Capítulo 23

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Se separó de mi, acostándose a un lado, jadeante, yo aun no salía de mi ensoñación.

SM- Ven aquí.

Sin dudarlo me acerqué a él y lo abracé, me quedé en su pecho, oliendo su dulce aroma, me abrazó con su brazo y su pierna, hasta que controlamos un poco nuestras respiraciones, se quería apartar de mi y yo no quería.

JM- Por favor... ¿Podemos quedarnos un poco más así?
SM- Aun no termino contigo. Ponte en cuatro.

Abrí los ojos sorprendido e hice lo que me dijo, se quitó el condón y abrió otro, se lo puso.

SM- Será rápido, no te corras hasta que te diga.

Su forma de hablar tan suave y sugestiva, con un toque de dominio, me excitaba.

SM- ¿Estás listo baby?
JM- Si daddy.

Se paró en la cama, no estaba arrodillado frente a mi, sino de pie un poco en cuclillas, y me embistió duro, no había necesidad de prepararme, pero aún así, su embiste me dolió un poco, me tomó fuerte de las caderas y se movió rápidamente, tocaba mi punto dulce en cada penetración, nuevamente mi cuerpo reaccionaba ante él. ¡Quería mucho más!

JM- ¡Daddy!

Embestía, acariciaba mi espalda, mis costados, sus caricias eran afrodisíacas, pero no podía tocarlo, no podía besarlo, no me permitía moverme o cambiar de posición, nuevamente el dolor de cabeza se acentuaba, estaba a punto de correrme.

JM- ¡Daddy! ¡Por favor!
SM- Aún no baby, aun quiero más.

Mis gemidos eran quejas, no de dolor, mis piernas y manos ya no soportaban nuestro peso, quería tocarme, terminar, creo que el orgasmo anterior, seguía en mi, la lujuria de tocarme me llenaban demasiado.

JM- ¡Daddy no puedo más!
SM- No te corras hasta que yo te diga, o te azotaré.

Su voz sonaba como una orden, temía por ser azotado, quería pensar en otra cosa, pero no podía, no estando él tan cerca, no escuchándolo gemir y jadear, no oliendo su aroma, mis manos y piernas se vencieron, salió de mi, tomó mis piernas y las giró conmigo, me volvió a penetrar, dejándome tocarlo. Tomó mi miembro y lo masturbó al mismo ritmo que me embestía.

JM- ¡Daddy... daddy!
SM- Córrete para mi.

Un gemido largo y lleno de satisfacción lleno mi alma, como si estallara en mil pedazos, todo mi cuerpo tembló, seguía jadeando, mi pecho subía y bajaba, lo tomé de la cara y lo besé, él correspondió a ese beso, era como comer algodón de azúcar y me encantaba. Lo abracé, no sé qué era lo que me pasaba, no había sentido nada así, esto es un trabajo, no debería de sentirme así, esta necesidad que siente mi cuerpo por tenerlo cerca, por sentir su cuerpo.

SM- ¿Estás bien?
JM- Si....

Tomó ambos brazos y los echó hacia atrás, mi brazo aún dolía, por lo que no pude disimular un gesto de dolor.

SM- No estás bien. ¿Por qué me mientes?
JM- No es eso... Solo duele un poco...

Tomó el brazo y lo giró, pero no era verdad, si me dolía, no pude reprimir un grito de dolor. Salió de mi, se alejó de la cama, se quitó el condón, se puso la ropa, estaba enojado.

SM- ¡No me mientas! ¡Nunca lo hagas! Llamaré al doctor para que venga a verte, vístete y báñate. Y quédate en tu cuarto hasta que te permita salir.

Me sentí vacío desde el momento en que salió de mi, un vacío que llegó hasta mi corazón, quise reprimir unas lágrimas, así que solo bajé la mirada, al ya haberme sentado en la orilla de la cama. Salió del cuarto azotando la puerta, lo que provocó que llorará sin restricciones, tomé mi ropa, me vestí y me fui a mi cuarto, me bañé tomándome mi tiempo, el agua caliente aminoraba el dolor en mi pecho, pero aún así me sentía vacío.
Salí de ducharme, me vestí, sequé mi pelo y me acosté, no supe en qué momento me quedé dormido.
Tocaron la puerta, cuando me giré para ver quién era, Ri Ji  ya estaba adentro.

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