CAPITULO 17 EL AMOR SIEMPRE TRIUNFA

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Arnold lloraba mientras sujetaba a Helga, no la quería soltar temía que si lo hacia ella se iría para siempre, en ese momento.

-¿A-A-Arnold? –Helga le dijo en un pequeño susurro –Mira –Enseño lo que tenía en su mano, que por un momento brillo antes de entregárselo.
-El corazón de los ojos verdes, ¿pero cómo? –Dijo arnold confundido
-Arnold, tú también eres muy importante para mí en mi vida y tampoco está completa sin ti –Dijo Helga, mientras le sonreía
-Hijo, será mejor que la llevemos a un hospital –Dijo Stella
-Espera Stella tal vez con el corazón se pueda hacer pero no sé cómo se usa –Dijo Miles, dudando
-Bien entonces….
Pero en ese momento que arnold se relajó, la naturaleza también lo hizo y la sombra se liberó y se fue contra ellos, queriendo acabar con todos.
Lanzo a sus padres hacia un lado y se dirigió hacia él y Helga, ella ya estaba consiente por lo que trato de ponerse de pie nuevamente pero inútil.
Arnold en un movimiento cubrió a Helga con su cuerpo e involuntariamente se cubrió con su mano donde tenía sujetado el corazón de ojos verdes y espero el golpe, cerró los ojos.
La sombra fue atacada por una luz blanca cegadora que salió de la piedra y solo se escuchó su grito estruendoso y desapareció solo quedo el bastón, que de pronto la piedra ya no era de color rojo si no verde y no tenía esa horrible figura de demonio.
En ese momento todos los guardias, reaccionaron y sus ojos volvieron a ser verdes, pero cayeron, desafortunadamente unos murieron al instante porque ya no había alma en ellos, por suerte no fueron tantos, la mayoría presentaba desnutrición según su padre quien los revisaba rápidamente.
Traía en sus brazos a Helga, mientras Alan se quejaba una y otra vez de que él pudo haberla cargado pero Helga no quiso, aun cuando estaba perdiendo la vida ella solo quería estar cerca de él.
Al llegar a la aldea, todos se apresuraron a tomar a los heridos y empezar a curarlos, en cuanto Helga fue llevada a la cabaña donde el jefe de la tribu trataría de salvarla.
-Voy a necesitar el corazón de ojos verdes, creo que ya funciona.
-¿Qué quiere decir con ya funciona? ¿Qué no funcionaba? –Pregunto arnold preocupado
-Así es, cuando los reyes murieron esta piedra jamás pudimos accionarla nuevamente, por lo que llevaba años dormida sin vida, pero al parecer ahora vive nuevamente por el amor que hay entre ustedes dos –Dijo refiriéndose a arnold y Helga –Gracias al poder del amor la sombra fue destruida como esa vez, por lo menos por el momento, espero que no vuelva esta vez, y gracias a esto también podre salvarla, al menos eso espero.
Dicho esto el jefe ingreso a la cabaña…
-Bien mucho gusto Sres. Shortman, me da gusto que arnold si los haya logrado encontrar, ese niño es especial y es especialmente uno de mis alumnos especiales y consentidos –Decía Simmons
-Nosotros también estamos felices de que por fin podamos estar libres nuevamente –Decía Stella
-¿desde cuándo los tenían aprisionados?
-Desde hace 5 años
-Que terrible
-Así es profesor Simmons
Arnold solo miraba hacia la puerta de la cabaña no quería que Helga lo dejara, de repente Mayna se acercó y le dijo –Arnold mi abuelo dice que ya puedes pasar.
Arnold estaba intranquilo, hasta no ver a Helga no estaría tranquilo, así es que respiro hondo y entro a la cabaña, inseguro de lo que iba a encontrar dentro de esta.
Al entrar vio a Helga sentada platicado tranquilamente con el jefe de la tribu, ¿Cómo es posible? Hace una hora no estaba así, estaba sin evitar agotarse con tan solo unas palabras que decía.
-Rey arnold, le explicaba a la pequeña reina que el poder del amor que se dieron mutuamente en la batalla, hizo que el corazón apareciera en las manos de Helga, con el cual pudiste derrotar a la sombra –Ambos se sonrojaron perdiéndose un poco del resto de la conversación después de la palabra amor –Gracias a esto también el corazón de ojos verdes, volvió a tener su poder y con esto he podido sanar la herida que tenía Helga.
-¿entonces ya está bien? ¿Quiero decir ya no tiene nada?
-Así es arnold ya no tiene nada mira tú mismo
Le enseño la herida que hace un momento al venir a la aldea, Helga tenía en un costado del estómago, parecía como si nunca hubiera pasado.
Tenía la piel normal sin ninguna marca de nada.
-Bien entonces ¿Por qué no vamos a comer y ahora si a celebrar? –El jefe dijo esto y se salió de la cabaña.
Helga y arnold se quedaron unos minutos ahí, pero después salieron, y caminaron un rato por los alrededores, mientras todos estaban celebrando, arnold quería estar a solas con ella por lo que le agrado la idea, se tuvieron que escabullir uno a uno porque Alan estaba furioso, por lo que paso en la batalla.
-Helga necesito decirte algo
-Dime ¿qué pasa Arnoldo?
-Bien lo que sucede es que yo bueno, quería decirte que tú me…..tú me gustas y mucho….es más me gustas tanto que yo…..yo….Helga….yo –La tomo de las manos y se acercó a ella
Helga sonrojada simplemente se dejó abrazar
-Te amo Helga –Dijo arnold
-Yo también te amo arnold –Dijo Helga mientras cerraba los ojos y arnold la besaba
En ese momento nada importaba ya, para ellos después de una larga y dura noche, esto era la recompensa que tenían, esa burbuja de amor creada por ambos y solo para ellos, sin nadie mas, simplemente sus corazones importaban en ese instante, solo importaba el latido descontrolado que estos emitían, hasta que…
-Arnold viejo tu papa esta…….oooh…. ¿Qué hacen?
-¡GERALD! –Reclamo arnold más enojado que avergonzado pues había interrumpido su momento de ambos.
-¿Eh? ¿Cuándo? ¿Dónde? ¿Quién? –Decía Helga quien no reaccionaba.
-Gerald…estábamos…..es decir que…. ¿Qué paso? –Dijo arnold entre nervioso y enojado
-Lo siento viejo pero tu papa quiere que vayas, y no se preocupen diré lo que ustedes digan, hare como si no hubiera visto eso.
-¿QUEE? –arnold y Helga dijeron al unísono
-Lo que ustedes digan –Dicho esto Gerald se fue.
Helga y arnold decidieron regresar, se la pasaron genial, los ojos verdes estuvieron gustosos de celebrarle a sus reyes y amigos de estos, para celebrar incluso muchos fueron a pescar muchos peces y otros se fueron a casar algún animal para comerlo, no lo hicieron delante de los niños ya que tal vez sería algo impresionante ante sus ojos.
-Rey arnold –Dijo Mayna
-Sí que sucede Mayna, oh por cierto solo dime arnold
-De acuerdo arnold –La niña se sonrojo
-¿Si?
-¿Quisiera……..quisiera saber si puedes aco-ompañarme por más leña? –Pregunto tímidamente
Helga estaba a su lado hablando con sus padres de arnold, se veía que a ellos le había caído excelentemente bien Helga, arnold no se quería perder ningún detalle, además no quería separarse de Helga, su Helga, así que con la mayor amabilidad que pudo rechazo a Mayna.
-Lo siento Mayna pero quiero estar aquí junto a mis padres y amigos
-¡Oh! Entiendo está bien –Dijo muy decepcionada y un poco molesta
Siguieron la fiesta hasta que se cansaron, los ojos verdes ofrecieron que se quedaran hasta el día siguiente y además unos cuantos ojos verdes los llevarían al hotel donde se hospedaban y donde estaría el resto de los alumnos.
Como a la media noche casi todos se fueron a dormir, arnold estuvo todo el tiempo junto a sus padres, los amaba tanto y estaba tan feliz de poder tenerlos nuevamente sanos y salvos, al parecer esa sombra no era tan mala del todo, se encargó de mantenerlos con vida, esto obviamente con un objetivo diferente a la vida.
Sus padres y casi todos sus compañeros se fueron a dormir, a excepción de Gerald, Phoebe, Helga y Alan, obviamente no la quería dejar sola.
-Bien ya tengo sueño, Helga ya vámonos, te dejare en la cabaña donde dormirán las niñas –Dijo Alan dándole la mano
-Claro que no, ¡fenomenal! Alan, casi muero y tú solo piensas en dormir cuando a mí me gusta estar platicando con Phoebs mientras miro la hermosa luna –Dirigió su vista hacia el cielo no sin antes voltear a ver un cabeza de balón que andaba por ahí.
-Pero ya es hora de dormir, además que interesante puede tener ese pedazo de globo flo….
-Mucho cuidado Alan, si es que quieres que mínimo simpaticemos no te metas más con mis gustos, niño estúpido, eres un niño insensible y poco perceptible y obviamente no tenemos nada en común, sería lo mejor que le dijeras a tu padre que se olvide del trato obviamente sin decirle algo que haga que lleve a la quiebra a Bob.
-No tendrás suerte el matrimonio seguirá en pie y dentro de unos años serás mía y no podrás hacer nada.
-Das asco Alan –Dijo arnold –Helga es una chica sensible dejara que haga lo que le gusta y eso incluye también dejara elegir, si no lo haces ninguna chica te querrá nunca
-¡Tu cállate imbécil!
-¡YA BASTA! Por dios Alan acabo de sobrevivir, mínimo ten consideración de eso y por ahora deja de fastidiar y si te vas a quedar a vigilarme está bien pero sin quejas, si no mejor ya vete a dormir
Helga lo dijo muy seria, Alan se calló y por una vez en la vida desde que la conoció, decidió dejarla y que hiciera lo que se le pegara la gana, estaba harto.
Gerald y Phoebs se despidieron una hora más tarde y cada uno fue a sus respectivas cabañas.
Arnold se acercó al tronco donde estaba Helga y la observo, estaba tranquila y sus ojos reflejaban la luz de luna llena, parecía que le gustaba a Helga, le recordaba a la chica de sus sueños a la doble de Helga entonces pensó, que estúpido fui, todo este tiempo Helga siempre ha sido tal cual es, yo fui un idiota por no darme cuenta.
-Geraldine, perdóname –Dijo arnold, ella lo volteo a ver con una cara confusa –Siempre tuve frente a mi a la chica de mis sueños y nunca pude verlo bien, eres buena con ese caparazón de rudeza que creaste para que nadie te lastimara
-En realidad yo soy asi si Arnoldo
-Claro que no Hell, tu y yo lo sabemos, eres dulce, gentil, amorosa, poética, amable y tienes un toque de sinceridad con el que dices las cosas, aunque parezcan a veces groseras de tu parte, sé que es parte de ti también esa parte de rudeza y eso querida Helga te hace única y especial.
-Gracias arnold –Dijo sonrojándose
-Helga no hay de que, solo dije la verdad –Se acercó a ella y la beso tiernamente.
No dijeron nada no había necesidad ambos sabían lo que sentían por ambos y se abrazaron mientras observaron la luna y las estrellas de la noche, en su momento de inocencia y amor, Helga había esperado tanto por eso que quería que no terminara nunca esa noche, se sentía la más dichosa del mundo.
Lo que no supieron ambos rubios es que Mayna estaba observando desde su cabaña, ella estaba furiosa, siempre pensó que si el rey arnold del que tanto le hablaban, cuando llegara seria para él y nada más para él, pero parecía que tendría problema en eso que tanto ansiaba, porque ella quería que el rey se casara con ella para ella así ser reina, esto más que nada para tener el respeto y admiración de los demás.

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