque Victoria no era así. Entonces me lo dijo.

» Leí tu diario.

A penas me dijo esas palabras me quedé quieto. De a poco la bronca me ganó, haciendo que se dé cuenta.

—¿Y qué derecho tenés vos para leer mi diario? —le dije enojado. Ella seguía llorando mientras me miraba. —, ¡ni siquiera sos mi hermana de sangre, salí de acá!

Ella no me dijo nada otra vez y se fue, porque se tenía que ir. No me gusta que lean mis cosas y menos alguien como es ella. Porque yo no dejé este diario en mi habitación, sino el que usé para desquitarme con Sebastián.

El Diario. [ArgChi]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora