–¡Hola otra vez, Miguel!
–¡Hey! ¡Volviste! – El chico salió del vecindario, empujando a Hiro para que lo acompañara afuera –Lo siento, no he visto a Tashi por aquí.
Dos días habían pasado desde su primer encuentro, el japonés tuvo que remorderse la necesidad de saber acerca de él (puesto que el camión no había tenido cambios de ruta) al tercer día no pudo más y se encontró a si mismo visitándolo tarde en la noche. Lo que hubiese dado por hacer sus visitas una costumbre.
–Oh, bueno; no te apures. Ya lo encontraré.
–¡Lo encontraremos! – soltó el menor –Ya sabes que te voy a ayudar.
La sonrisa del más alto fue tan directa que Miguel tuvo que desviar la mirada. Una mezcla extraña de confianza y bochorno se apoderó de él.
–¿Cómo has estado? – Hiro se sentó en el sitio de la última vez.
Miguel a un lado, ansioso de oír esa pregunta viniendo de alguien que no fuera algún familiar entrometido. La tensión diluida en el ambiente era de un matiz rojizo, mismo que se asentaba en las facciones de ambos.
–Bueno, me ha ido bien. En una semana es el festival del día mundial de la alimentación y ya me inscribí al concurso de música.
–¡Increíble! – valoró –¿Vas a cantar tu solo?
–Sí, de hecho voy a ir solo– el ligero rubor del mexicano se camuflajó gracias a la luz cálida del arco de la entrada, sus palabras se fueron apagando –Mis padres dijeron que irían, pero están muy ocupados con el trabajo. No creo que lleguen a tiempo.
–Yo voy contigo– confesó perforando la oración anterior –Yo no he ido a ninguno de esos festivales.
–¿Enserio lo harías? – la mirada del chico ingresó con ternura a Hamada.
Esperanza era lo que se leía en su mirada.
–¡Me encantaría! – logró acortar cierta distancia acercándose más al otro –¿Quieres ensayar frente a mí lo que vas a presentar ese día? Ya sabes, por si se te olvida la letra o algo yo te ayudo desde el público.
–Oh no, no podría– rio con nerviosismo –Prefiero que me escuches allá cuando esté listo que hacer el ridículo aquí. Me vas a poner nervioso y te dará risa.
–¿Qué? – rio el japonés –Tu ya me pones nervioso a mí, qué más da.
Miguel abrió los ojos con sorpresa, notando por primera vez lo cerca que estaban. Tomó cartas en el asunto alejándose apenas unos centímetros. No era que no le gustara, o se sintiera incomodo; era por todo lo demás que implicaba. Aun no estaba seguro de estar de acuerdo consigo mismo.
–A todo esto, ¿Cuántos años tienes? – preguntó el más alto, ahora mirando al cielo.
–Catorce. ¿Y tú?
–Diez y seis– ... –¿En serio tienes catorce? Pareces como de 11 o 12.
Miguel frunció el ceño, Hiro botó su puchero.
–Es broma– sonrió –Me agradas.
–Tú también me agradas– comentó ahora con más ánimo –Si tuviera un celular seguro que nos sacaba una foto.
Las palabras del menor llovían sobre la cosecha del japonés, lo había pensado tanto tiempo que dudó si quiera en preguntárselo. Algún indicio estaba a su favor al haber recibido tan gloriosa propuesta.
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-. Entre Nosotros.- (HIROGUEL)
FanfictionHiro es un chico de intercambio en México, que ha conocido por casualidad a quien se convertiría en su mejor amigo.