Capítulo 7.

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La oficial Patricia Castro se dirigía con actitud desafiante, armada con sus veintisiete años de edad, los últimos dos con insignia, y un movimiento de caderas que retenían las miradas de los hombres de la comisaría, les abría la boca y la puerta de la más mórbida área de su imaginación, a la oficina del inspector Toledo, quien enarcó una ceja por sobre sus lentes rectangulares cuando escuchó el portazo que sonó como trueno. Ella se le acercó y golpeó al escritorio con sus palmas, sin importarle un pepino los papales que estaba revisando.

Toledo se echó hacia atrás, entrelazando sus dedos sobre su barriga pronunciada, aún con la ceja enarcada, esperando a que su problemática ahijada dijera algo. Pasó casi un minuto en el que sólo enfrentaron miradas; la de ella alterada y molesta daba la impresión de que podían explotar en cualquier momento por la ira que reflejaban, la de él era sabia y paciente. Puede que estuviera fuera de forma, pero seguía emanando ese aire de superioridad y sapiencia que le había conferido el cargo del que disfrutaba hasta que Patricia cruzó las puertas de su comisaría con el uniforme beige por primera vez.

—¿Por qué me asignaste otro caso? —preguntó, mirando la madera entre sus manos, conteniendo la ira. Seguidamente soltó un gruñido y se retiró un par de pasos.

—Por eso —respondió sencillamente Francisco Toledo—. Y te recuerdo que dentro de esta pocilga soy tu jefe, por lo que no debes tutearme. —Se pasó la mano por su calva, soltó un suspiro y se echó hacia delante, con las manos entrecruzadas de nuevo sobre el escritorio—. Entiendo que estés molesta porque te he dejado en las manos de otro oficial y que te haya sacado del caso de Taurel, pero tú también debes entender que no te puedo dejar investigar cuando actúas de esa manera apenas escuchas el nombre de ese bastardo.

—¿Cómo no quieres que me moleste? —dijo con la voz alzada, rozando al grito—. ¡Me dejaste con uno de los hombres más babosos de todo el país y me alejas del hombre que mató a mi compañero! —Se sentó en el sillón frente al de su padrino, de brazos cruzados. A Toledo le recordó cuando era niña y mostraba esa actitud acompañada de unos pucheros cada vez que no se cumplían sus caprichos, pero esta vez, no podría cumplírselo por muchos berrinches que hiciera.

—Entiendo que te caiga mal Roberto, y sí, tiene sus historias con mujeres, pero es uno de mis mejores hombres y sé que podrás aprender mucho con él, tanto como pudiste haber aprendido de Orlando.

—No voy a trabajar con ese infeliz en sus    casos tonto. Yo no entré en Homicidios para perseguir malandritos y archivar todas las muertes del Distrito Capital como «crimen pasional» si hay una mujer involucrada o «ajuste de cuentas» cuando no tiene pistas. —Soltó un suspiro largo para calmar su rabia—. Al menos déjame en el caso. No me importa si me haces trabajar con él, sólo dame la oportunidad de ponerle las esposas a León Taurel —solicitó casi sollozando. Para ella no había nada más importante que vengar a su antiguo compañero y atrapar al causante de su muerte. Su padrino lo entendía perfectamente, pero no podía actuar ahora como tal, debía hacerlo como su jefe y velar por lo mejor tanto para ella como para sus hombres.

—Lo siento —negó apesadumbrado—, no voy a ponerte en el caso. Es muy peligroso para ti andar detrás de ese criminal. Sabes lo que le hizo a Orlando siendo uno de los mejores, tú…

—¿Yo qué? —interrumpió, derramando unas lágrimas de cólera, inclinándose hacia Toledo— ¿No soy lo suficientemente buena? No puedes estar seguro de eso, ese criminal tomó a Orlando desprevenido. Si yo estoy preparada…

—¿Qué harás? —inquirió alzando la voz, no como jefe, sino como padrino y protector de Patricia, haciendo retumbar sus oídos—. Tú no podrás estar menos desprevenida, nadie sabe quién coño es León Taurel, puede ser un maldito viejo de setenta resentido y sin oficio, o un carajito de menos de veinte… ¡Hasta una mujer! ¿Has pensado en eso? León Taurel puede ser cualquier persona de la ciudad, incluso puedo ser yo, Patricia.

Hermanos Más Allá de la Sangre #BLAwards2017Donde viven las historias. Descúbrelo ahora