- Ya hemos llegado. Fueron las mejores palabras que pude escuchar.
- Joder ya me dolía el culo. Mire la casa, era hermosa, era de pino, en el aire se sentía un olor a café y la luna llena hacia todo mas hermoso de lo normal, las luces encendidas, el patio, creo que mis ojos nunca habían visto tanta belleza junta.Entremos. Dijo mi tía, y yo cumplí la orden como si fuese un robot.
Al abrir la puerta mi abuelo estaba sentado en un sillón leyendo un libro, se paro de inmediato y abrazo a mi tía, duraron tiempo abrazados y en esos breves segundo aproveche para observar la casa de forma disimulada. Escuche el sonido de alguien raspándose la garganta, mi abuelo me miraba con los brazos abiertos, sonreí y lo abrace con gran cariño. -Haz crecido mucho desde la ultima vez que nos vimos. Dijo con una enorme sonrisa en su rostro, froto mi cabello y me quito de en medio y tomo las maletas del suelo para ayudarme a llevarlas a la que seria mi habitación estas vacaciones.
Cuando mi abuelo abrió la puerta, Dios mio, era simplemente una habitación perfecta, me quede perpleja, parada en la puerta, las paredes eran blancas al igual que las mantas que cubrían la cama que estaba justo en el centro de la habitación, había una repisa llena de libros, pequeños cuadros y algunos cactus, un escritorio y un sillón. -¿Te gusta?. Escuche la voz de mi abuelo que me saco de mis pensamientos. -Me fascina, es preciosa. Puse mis maletas en una esquina y volví a el salón, donde se encontraban mi abuelo y mi tía, me senté en el sofá con ellos, estaban hablando de el viaje de mi tía a la playa, volvería en dos semanas, se iría en la mañana ya que estaban por dar las 9 p.m. -Me imagino que tienen hambre, ¿Que quieren de comer?, a mi se me apetece una pizza. Dijo guiñándome un ojo. -Pizza esta bien.
Media hora después llego la pizza y nos reunimos en la mesa para comer, no hacia falta hablar porque con la compañía de esas dos personas me sentía mas que feliz, sentí que todo estaba mas que perfecto.
Al terminar de cenar me despedí de mi abuelo y mi tía, entre a mi cuarto y busque un pijama, lo puse sobre la cama y entre a el baño, tome una ducha bastante larga con agua caliente, al salir mi mente estaba tranquila y el ambiente hacia que me sintiese mejor de lo que estaba, me puse el pijama y me tire en la cama, respire y cerré los ojos con una sonrisa en los labios.
Me desperté y se escuchaba el cantar de los pájaros, se sentía el olor a café y a plátanos fritos, camine hacia la ventana y se veían unos hermosos pinos, empecé a caminar por la habitación deslizando mis dedos por los objetos que había en ella. El sonido de alguien tocando la puerta interrumpió mi recorrido, mi tía abrió la puerta sin esperar respuesta. -Ya estoy por marcharme, ven, así desayunamos juntas. Fui a el baño y me arregle un poco, me cambie y baje a desayunar. Todo parecía estar delicioso, había café, huevos revueltos, jamón, tostadas y jugó de naranja. Me senté, al parecer ellos simplemente esperaban por mi, mi abuelo me puso ya un plato servido y empezamos a comer, esta vez, no nos quedamos en silencio, estuvimos hablando sobre el viaje de mí tía, se le veía muy emocionada y yo también lo estaba, me hacía feliz verla así, acabamos de desayunar y ayude a mi abuelo con los platos, mientras Yuliana acababa de arreglarse. Nos despedimos con un abrazo y nos quedamos en la calle viendo como el auto se alejaba en la carretera.
Ese día me lo pasé leyendo, encontré un libro que se me hizo bastante interesante se llama ''once minutos - Paulo Coelho'' . Mi abuelo salió a hacer unas cosas y yo decidí quedarme en casa, en verdad me fascina este lugar. Al llegar mi abuelo me aviso que saldríamos a cenar esa noche. Tenia una hora, lo cual me parecía muy poco tiempo, en verdad se me hacia algo muy complicado buscar algo lindo para ir a una cena, aunque creo que no importaba mucho ya que solo seria una cena con mi abuelo, pero nadie sabe lo que nos prepara el destino, así que me puse un vestido, unos tenis y una cazadora vaquera, me maquille un poco para no parecer un zombie, se que no era lo mas formal pero me sentía cómoda y creía verme linda. Mi abuelo me esperaba ya en la puerta, se veía bastante bien, llevaba una camisa blanca y unos jeans, la verdad pensándolo bien, se veía bastante bien para su edad, me abrió la puerta -Las damas primero. Me dijo. -Que caballeroso. Y ambos reímos justo al finalizar mis palabras, fuimos a el auto y comenzamos nuestro viaje.
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Mas que una adolescente
RomancePaola es una chica de 16 años, es una chica amante a la lectura y un tanto reservada con sus problemas pero siempre pendiente a como poder solucionar los de otros. Vive con su padre y su hermano mayor Cristian, ya que su madre siempre esta de viaje...