trece.

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El grupo de los perdedores no parecía ser el mismo que siempre. Los únicos que querían salir eran Beverly, Bill y Mike. Stan parecía estar demasiado ocupado estudiando, Eddie estaba enfermo según su madre y Richie ni siquiera cogía el teléfono. Ben estaba visitando a su familia de Pensilvania junto a su tía, por lo que el poeta no había estado junto a los demás cuando empezó el año.

Eddie no estaba enfermo. Simplemente actuaba como si hubiese cogido un resfriado, dando gracias de que su madre fuese tan sobreprotectora como para no dejarle salir o que nadie entrase en casa. No quería ver a nadie excepto a Stan, quién le había visitado un par de veces, prefería quedarse en casa, leyendo, escuchando música o simplemente durmiendo. Pero siempre tratando de encontrar una respuesta al comportamiento de Richie.

Parecía que su relación nunca funcionaría. Un día se gustaban, al día siguiente Richie tenía novia, luego se besaban, luego el moreno no quería nada. ¿Tal vez sólo le estaba dando de su propia medicina? No había pasado mucho tiempo desde que Richie le había besado en el planetario del museo y Eddie se había dejado justo antes de salir corriendo.

- ¿Me lo merezco? ¿De verdad lo hago...?- murmuró mientras cerraba el libro que reposaba sobre su regazo.

Era ya cinco de enero y no había vuelto a ver a ninguno de sus amigos desde la noche de Año Nuevo. Su madre había salido a comprar y estaba solo en casa. No podía negar que fuese aburrido. Quería ver a sus amigos, incluido Richie, aunque estuviese realmente enfadado con él. Eddie miró el reloj. Eran las cuatro y cuarto. Su madre no volvería hasta las seis. Rápidamente se puso en pie y corrió escaleras arriba. Se quitó su pijama amarillo y se puso unos vaqueros, una camiseta cualquiera y sus deportivas, tal vez demasiado usadas, y bajó de nuevo al salón. Cogió sus llaves antes de salir de la prisión en la que llevaba encerrado casi una semana.

Eddie trotó hasta su bicicleta y se montó en ella, pedaleando hasta el arcade. Allí es donde solían ir por las tardes, por lo que tal vez sus amigos estuviesen allí. La oscura sala estaba repleta de adolescentes y niños que jugaban frenéticamente a distintos videojuegos mientras modern love de David Bowie sonaba. Eddie caminó directamente hasta el juego, no, no era cualquiera. Street fighter, en el que los perdedores habían gastado cientos y cientos de monedas. Vio la cabellera roja y revuelta de Beverly y su pequeño rostro se iluminó con una sonrisa. Pero no era el moreno que esperaba ver el que pulsaba los botones mientras los demás daban indicaciones. Bill estaba frente a la pantalla mientras Mike y Beverly gritaban.

- Hola, chicos- dijo el castaño con sonrisa cansada mientras se acercaba. Los tres alzaron la vista hacia él, haciendo que un enorme 'game over' apareciese en la pantalla.

- Oh, m-mierda- murmuró Bill.- Hey, Eds.

- ¡Eddie! ¿Estás bien? Tu madre dijo que estaban muy, muy enfermo- Beverly sonrió levemente mientras Mike sacudía la mano como saludo.

- Sí, estoy mejor. ¿Vosotros? ¿Todo bien?- preguntó el pequeño mientras se acercaba a ellos y observaba la pantalla.

- Sí, aunque últimamente somos sólo nosotros tres... se hace algo aburrido- suspiró Mike.

- Me siento ofendida- rió Beverly, empujando al moreno levemente.

- ¿Y Richie...?- murmuró Eddie sin apartar la vista del videojuego.

- D-desaparecido. C-compré entradas para sonic y-youth, p-pensé que eso le haría s-salir, pero al parecer está algo c-cansado y quiere de-descansar antes de que comiencen las c-clases- informó Bill, introduciendo otra moneda en el videojuego y empezando una nueva partida.

- ¿Para ver a sonic youth? Dudo que algo le haga salir si no es eso...- Bev suspiró mientras se apoyaba en la pared.

- Y ahora, ¿con quien irás al concierto? ¿Con Stan?- inquirió Mike, rascándose la barbilla. Bill frunció el ceño y apretó los botones con fuerza.

 ## mixtape !! reddie. [EN EDICIÓN]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora