La cita.

8.3K 652 128
                                    


Me di una ducha temprano y me coloque un vestido azul que me quedaba hasta la mitad del muslo y unas sandalias blancas, llevé en mi bolso dinero, mi teléfono y esas cosas.

Pensé en maquillarme un poco pero luego desistí, era muy temprano y preferí lucir más fresca, no era necesario tanto maquillaje a estas horas.

A las 10 en punto mi teléfono comenzó sonando.

-Estoy abajo – fue todo lo que dijo –

Di un largo suspiro antes de cerrar la puerta de nuestro cuarto y bajar. Sasuke estaba de pie al lado de una camioneta, vestía con un short blanco, una camisa azul y unos lentes de sol adornaban su rostro.

Vi cómo me observaba de pies a cabeza y casi quise correr devuelta a mi habitación pero me contuve. Me sentí un poco incomoda...¿Por qué me observa de esa forma? 

-Hola – dije cautelosa –

-Hola – dijo dándome su media sonrisa –

En seguida abrió la puerta del copiloto para que yo subiera, luego subió él y puso el auto en marcha.

-¿Tomaste desayuno? – Preguntó –

-No-

-Ten- me tendió un café  junto con un muffin –

-Gracias – 

Nos fuimos un rato en silencio mientras que oíamos la radio. No lograba descifrar todavía hacia donde íbamos.

-¿Animadora? – Dijo luego de unos minutos –

Lo observe y vi una estúpida sonrisa burlona en su rostro, le di un suave puñetazo en el hombro. Me estaba avergonzando.

-Fue idea de mi amiga Ino, ella se lo dijo a Karin y sin si quiera saberlo ya estaba adentro – dije totalmente avergonzada –

-No lo hiciste mal – dijo sin desviar su mirada de la carretera - 

-Oh basta, no quiero oír nada al respecto – dije cubriendo mis oídos – Solo espero que sea momentáneo hasta que Konan vuelva –

-Espero que no, me gusta cuando gritas mi nombre –

Eso hizo que la cara me comenzará a arder. Y pensándolo bien, eso se puede malinterpretar de tantas formas que siento que la cara me arde más.

-Lo hice por el equipo – dije en mi defensa –

-Es cierto, ya recordé que dijiste que no me soportabas – me dio una rápida mirada – Mujeriego y ¿Qué más era? Oh si, hijo de papá –

-Lo siento – mi voz sonó un tanto apenada –

Ahora pude reconocer un poco el lugar, íbamos a la playa pero no estábamos entrando por la entrada principal.

-¡Es la playa! – Dije emocionada – Adoro la playa –

Se abrieron unas rejas enormes y entramos a una casa que daba justo a la playa.

-¿Es tú casa? – le dije sorprendida –

-Sí, mi familia tiene una casa en la playa en donde solíamos venir algunas veces. –

Nos bajamos y lo ayude a cargar unas bolsas hacia la casa.

-Está un poco descuidada, aunque no creo que mucho, viene una señora a limpiarla todo los meses-

La casa era preciosa por dentro, tenía una fina capa de polvo pero no era nada, muy amplia, y fresca, además habían millones de fotos familiares colgadas por todo el lugar.

Aferrado a tiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora