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[ osneiP ne it arto zev ]

...


¿Dónde había quedado toda tu fuerza? ¿Tu valor? ¿Tu confianza y persistencia?

Te desconocías, temblabas, el silencio te desesperaba, estar quieto en ese sitio comenzaba a cambiarte más de lo que le tenías permitido.

¿Tienes miedo? ¿Verdad?

No. —Te mentiste descaradamente, intentando sonar como lo eras siempre, alguien que sólo es capaz de velar por sus propios propósitos, importándole muy poco el dolor ajeno a ti, estas convencido de que no eres capaz de sentir tal estupidez como lo era el temor.

Pero tu cuerpo temblando, tu voz sonando apagada, como si estuviera conteniendo algo que se quebraría en cualquier momento, decía algo completamente diferente.

Sin embargo, ignorabas eso, intentas pensar en otras cosas, calcular un aproximado de cuando tiempo llevas atrapado, o simplemente que estaría haciendo ahora el inútil de Freddy.

Pero eso no era suficiente, así que indagaste buscando una mejor distracción entre tus pensamientos. Encontrándote con alguien que vino a invadir tú ser de un golpe. Usando sus ojos azul celestes sobre ti, su rostro adornado con ese largo cabello rubio que caía libre cubriendo su espalda, sonriéndote amable.

Esa chica.

Algo en tu pecho se estrujo de culpa.

Ni siquiera logre conocer tu nombre. —Te murmuraste con pena.

También me gustaría que algún día me digas el tuyo.

Te sobresaltaste y subiste la mirada, tus ojos se abrieron de sorpresa, sin creer lo que estaban presenciando.

La joven de tus pensamientos, estaba de pie frente a ti a unos cuantos pasos de distancia, sobre aquella superficie negra y peligrosa, sin ser tomada por esos lazos negros de ninguna forma, su inocente apariencia se hacía notar en ese simple vestido blanco que portada sobre su pequeña figura, dejando ver sus piernas y brazos de piel clara, sin heridas de ningún tipo, su cabello suelto sin hacerse ningún peinado, sus ojos azules reflejando lo que siempre has visto en ellos; Algo bueno, valioso y amable.

Sin embargo, parecían trasmitir un cierto aire de tristeza que te cuesta descifrar.

T-tu... —Fue lo único que lograste vocalizar.

La joven desvía la mirada de ti, y se abraza a sí misma.

¿Te olvidaste de mí? —Te pregunto de forma tímida.

Escucharla hablar, te descolocaba por completo, pero te hizo ver que realmente extrañabas escucharla, y al estar consciente de eso, te hace sentir tan extraño.

No sabes de donde sacaste el valor, pero lograste contestarle.

Jamás me olvidaría de ti. —Confesaste.

Ella te miro otra vez, no sonreía, y eso te preocupaba mucho más de lo que esperabas.

Entonces... ¿Por qué no me buscaste? ¿No querías ayudarme? —Dijo con tristeza.

Tus pupilas se encogieron. La culpa te carcome por dentro, y de forma impulsiva intentas ponerte de pie, fue tan rápida tu reacción que lograste levantarte de un jalón, tus brazos seguían atrapados, pero intentaste acercarte a ella, jalando con fuerza.

¡Te busque por todos lados! Intente alcanzarte, pero... —Recordaste la desesperación y preocupación de esos momentos con el cuerpo, jadeando mientras tomabas una pared, procesando la realidad de que ella ya se había ido, y lo que fuera que le estuviera pasando, no podrías hacer nada por ella hasta el día siguiente.

Día que nunca llego, porque quedaste atrapado en este sitio.

N-no volviste más... —Siguió ella quebrando más su voz— ¿Y-ya no estas preocupado por mí?

¡No he dejado de estarlo! —La miraste desesperado, en un intento de que ella viera que eras sincero, por primera vez querías que de verdad alguien te creyera.

Sus ojos azules te miraban atentos, dio un paso a ti, ondas comenzaban aparecer alrededor de su pie descalzo, que se perdían en la lejanía de aquella sustancia negra que te reprimía, te quedaste quieto, sin luchar, mientras ella se acercaba más a ti, cuando los separaban unos dos míseros pasos, se detuvo.

Estabas temblando, no sabías por qué. Cuando ella alzo su mano dispuesta a dejarla en tu mejilla, diste un paso a atrás, como si fuera peligrosa.

Ella dejo su mano al aire, y te miro preocupada por tu reacción.

¿Me... me tienes miedo?

No le respondes.

Pero ella no le molesta, de hecho te sonríe un poco.

Siempre te he parecido algo intimidante... ¿verdad?

Bajaste la mirada, ese nudo en la garganta, esa desagradable sensación que al parecer era la estúpida y molesta timidez.

Más de lo que deberías. —Lograste decir, sin mirarla.

Tomo tus mejillas, obligándote a subir la vista hacia ella.

¿Me quieres? —Te pregunto, hipnotizándote como siempre lo conseguía al usar su voz junto con sus bellos ojos.

Te quiero. —Le confirmaste sin pensarlo tanto.

Ella sonríe feliz, esa sonrisa que tanto te molestaba porque hacía que tus mejillas se sintieran calientes, y tu corazón se acelerara, pero en aquel momento, amaste que te sonriera de esa forma. Ella acabo con esos dos pasos que los separaban, se puso en puntillas para alcanzar tu frente y al parecer dejarte un beso, tú no te moviste, y cerraste los ojos.

Al abrirlos, ella ya no estaba.

Por impulso miraste a tu alrededor, pero nada había cambiado, seguías atrapado en el mismo lugar frió y solitario de siempre.

¡Ahhg! —Soltaste al caer de rodillas otra vez. Aquella sustancia negra volvió a tomarte con pertenencia, pero lo dejaste pasar rápidamente, intentando explicarte que acababa de pasar.

Y que debías hacer para que pasara otra vez.


...

[ Perdición ] Fredoy.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora