Capítulo 5

674 33 6
                                    

            Mientras que Katniss y Peeta están a merced de Cinna y Portia, estoy a merced de mi propio estilista y un equipo de preparación de cuatro miembros. Este estilista se encarga de los mentores de los Distritos con número par, y da la casualidad de que se trata de sus primeros Juegos. Soy su último cliente del día. Él ya no tiene ideas, y yo no tengo paciencia para estar aquí sentado. Estoy seguro de que a los políticos del Capitolio y a los organizadores de los Juegos les importaría un comino el aspecto que tenga. A los patrocinadores potenciales podría, pero para eso tengo a Effie. Ella les trae y yo solo sello el acuerdo. Yo tengo el cerebro y ella tiene la belleza. Una combinación perfecta.

            A pesar de que les digo a mis tributos que no se resistan, hipócritamente yo lo hago. Soy hosco cuando bebo y he estado bebiendo de manera constante desde que deje a mis tributos en manos de sus estilistas. Teniendo en cuenta el tiempo que yo he estado con el estilista, Katniss y Peeta probablemente ya están en camino hacia la ceremonia de apertura y sin mí. Eso debería ponerme nervioso, pero sé que Effie se asegurará de que vayan donde deban estar.

            Mi estilista es algún joven mamarracho que menciona que “elegantemente borracho es tan del año pasado”. Racionalmente sé que no le debo estrangular, pero eso no me impide apretar los puños mientras me imagino que están bien envueltos alrededor de su cuello. Respiro lentamente a través de mi boca y dejó que el aire salga por mi nariz. Contando hasta diez. Entrando en modo Zen.

            Nada me molesta más que la gente del Capitolio. Pensado en el entretenimiento que tuvieron cuando me vieron casi morir mientras sostenía mis entrañas dentro de mí… me hace querer hacer algo para hacerles sentir algo del dolor y miedo que yo sentí. Si por mí fuese, yo bebería sin parar todo el tiempo para no tener memorias del Capitolio. Creo que sería mucho más feliz si estuviera borracho todo el tiempo.

            Sigo repitiéndome que mis tributos me necesitan mientras yo sufro de ser preparado y restregado a fondo, y que no les ayudaría si yo estuviera por ser juzgado por asesinar a este hombre y a su equipo de monos. El equipo de preparación usa quema con una potencia insoportable en mi piel, mencionando que es “para limpiar el alcohol acumulado de mis poros” o alguna tontería por el estilo.

            Si. Soy un borracho. Lo entiendo. No es como que sea el secreto mejor guardado del mundo. Personalmente, creo que la gente del Capitolio disfruta verme en mi estado de ebriedad, y hacerme parecer menos borracho sólo será una decepción. Observarme caer desde el escenario es parte del entretenimiento. Me comprometo a beber más hasta bloquear los poros, a pesar de este equipo de fenómenos capitolinos de piel anaranjada.

            Mi pequeña porquería de estilista agarra mi cabeza, inspecciona mi pelo con un peine.

            — Creo que hay que teñirlo de verde. — dice con desvergonzada excitación, esperando una reacción similar de mi parte ante la idea.

            — Bueno, yo creo que deberías meterte el peine en el-“

            — ¡Haymitch! — dice Effie, irrumpiendo entusiasta por la puerta. Sus manos están en el aire, medio levantados en celebración.

            — ¿Qué pasa, Effie querida? — le pregunto, arrastrando las palabras con los dientes apretados.

            Mi estilista y su equipo están a mí alrededor en silencio y con la boca abierta, al parecer sorprendidos y horrorizados por lo que acababa de decirles a ellos.

            La sonrisa de Effie se tambalea al ver las expresiones faciales en la habitación.

            — Yo… uh… volveré más tarde. — responde ella con una falsa sonrisa, dejando la habitación tan pronto como entró, pero no sin antes mirarme acusadoramente. Supongo que arruiné el pavoneo.

A través de los ojos del mentor. «Los Juegos del Hambre»Donde viven las historias. Descúbrelo ahora