"No hay amor suficiente capaz de llenar el vacío de una persona que no se ama a sí misma"
Irene Orce
CAPITULO I
Desde que somos pequeños se nos condiciona el concepto de amor. Entregarte a otros sin condición, eso es el ''verdadero amor'', pero ¿por qué está prohibido amarse a uno mismo? Nos sometemos a otras personas en una búsqueda continua de aceptación, cuando la única búsqueda que necesitamos está en nosotros. Nos imponemos expectativas tan altas de lo que debemos llegar a ser para cumplir con estándares sociales tan inalcanzables, que generan una imagen negativa de nosotros mismos en nuestra cabeza, llevándote a creer que no vales la pena. Al final, es más fácil buscar el amor que nos hace falta en otros, pero ¿cómo es posible amar a alguien más si ni siquiera nos amamos nosotros mismos?
LA HISTORIA DE MI HISTORIA
El humo de aquel cigarrillo que sostenía entre mis dedos se ondeaba frente a mí orgulloso cual bandera contra el frío viento, el fuego lo consumía premioso mientras se desvanecía ante mis ojos reduciéndolo a simples cenizas. El ruido de los autos se disipaba en mis oídos junto al cambio de luces de aquel semáforo situado sobre la acera donde me encontraba sentada en aquella fría banca. Eran apenas las 10:30 p.m. de un frío Noviembre. La gente transcurría al igual que el tiempo por las calles nocturnas de Madrid. Era imposible negar que todo en aquella ciudad era hermoso y aun así, yo no era feliz. « Eres patética» La voz de mi cabeza me atacaba desprevenida una vez más hundiéndome en aquella miserable frustración, mientras la necesidad de llorar no tardaba en hacerse presente.
Así era ahora: Soltera, fracasada, deprimida y sin un duro. Ni siquiera tenía donde pasar aquella fría noche. 28 años, una carrera profesional y aun así me había convertido en esto, en una inútil buena para nada.
Pero se preguntarán ¿cómo es que terminé así de hundida? Les cuento:
Hace apenas una semana atrás yo creía haber asegurado el éxito en mi vida puesto que lo tenía todo; una título universitario, trabajo, dinero, era independiente, todo lo último en moda y lo mejor de todo, era la prometida del famoso y prestigiado abogado Toneri Otsutsuki. Nos conocimos en Chicago Illinois, durante mi primer año de universidad, una tarde de primavera para ser exactos. Me encontraba leyendo en el patio de la facultad, en aquel entonces mis metas eran más que claras: convertirme en arquitecta y viajar por el mundo para fotografiarlo. La fotografía lo era todo para mí; hasta aquel día que conocí aquellos ojos coquetos. Aún recuerdo como te sorprendí mirándome, cualquiera hubiera desviado sus ojos, pero tú no, te quedaste ahí, presuntoso, entretanto sostenías la mirada. Arrugue un poco mis cejas por la sorpresa, tú esbozaste una sonrisa tan fresca y descarada dejándome anonadada, observando lo perfecto que eras. Desde ese día te convertiste en mi vida entera, viví día tras día para ti, aún recuerdo lo feliz que fui cuando me pediste mudarnos juntos. Despertaba 6:30 a.m. todas las mañanas, me ejercitaba durante 1 hora todos los días sin falta pues tú me decías lo importante que era cuidar mi figura. Me duchaba y arreglaba para preparar tu desayuno y cuando despertaras me encontraras fresca y radiante, después, preparaba el almuerzo y los dos partíamos a trabajar, tu volvías hasta la noche, yo sólo tenía un trabajo de medio tiempo como dibujante pues dijiste que cuando nos casáramos ya no iba ser necesario nada de eso. Volvía temprano a casa y me dedicaba a limpiar y preparar la cena para cuando volvieras te sintieras feliz. Por las noches me quedaba despierta esperando tu regreso, y cuando no volvías hasta la mañana siguiente, sólo sonreía y te preguntaba como estabas para no hacerte sentir mal. Era lo menos que podía hacer por ti, porque tú me quisiste cuando nadie más lo hizo.
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AMARME NO ESTA PROHIBIDO.
Fanfiction#FanficsAA2019 Hinata Hyuga un día se da cuenta que lo que llaman ''vida'' es una farsa, esforzándose por cumplir las expectativas de una sociedad vacía, materialista e insaciable, llevándola a recapacitar: ¿A dónde se fueron mis verdaderos sueños y...