Stand By Me » Yoongi, BTS [En Edición]

Capitulo 10

Parece que lo único que puede hacer el corazón por mí, además de bombearme la sangre, es no dejar de latir presa a la tensión que he tenido minutos antes con Yoongi. Es por ello que apenas mis pies tocan el piso de mi hogar, echo a correr hasta mi habitación, lanzar la maleta en algún lugar sin ningún cuidado y tirarme a la cama buscando calma en el techo blanco casi grisáceo.

Y mi mente vuelve a él. En el hipotético caso de que Yoongi realmente comenzara... a gustarme... no podía decírselo. Definitivamente no podía.

¿Por qué?

Tengo bien clara la respuesta.

Porque estoy segura de que Yoongi no me vería de la misma manera, de hecho estoy segura que no lo hace desde ya.

Sólo en el hipotético caso de que me declarara, él me rechazaría y nuestra rara relación de amistad se iría al tacho. Ahí acostada en mi habitación, quería negarme a mí misma lo que comenzaba a nacer dentro de mí porque crecía con demasiada confusión. Quizá no me gusta, tal vez es solo por el momento que me siento así de confundida debido a que es el único "amigo" a quien veo muy seguido y aunque no planeaba tener citas o conocer más personas, siento la necesidad de buscar la forma de quitar de mi cabeza la idea de Yoongi como la persona de la cual me estoy enamorando, ¡ es que hasta suena irreal!

Decidida a que si sigo en la misma posición, Yoongi no dejaría de rondarme por la mente, levanto mi cuerpo agotado alejándolo de la cama para acercarme a la cocina y almorzar un poco de fruta porque el apetito decidió abandonarme al igual que mis ánimos. Además, estaba nerviosa porque no sabía cómo iba a ver a Yoongi ahora que vendría a mi casa esta noche junto a Saeng, aunque con el pequeño todo estaría más tranquilo, es curioso que me respalde en la presencia de un pequeñito que no tiene idea del revoltijo que ha hecho de mi su padre. Bueno, ni su padre lo sabe.

Intenté darme un baño con el único objetivo de dejar de pensar, pero ahí estaba la situación de Yoongi otra vez asomándose en mis pensamientos como si no existiera escape de ellos. Para empezar no podía dejar que Yoongi viera que puedo ser vulnerable ante su presencia o cualquier acto, él no podía saber que su cercanía me hacía sentir nerviosa ni mucho menos que ya no solo lo veía como un simple amigo. No, eso no pasará, él no se dará cuenta y todo será como antes, cuando mi mente deje de pensarlo... o eso espero. De hecho, ruego porque así sea.

Mi lugar estaba limpio pero traté de ordenar un poco más, a Saeng le agradaban los dulces de vainilla y me encargué de comprar muchos para que él pueda pasar una buena noche en mi hogar y como Yoongi tenía que pagar la apuesta él tendrá que usar una pijama que era tipo disfraz de vaca. Cuando compré aquel enterizo vi uno de un osito marrón del tamaño de Young Saeng y no dude en comprarlo y por si ellos me reclamaban que yo no tenía disfraz me compre uno de unicornio lila. Imaginar a los tres vestidos de esa forma me sacó una sonrisa borrando de inmediato todo lo que antes pasaba por mi mente, entonces fue en ese preciso momento, en el que fui consciente de mi sonrisa, que Young Saeng era la solución para todo, si me dedicaba a pensar en lo que a el pequeño podría gustarle, divertirle o desagradable tenía la mente ocupada y Yoongi salía de esta.

Necesito a Yoongi fuera de mi cabeza y si es que aún no ha entrado en mi corazón, también lo necesito fuera de ahí. Enamorarme de Yoongi no traería nada bueno, me lo repetí tantas veces posible pero al parecer aquella frase no era algo que mi mente quería aceptar.

***

—¡Papá aplesulate! —chilla el enano sentado el parte posterior del auto. —¡Noona dijo a las ocho!

—Que ya voy enano ¿No ves el semáforo? –mascullo sobre el volante. —¿Quieres que tu papá rompa las reglas?

—Si eso halá que llegemos lapido ¡Siip! —responde sacándome una sonrisa que intento borrar de inmediato.