Si amarla es un pecado yo prefiero probar el infierno en sus labios antes que el cielo sin ellos. Sus curvas que incitan al deseo de la carne de los inocentes, ¿qué culpa tenemos nosotros lo puros de que ella provoque tal tentación? Si la vuelvo a ver dudo que pueda controlar mis deseos de besarla a tal manera de que se le olvide el nombre y el lugar en el que se encuentra. Pido un poco de compasión, dado que desde que la amo estoy pecando y no sé si decírselo o condenarme al silencio.