Más tarde, me presento en la cena para ver el resumen de la ceremonia de apertura. Debo ser puntual, ya que la comida acaba de llegar. Cinna y Portia están ahí, así como los dos tributos y Effie. El asiento frente a Effie es el único vacío, de manera que estoy obligado a sentarme ahí. Nos miramos en silencio y hacemos una tregua. Por ahora. Mis brazos duelen donde me clavó las uñas en la piel, y sólo hace poco que conseguí que dejara de sangrar. Esas uñas son armas mortales, y casi me gustaría pedir a Cinna si sería posible hacer las de Katniss de modo parecido para la arena.
A pesar de arrugar la nariz cuando tomo una copa de vino ofrecida, Effie no dice nada acerca de mi forma de beber. Intercambiamos bromas al azar y hablamos sobre el tiempo y el vestuario en la ceremonia inaugural. Mayormente sólo comemos, e intentamos evitar que Cinna y Portia noten qué par tan disfuncional que somos. No hay necesidad de asustar a los diseñadores. La moda es una parte integral de los Juegos, ya que todos en el Capitolio prestan atención a lo que los tributos están usando. Sin ellos estaríamos bastante jodidos.
Katniss, que para mí diversión estuvo poniéndose más y más achispada durante la última hora, mira al llameante postre frente a ella. Estoy pensando que debería quitarle el vino así no se levanta mañana con una tremenda resaca. Los entrenamientos son demasiado importantes como para tener tu mente focalizada en otro lugar.
— ¿Qué lo hace arder? ¿Es el alcohol? Esa es la última cosa que quie- ¡oh! ¡Yo te conozco!
Todos en la mesa levantamos la vista para ver de qué está hablando. Katniss le está hablando a la sirvienta como si la conociera. Las caras en la mesa varían de la diversión a la alarma, y nadie lo ve como si estuviera inofensivamente encontrándose con una vieja amiga. Incluso la sirvienta parece alarmada, antes de sacudir la cabeza y salir rápidamente de la habitación.
— No seas ridícula, Katniss. ¿Cómo podrías conocer a un Avox? Es absurdo.
La ira de Effie está siendo redirigida a Katniss. Parece lista para lanzarse a dar un sermón, y le doy una patada en la espinilla por debajo de la mesa para distraerla. Creo que a ella le gustaría cancelar la tregua, aquí y ahora, pero se limita a fulminarme con la mirada. Si las miradas mataran, pienso, dirigiendo rápidamente mi atención a Katniss. Sé que voy a pagar por ello más tarde. Qué tanto y cuanto más tarde son las únicas preguntas. Rayos, me digo, ya me noqueó a mí ‘amigo’, nada que haga ahora puede ser tan malo.
— ¿Qué es un Avox? — pregunta Katniss.
Salto a explicarle, para detener a Effie de descargar su furia en Katniss en vez de en mí. Le dirijo con rapidez una mirada a Effie como diciéndole que si quiere molerme a golpes puede hacerlo, pero cuando estemos solos.
— Alguien que ha cometido un delito. Se les corta la lengua para que no puedan hablar. Seguramente es una traidora. No es probable que las conozcas.
— Y, aunque la conocieras, se supone que no hay que hablar con ellos a no ser que desees darles una orden. — dice Effie. — Por supuesto que no la conoces.
Effie parece un poco aterrorizada, y definitivamente yo también estoy empezando a sentirlo. Si Katniss conoce a un Avox… bueno, es mejor no pensar en las implicaciones que esto podría traer en la arena. Conocer un traidor es sólo un pequeño paso para ser un traidor. Cualquier sospecha de conexión que pueda tener con esta chica es peligrosa, y hay sin duda cámaras ocultas en todo este edificio manteniendo vigilados a los tributos y los mentores. Sólo nos queda esperar que nuestra conversación hasta este punto haya sido tan aburrida para que nadie esté mirando.
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A través de los ojos del mentor. «Los Juegos del Hambre»
Rastgele¿Alguna vez se preguntaron dónde estaban los Mentores durante los juegos? ¿Cuál es la relación entre ellos? ¿Cómo lidian contra el estrés al ver a sus Tributos en la arena? De eso exactamente trata esta historia.