Espinas

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Sinopsis:

Elizabeth Sei es una joven que cumple su sueño de ingresar a la más nueva y prestigiosa secundaria Americana, situada en Argentina.

Todo va bien hasta que en su vida se topan, no dos, sino que tres muchachos cuyas intensiones son un poco más intensas de lo normal. Ahora ella tendrá que averiguar cuáles son sus verdaderos sentimientos, si influyen en sus oscuras acciones  y con eso  la verdad sobre quién es en realidad.

Y tras esto una sola pregunta podría aclararle todo, ¿Qué tan fantasiosos son los mitos?

                                                         ESPINAS

               Prologo: El llanto

21 de septiembre de 1997

Margaret y su joven esposo Héctor estaban cenando en su restaurante favorito, "La noche de sorpresas", hablando y riendo sobre la maravillosa estadía en Chile por su luna de miel, hacia tan solo un mes.

 Las quejas de Margaret sobre lo mucho que come Héctor no tardaron en volver a pronunciarse, el aludido se defendió por milésima vez ya cansado de lo tediosa que ella podía llegar a ser.

Soy hombre Marga, mi estómago no es como el tuyo.

No, el mío es de humano.

Ella rió como loca, jamás se cansaría de enfadarlo así, y luego de unos segundos Héctor se unió a su esposa. La amaba más de lo que creía y ella a él.

En medio de sus risas, una lluvia repentina hizo presencia para arruinar la magnífica velada.

Héctor, vámonos a casa ¿Qué dices?

A sus pucheros el joven se levantó de la mesa tomándola del brazo caballerosamente.

Esta bien querida, de todas formas me pego el sueño.

Esta lo miro juguetona.

¿Ya envejeces?

Sin gustarle su juego la escoltó hasta la puerta.

—No, es el trabajo que me tiene estresado.

Esta rió sonoramente por su reacción poco simpática ante su observación y lo siguió.

Una vez fuera Margaret notó que las gotas no eran muy usuales, era como si fuese la primera vez que viese llover o mejor dicho que se sintiera tan a gusto con cada gota derramada sobre su cuerpo.

 Héctor se sentía igual, si fuese por él se quedaría horas y horas mojándose hasta que acabara ese temporal, pero volviendo a la realidad, tenía una esposa que atender, una salud normal que cuidar y un cómodo auto esperando.

Resignado sacó el seguro del auto y fue entonces que escuchó a alguien chitarle.

Miró a su mujer quien estaba igual de cohibida buscando el origen de dicho sonido. Al reiterarse el sonido  advirtió que provenía del callejón junto al restaurante.

¡Eh!

Era una voz juvenil y agitada.

Héctor pensó seguramente se  trataba de  un adolecente drogado o borracho tirado en medio del callejón sin siquiera saber su nombre en aquellos momentos.

 Pero él era alguien conocido por su amabilidad, al menos trataría de conseguir que la policía o sus padres lo encontrasen. Sabiendo lo riesgoso que podría ser le sugirió a Marga:

Quédate aquí, en seguida vuelvo.

Antes de que pudiese reclamarle este se fue hacia lo oscuro, se adentró y no vio a más que cestos de basura, charcos de agua, mugre y unas cuantas ratas con cada refusilo del cielo.

 El callejón le ponía los pelos de punta y no era para menos se dijo, parecía una de esas escenas de acción en "Underworl", donde hombres lobo salían de las alcantarillas y los vampiros de los rincones tétricos  de este.

¿Pero qué...?

 Sus preguntas fueron interrumpidas por un cercano  sonido metálico, como si hubieran azotado un sexto.

 Con un gran refusilo vio que así fue y no solo eso, sino que pudo divisar a una figura corriendo hacia quien sabe a dónde. Sin más demora Héctor lo siguió gritándole

 ¡Espera vuelve!  Puedo ayudarte, ¿necesitas algo?

El o la fugitiva solo respondió.  

—¡Sígueme por favor!—También con su grave voz rebelando su sexo masculino.

 Héctor lo siguió sin importarle el hecho de estar empapado ya que más grande que su necesidad de limpiarse era la curiosidad que le carcomía dentro.

¿Por qué quería que lo siguiera?, ¿quién era?

En cuanto sintió sus pulmones por explotar el callejón llegó a su fin y lo perdió, era como si fuese un gato o algo parecido, un momento lo tenía a centímetros y al otro desaparece cual fantasma. Pero lo que más lo asombro fue que frente a él, en un tarro con tapa, y con la noche y lluvia encima, un hermoso canasto de ramas y raíces verdes se hallaban frente a él.

El objeto llevaba en medio de su contenedor muchas flores rojas tapando su contenido y que no parecían inmutarse  siquiera por la lluvia puesto a que estaban intactas, gota que caía, gota que desaparecía.

Una risita histérica burbujeo desde su garganta y sin más llamo al celular de su esposa

—¿Que paso? estoy esperándote en el auto. ¡Casi llamo a la policía!

—Lo siento pero Margaret tienes que acercarte al final del callejón ¡ahora!, no vas a poder creerlo.

Su Margaret no entendía nada.

— ¿Estás loco o solo practicabas en eso? 

Este dio una risita.

—¡Ven!

Y como le pidió, en menos de un minuto ella estaba junto a él, empapada hasta el cuello y con la boca desplomada.

Lo miró sin saber qué hacer o decir, entonces el tomó la iniciativa recogiendo un puñado de flores y sacándolas al aire, ella lo igualó hasta que no quedó ni una flor revelándoles algo que nunca hubieran creído que encontrarían.

Definitivamente eso cambiaría todo su mundo, su historia, sabían que no volverían a la situación del restaurante sintiéndose completos con ambos ya que desde ese momento necesitarían algo más para sentirse llenos y unidos. 

Holaaa ... :D soy nueva en esto y cualquier recomendación será bien recibida.. tal vez el epilogo sea algo aburrido pero plis banquenme y sigan leyendo todas las semanas subiree un nuevo capitulo. Besishoos.

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