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Dicen que el tiempo lava heridas, que vuelve el peso más ligero, que sana el alma, que difumina el pasado de manera que al mirar atrás no se pueda ver con claridad el dolor.


La vida está compuesta de momentos. Buenos y malos, cada uno de ellos se entre teje como un hilo en medio de un telar y al final, forman el lienzo llamado vida. Hay momentos de la vida, donde los hilos se rompen, a veces los rompe el destino y otras veces nosotros nos vemos obligados a romperlos para recuperar la armonía de nuestro lienzo. 


¿Y qué pasa cuando eso ocurre?

Atravesamos un proceso complicado de reparación, necesitamos replegarnos y lamer las heridas, consolarnos.

Jason no esperaba recibir aquel mensaje de texto. Había pasado algún tiempo en Italia y ahora debía volver a ciudad Gótica.

Se enteró de algunos detalles por parte de Tim. Jon había dejado a Damian y le había quebrado una muñeca. Damian había buscado a Dick para charlar sobre TODO aquello. Estaba mal enfocar toda la culpa sobre Damian Wayne, que al final no había sido más que un hilo en medio del telar. Dick y Damian no habían hecho las paces de inmediato, ambos estaban demasiado cansados, las heridas emocionales eran profundas pero Jason sabía que ahí había amor... de ese absurdo que aparece en los cuentos de hadas. El problema era que Damian y Dick eran un par de idiotas que nunca habían sabido abrazar su amor. Quizá todo el asunto se remetía muy al pasado, cuando Dick se había enamorado de Damian, siendo este apenas un niño.

Jason llegó a la mansión, lo recibió Alfred quien, a grandes rasgos le contó que Bruce se había mudado de forma definitiva a Kansas con Clark quién había volcado toda su atención y cuidado para ayudar al joven Jon a reparar su corazón destrozado. Aunque reparar un corazón roto no es cosa fácil y sin duda tomaría mucho tiempo antes de que la familia Wayne volviera a saber algo de Jonathan Kent.

Damian y Dick estaban detrás de la puerta del estudio principal.

Al verlos, Jason supo que lo que sospechaba era verdad. No estaban reconciliados pero estaban en pleno proceso de sanarse uno al otro. ¿Y él...? Bueno, él quería saber por qué exactamente lo habían convocado con tal urgencia.

— ¡Papá! — Iskander bajó de las piernas de Damian y corrió al verlo entrar. El pequeño daba pasos un poco torpes pero nada le impidió llegar hasta él y abrazarse de sus piernas— ¡Papá!


El corazón de Jason dio un vuelco en su pecho y de inmediato se agachó para tomarlo en brazos.


— Le hemos explicado que Damian es su padre, pero prefiere llamarlo Oruga — Dick no se movió de su lugar. Puso una mano sobre el hombro de Damian e intercambió una mirada cargada de sentimiento con él.


— ¿Y me llamaron por eso? Su crueldad no tiene límites, ¿quieren usarme de ejemplo para que Iskander comprenda que yo no soy su padre? — Por supuesto que Jason sabía que no lo habían llamado por eso.


— Sientate Todd, vas a necesitarlo.


— Prefiero quedarme parado — Jason arrojó a Iskander hacia arriba, lo atrapó y lo estrechó contra sí.


— Estoy embarazado — Dick soltó de pronto.


Jason parpadeó y luego levantó una ceja muy... MUY lentamente.


— Vaya pues... felicidades, bien por ti. Qué maravilla Damian, donde pones el ojo pones la bala ¿eh? Pero si quieren que otra vez juegue al papá falso, váyanse a la mierda.


Damian se cruzó de brazos fastidiado y Dick se río.


— El cachorro es tuyo, Jason.

— ¿Qué?

Dick asintió— De aquella última vez antes de que te marcharás, hace tres meses. El cachorro es tuyo, Jay.

— Oh mierda... necesito sentarme.


FamilyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora