No te soporto

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-Julie, quiero que me acompañes a París-

-¿Qué?- Replicó sin procesar la idea. Apenas había cruzado la puerta de entrada.

-Quiero que vayas conmigo a Paris- Repetí creyendo que me había dejado claro la primera vez.

-Harry...¿Estás demente?-

-¡No! verás. Hace unos cuantos meses le escribí a un amigo que no veo de hace muchos años. Después de intercambiar correspondencia quedé en hacerle una visita a finales de primavera- "Tengo que decirle que a finales de primavera".

-¡Genial! ¡Entonces ve!-

-Quiero que vayas conmigo Juliette, no te gustaría ir a la capital. Viajar, comer queso y tomar vino de noche bajo la torre Eiffel- Su mirada se iluminó un poco pero aún no lo suficiente.

-Me gustaría... Pero no puedo, aun me falta mucho por hacer y tengo que limpiar y aún tengo que pagar las deudas y...-

-Déjame detenerte antes de que sigas-

-No no, aún me falta mucho para poder abrir la escuela y ni si quiera tengo como costear el viaje, todo el dinero lo estoy metiendo en una cuenta- Comenzó a revisar papeles que tenia en la cartera. La tomé por los hombros y la miré fijamente-

-Juliette, te estoy invitando- Se me quedó mirando con sus ojos como avellanas- Se que quieres hacerlo por ti misma, entiendo y admiro tu determinación. Pero también tienes que entender que hay un limite. Yo tengo un dinero que no le estoy dando uso. Ven conmigo y tómate un respiro, unas pequeñas vacaciones. ¿Si?- Comenzó a asentir despacio-

-Pero tan solo te estorbaré, y tu amigo no me estará esperando-

-Julie, me estás comenzando desesperar. Es imposible que me estorbes, además, Frank y Ruby son las personas más alegres y amables que conozco. Dudo que me diga que no si te invito, quizás estemos un poco apretados pero unas vacaciones valen la pena. Entonces, ¿Qué me dices?-

-Está bien- Dijo Julie despacio, mirándome y poco a poco cambiando su expresión por una gran sonrisa.

-No te escucho-

-¡Si!¡Si! Está bien Harrison Brooks, iré contigo a París. PERO primero hay que encargarnos de la casa-

-No te preocupes por eso, ya lo tengo todo planeado. Así que has los arreglos que tengas que hacer-

Pronto su mirada se torno en sorpresa y terror mirándose en el espejo.

-Oh mi Dios. No tengo que ponerme- Miró su atuendo- ¡No puedo ir con estos andrajos!- Me miró un momento y corrió hacia su habitación- ¡Tranquilo Harry, encontraré algo para ponerme! ¡Te lo prometo!-

Me quedé allí de pie confundido por la escena que presencié hasta que el sonido de la puerta de su habitación me sacó del trance. Camine extrañado a la cocina y me serví una taza de café.

-Ok, ahora solo tengo que convencer a Lou de que cuide la casa-

Tomé un sorbo. Apreté el rostro.

-Le falta azúcar-

-¡Tu eras el que decía que podíamos contar contigo!- Le respondí frustrado a Lou.

-Se lo que dije pero no creo que pueda hacerlo. O acaso ¿una persona no puede cambiar de opinión en esta sociedad?- Dijo Lou mientras caminábamos por la ciudad. De día ya podíamos andar sin abrigo, pero Lou por nada dejaba el suyo en casa.

-Vamos, no será por mucho tiempo. Además, tendrías la casa para ti solo- Lo miré de forma descarada.

-¡Piensas eso de mí!- Se detuvo indignado.

MilWhere stories live. Discover now