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— El niño tiene los ojos verdes.

La voz de Damian estaba cargada de tensión y un destello de anhelo que casi la quebraba. Dick estaba frente a él, tenía a un recién nacido en brazos y lo cobijaba protectoramente contra su pecho.

Richard Grayson, omega de casta, había dado a luz tan solo una semana atrás y para cuando Damian había vuelto a la mansión, el cachorro ya había sido conocido por toda la familia, excepto por él.

— Desde luego que tiene los ojos verdes. Igual que su padre — La sonrisa que Dick esbozó, estaba embriagada de amor paternal, pero sus ojos azules se mantenían llenos de insultante despecho.

Damian dio un paso al frente, dudoso— Eso quiere decir que el cachorro es mi...

— De Jason —La voz de Dick acotó la respuesta de forma brutal y tajante, como un espadazo directo al corazón de Damian Wayne.

El hijo sanguíneo de Bruce Wayne detuvo su andar como si hubiera dado de frente con una pared infranqueable.

— Mientes... hace nueve meses que tú y yo... —A Damian nunca le habían faltado las palabras. Era un hombre muy letrado y elocuente. Pero en aquel momento, sintió que perdía todas sus cualidades.

— Llevo la mordida de Jason desde hace dos años, justo uno después de que tú reclamaras a Jonathan Kent como tu omega. Es obvio que mi cachorro, heredó los ojos verdes de su padre — Un leve temblor invadió el cuerpo de Dick. Seguía agotado por el nacimiento de su pequeño, y ahora Damian pretendía minar su espíritu, como lo había hecho tantas veces en el pasado. Jurando un amor que no existía, reclamando unos derechos que no le correspondían... no, nunca más—Lo mejor será que te marches.

El alfa de ojos verdes apretó los puños y tragó con dificultad el sabor amargo de su boca mientras veía a Dick volver a la cama con el bebé. ¿Realmente era hijo de Jason? ¿O era hijo suyo?

La puerta de la habitación se abrió y Tim y Conner entraron cargados de obsequios. Damian escuchó una especie de saludo improvisado y les dejó el paso libre, replegándose hacia un costado de la habitación.

— Cielos, ¡mira a este pequeño príncipe! Tiene los ojos verdes.

Dick dejó a Tim cargar al cachorro y desde la cama, lanzó una mirada profunda y cruel sobre Damian, mientras respondía— Igual que su padre.

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