Capitulo 12

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Contemplaba el fuego, era de esos momentos que atesoraría por el resto de mi vida, sabia que seria así, nada me hacia dudarlo. 

Eran casi las 3 de la mañana, sentía que las horas pasaban como segundos, eran rizas y compañeros que te muestran lo bueno que es estar vivo.

Ya nos íbamos a casa, le había pasado mi numero a Eduard y se suponía que la tía Yuli iría mañana a casa. Camino a casa, el abuelo y yo conversamos sobre lo bien que la pasamos. La verdad no hay mucho que decir, estaba exhausta, tome mi celular y vi varias llamadas y mensajes de Gregori.

G: Keysi esta muy mal, esta en el hospital en cuidados intensivos.
G: Se que en este momento debes estar ocupada y por eso no me respondes, pero por favor, te necesito, ella te necesita.
G: Llámame en cuanto puedas!

Llame a Gregori de inmediato.
-¡¿Que mierda pasa?!
-...
-¡Responde!
-Keysi... Ella... Dios mio no se como decirte esto.
-¡¿Qué?!
-Keysi murió.
Mi corazón empezó a latir cada vez más rápido, a lo lejos escuchaba la voz de mi abuelo y sentía como me faltaba la respiración, todo se volvía turbio, hasta que ya no vi nada.

Abrí los ojos lentamente, parpadeando rápido para intentar ver con más claridad, estaba recostada del hombro de Gregori, estábamos en un funeral, me acerqué al ataúd que estaba en medio del salón y ahí estaba Keysi, delgada, vestida de blanco, con su cabello corto, se veía terrible, como uno de esos niños que mueren de hambre en África, sentía como mis ojos se llenaban de lágrimas, mi pecho dolía al pensar que yo pude ayudarla, yo pude evitar esto. Sentí una mano apoyada en mi hombro, Gregori me miraba con inmensa lástima, me acerco a el y me abrazo fuerte, yo solo lloraba desconsolada en su pecho, perdí las fuerzas en mis piernas, sentía que caería al mínimo descuido, pero el me apretaba más fuerte.
-No te dejare sola en esto, te amo.
Lo mire con los ojos inundados de lágrimas y sollocé como un bebé que necesita el ceno de su madre.

Me trajeron un poco de agua y logre calmarme.
-La anorexia -dije mientras de mis ojos salían gotas saladas como agua de mar- y yo deje que acabará con ella, es mi culpa, ¡Es mi maldita culpa!.
Gregori me acogió en su pecho y dejo un cálido beso en mi cabeza.

El padre rezaba, las personas lloraban, la ropa negra y el cielo gris, el viento soplaba batiendo mi cara y sentía que de mi escaparía algo, sentía que escapaba mi alma, mi corazón... escapaba yo de mi cuerpo. Una angustia y rabia controlaban mi cuerpo obligándome a hacer actos estúpidos, empecé a alejarme de todas las personas, caminaba cada vez más rápido, corría,  me detuve al tener un árbol inmenso frente a mi. Me recosté del árbol, iba bajando lentamente, sintiendo como mi espalda se rasgada con la corteza del árbol, caía y no sólo mi cuerpo caía. Buscaba mi celular en mi pequeña mochila, pero lo que recibí fue un punzón de algún objeto, mire y encontré un gillette, la tome y la arroje al suelo. -Eres una idiota... Tu eres culpable de que ella muriera. -Pensaba-. Me voltee y tome la navaja del suelo, empecé a darle vuelta con mis dedos, apreté los ojos, mis puños y la navaja contra mi brazo comenzó a abrir mi piel dejando escapar la sangre de mi, lo hice dos, tres, cuatro, cinco, seis veces y me detuve. Comencé a golpear el árbol, mis puños chocaban contra el duro tronco del árbol, de mi se sentía como si de mis poros salía rabia y de mis ojos dolor.

Sentí que los brazos de alguien me rodeaban impidiendo que yo pudiese moverme. Mi respiración estaba agitada y yo trataba de zafarme, siendo todo el esfuerzo en vano, empecé a calmarme y mientras me calmaba los brazos comenzaban a soltarme. -Tranquila, entiendo tu dolor, se que estas rota, pero te aseguro que las cosas mejorarán, yo soy tu chico desconocido, te amo y no dejaré que te destruyas.
Me sentía tan débil y vulnerable, no tenia las suficientes fuerzas para siquiera levantar el rostro a pesar de las ganas que tenia de saber quien era.

Mas que una adolescenteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora