-¡Harrison!- Gritó la Sra. Hughes desde el piso debajo- ¡La cena está lista!- Decía mientras yo terminaba de sellar el sobre. Ya era noche, o al menos eso parecía a juzgar por la ventana. Le puse un sello.
-¡Voy!-
Al bajar vi que habían llegado los invitados: La Profesora Claudette sentada en una silla con una copa de tinto en la mano mientras conversaba con el Sr. Marco y su esposa Clarisse. Antonio y Lou, estaban conversando frente a la chimenea cada uno con platos llenos de bocadillos en las manos, se notaba a Lou un poco estresado, Bárbara sentada viendo el fuego. Arreglando la mesa estaba Mariam con su hermana Ileanna y cerca de la ventana estaba Juliette encendiendo el árbol de Navidad.
-Buenas noches- Dije al terminar de bajar la escalera, nadie pareció oírme. Caminé en silencio hasta llegar al árbol, ella no se había percatado aún.
-Julie- Susurré... pero creo que un poco muy fuerte. Juliette se volteo de tirón y tropezó.
-¡Harrison!- gritó.
-Harrison ¡canalla!- Saltó Lou- te hemos estado esperando toda la jodida noche, salí antes que también tenemos otras cosas que hacer-
-Dejen de jugar y ayúdanos con la mesa- Dijo Marian.
-Espera un momento- Dije y miré a Antonio- ¿Le estás enseñando Castellano?- Todos rieron, excepto Julie.
Me apresuré en ayudarle y recoger los adornos que se habían caído del árbol. Después de eso sacamos las bandejas de la cocina y llamamos a que vinieran a la mesa, saludé a todos al llegar.
Todos tomamos asiento y dejamos el de el Sr. Hughes vacío. Nadie dijo nada, hicimos la oración y cenamos endivias gratinadas con tocinetas, pato cubierto de bechamel y una tarta de bombones para terminar con algo dulce, cada quien con su respectiva copa.
Tuvimos una amena conversación, cosas pequeñas, cosas cotidianas.
Al finalizar nos dijeron que no nos preocupamos, después se encargaría de recoger.
-¿Me podrías hacer el favor de enviarlo mañana por favor?- Le dije a Bárbara mientras le entregaba el sobre y tomaba mi chaleco saliendo un momento junto a Antonio y Lou.
-¿Quieres uno?- Me ofreció Lou al sacar un paquete de cigarrillos de su bolsillo.
-Seguro- Lo tomé. Lo estoy tratando de dejar pero en esta noche fría no se me antojaba otra cosa. Así que tomé uno y al encenderlo le di una jalada atorándome.
-No me vengas a estar tosiendo encima- Dijo Lou tomando más distancia.
-Venga y qué ¿No te ibas?- Dijo Antonio recostado al barandal.
-Ya no ¿Para qué? Durante la cena me decidí- Replicó Lou despectivamente- Ya olvidemos el tema- Sacudió el humo con la mano.
-No- Siguió Antonio con una sonrisa pícara.
-¿Qué pasó?- Pregunté.
-Antonio no te atr...-
-A Lou lo dejaron ¡TODAS!- Gritó Antonio seguido de carcajadas- Resulta que una de las chicas... digámosle Martha, Lou no me quiso decir su nombre. La muy perspicaz Martha se dio cuenta de la farsa de irse a trabajar todos los días estando sin empleo, entonces el muy tarado dijo que iría a trabajar para estar con otra y así. Lou, muy Donjuán que es, creyó que todo saldría bien, algo por aquí, algo por allá, nada de qué preocuparse.
Para echarte el cuento corto, la chica lo siguió por toda la ciudad y se encargó de contactar a cada una durante todo el mes.
Hoy al atardecer, cuando Lou estaba regresando a su apartamento, el cual compartía con una de las chicas, abre la puerta de entrada para encontrarse con 4 chicas esperándolo en toda la sala- Antonio apretó el rostro conteniendo una risa. Miré a Lou, estaba rojo, ya sea por el frío, enojo o pena. No pude evitar soltar una carcajada- ¿A que es gracioso no? Venga, sigo, la muy social Martha, quien conoce a Marian, sabía que hoy era la cena y ella había sido invitada a venir a cenar junto a Lou. Asique ella le da una maleta diciéndole que ahí está la ropa que se iba a poner, y que le diera sus saludos. Después de horas tratando de hacer que le hicieran caso se rindió, tomó la maleta y vino para acá con esa excusa. Pero yo sé que tenía frío y hambre.
-Ya qué- Gruñó interrumpiendo Lou- Durante la cena decidí quedarme, mañana intentaré recuperar mis cosas del apartamento. Harrison, quieras o no. Hoy dormiré aquí- Soltó el cigarrillo y lo apagó con el pie- Entremos que ya no siento los dedos.
*Estoy trabajando en colaboración una serie de cuentos cortos de 3 líneas, lo estaré subiendo esta semana, estén atentos!

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Mil
RomantizmEl mundo sigue un ritmo constante que no considera nuestra percepción. El tiempo es tan solo un factor y la necesidad de hacer algo al respecto genera un compromiso. En esta historia se ve a Harrison Brooks, un hombre en sus 20's tras los acontecimi...