#FanficsAA2019
Hinata Hyuga un día se da cuenta que lo que llaman ''vida'' es una farsa, esforzándose por cumplir las expectativas de una sociedad vacía, materialista e insaciable, llevándola a recapacitar: ¿A dónde se fueron mis verdaderos sueños y...
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CAPITULO XII
Si está en uncallejón sin salida, no sea tonto... salga por donde ha entrado
Jorge Bucay
FANTASMAS
Los días han pasado veloces desde la llegada de Neji. El año nuevo está realmente próximo, al igual que la entrega de mi proyecto. Trabajo arduamente día y noche, a tal grado que, apostaría que la silla de mi pequeña mesa de cuarto esta adquiriendo la forma de mi culo. Los nervios no me abandonan en ningún momento, al igual que el estrés, y no es para menos, no puedo darme el lujo de fallar. Esta es mi oportunidad para hacerme nombre en el negocio de la arquitectura, y no hay mejor tarjeta de presentación que un cliente satisfecho; pero, el hecho de que mi cliente nunca se hubiera presentado directamente conmigo despertaba en mi mucha inquietud.
Talle débilmente mis parpados, al mismo tiempo que me masajeaba la sien. La vieja laptop que Sai tuvo la amabilidad de prestarme, hacía las cosas lo más rápido que podía, eso se traduce a: ¡una eternidad! Había perdido ya la cuenta de las veces en la que la pantalla marcaba un grande y siniestro «fatal error», logrando desquiciarme.
- Paciencia, Hinata -me repetía constantemente. Comenzaba a sentir pesados los parpados, suspiré suavemente mientras me acomodaba mejor sobre la silla, e inconscientemente, me fui abandonando a los brazos de Morfeo.
Pegué un gran brinco de susto al escuchar un estruendoso ruido proveniente de mi puerta, no sabía cuánto tiempo me había quedado dormida. Giré instintivamente hacía allá y la vi abaniqueando de par en par, anunciando la escandalosa llegada de cierto idiota.
Perpleja, pestañeé varias veces mientras lo veía sonreírme de forma arrogante, pero, cuando logré reaccionar, la sangre comenzó a burbujearme de enojo. Estaba al borde del colapso, sólo era necesaria una pequeña chispa, y Kiba, lo había conseguido.
- ¡Pedazo de imbécil! -grité histérica-. ¡¿Qué te pasa?! Casi me matas de un infarto.
Sus ojos se curvearon de gusto por mi reacción, logrando enfurecerme aún más. Ignorando totalmente mis gritos, atravesó la habitación en 3 largas zancadas hasta estar frente mí, se colocó de cuclillas y comenzó a examinarme minuciosamente.
- ¿Qué? -ladre. Lo vi morderse la lengua para no reírse, fingió una falsa tos y después, puso cara de preocupado.
- Dios mío, Hinata. ¿No te has dado cuenta aún?
- ¿De qué?
- De lo fea que eres -comenzó a reírse como loco mientras señalaba mi cara con su dedo índice derecho. Quería golpearlo, o mejor aún, asesinarlo. Sentía el flujo de mi sangre hirviendo extendiéndose a través de mi cuerpo. No lo pensé más, me incliné violentamente hacía al frente y le mordí el dedo.
- ¡Aaaaaay! -pego un chillido de dolor-, ¿qué te pasa? ¿estás loca? ¡Suéltame!
Coloco instintivamente su mano sobre mi frente, buscando apartar su dedo de mi boca, pero lo mordí aún más duro.
