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Clark y Bruce estaban tan felices que Dick se preguntaba si nos les dolían las mejillas por sonreír tanto. Qué diablos. ¿Cómo era posible que Bruce pudiera mantener esa sonrisa? Seguro que a cada minuto que la mantenía, su sangre se intoxicaba un poco.

Damian y Jon habían anunciado que estaban esperando un cachorro. Gran cosa, él ya tenía uno. Además Iskander era el cachorro más bonito del mundo y... Damian le había dicho que Jon era infértil y ahora estaban ahí reunidos en el gran comedor de la gran mansión, diciendo que iba a ser padre. Dick sentía su corazón ir lento y seguramente era por la carga emocional y fatídica a la que lo sometía. Todo en su vida estaba mal, todo se había precipitado al desastre cuando Damian había mordido a Jonathan Kent. ¿Por qué diablos lo había hecho?

Richard Grayson no comprendía... en qué momento Damian había comenzado a representar su ruina. Lo había amado desde el primer instante, lo había cobijado bajo su ala cuando Damian había sido un polluelo perdido sin una figura materna o paterna a la cual recurrir. Y los años habían pasado, convirtiendo aquella relación fraternal en el romance más terrible, incorrecto y perfecto que Dick hubiera vivido alguna vez. Y ahora...

Sintió la marca de la mordida de Jason en su cuello y sintió deseos de llorar. ¿Por qué estaba tan celoso? ¿Por qué odiaba ver a Jon sonriendo y brillando como un sol al lado de aquel alfa al que se supone debía odiar?

— Oye Dick, escucha esto. — Jason atrajo su atención. Tenía a Iskander en brazos y el pequeño se río cuando Jay le tocó el vientre con dedos juguetones— ¿Quién soy yo, Iskander? ¿Cómo me llamo?

El cachorro abrió la boquita y gritó — ¡Papá! ¡Papá! ¡Pa!

Jason se rio extasiado y besó al pequeño en la cara, en el cuello y en su vientre.

Dick suspiró y miró a Damian que estaba mirándo a Jay como si estuviera a punto de cortarle la cabeza con su espada.


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