LA BÚSQUEDA DE SAN LORENZO

CAPITULO 15 EL CORAZÓN DE LOS OJOS VERDES

-¡¿HELGA?! –grito arnold a la rubia que estaba saliendo de la montaña
-Shhh arnold ¿estás loco que te sucede? nos pueden descubrir viejo –Gerald le tapó la boca

Pero Phoebe ya estaba levantándose, pues Helga ya estaba a unos pasos de ellos. Se le veía rara, sus ojos ya no eran azules estaban totalmente negros y no mostraban ningún brillo o alguna emoción, estaban totalmente ausentes, parecía que no vivía nadie en ese cuerpo, daba escalofríos, llevaba puesto un vestido color negro que la hacía ver mucho más pálida (era negro con detalles rojos, llevaba una pequeña corona de color negra)
Helga estaba totalmente pálida y no parecía reconocerlos porque en ese momento les arrojo un poco de fuego con un bastón que tenía en sus manos.

-!!!!! AAAAAH¡¡¡¡¡¡ -Gritaron los niños quienes huyeron de ahí.
Arnold si grito pero solo se escondió unos momentos, después vio que uno de los guardias se acercó a Helga, pero se retiró nuevamente y cuando ella también se iba, arnold la jalo de la mano.
-Helga ¿qué te pasa? Podrías habernos herido
-¿Quién eres tu sirviente? ¿Cómo te atreves a maltratarme?
-No soy un sirviente, soy tu amigo, nos conocemos desde hace años soy arnold, ¿Helga no me recuer…….no me recuerdas? –Dijo esto último con un nudo en la garganta
-No –Dijo ella fríamente
-Pero…..
-Sera mejor que te vayas a mi amo no le gustan los intrusos, adiós –Dicho esto se fue
¿A su amo? Arnold no entendía nada que es lo que estaba sucediendo, ¿acaso llego demasiado tarde? No, no podía vencerse ahora que había visto que Helga seguía con vida, trataría de entrar a la cueva, así es que empezó a buscar al resto de sus compañeros
Los encontró un poco más alejados de aquella montaña.
-Bien Gerald, entonces mientras Oliver les dispara estas pequeñas agujas a esos guardias, nosotros entraremos a la cueva, buscaremos a mis padres y Helga, en cuanto los tengamos saldremos con ellos.
-Bien arnold suena un buen plan, pero tienes que llevarte esto –Le dijo Oliver dándole el corazón –La reina Helga sigue en ese mal de sueño y lo peor ella hace sus acciones dependiendo a lo que ella vive dentro de su mente, no está consiente, pero si permanece de esa forma hasta que el sol salga será demasiado tarde nunca volverá –Dijo Oliver esto último con voz de pánico.
-Muy bien, ¿entonces con esto podre ayudarla? –Pregunto arnold observándola la piedra de corazón era azul como los ojos de Helga pero la piedra de en medio era de color verde como los suyos, era de crista como diamante.
-No lo sé arnold, nunca la hemos ocupado porque no sabes hacerlo.
-De acuerdo, vamos Gerald
-Espera yo también voy
-Alan viejo pero en que nos vas a ayudar, en recordar ¿qué Helga es tu prometida? –Dijo Gerald
-No de verdad quiero ayudar
-está bien Gerald que venga, nos ayudara.
-bien
Empezaron a avanzar hacia la montaña, esperaron un poco y Oliver empezó a enviarles esas ajugas a los guardias, la primera le fallo pero antes de que este empezara a alarmar a los demás le dio el segundo directo a la garganta y después al otro, ambos cayeron desplomados al suelo.
Arnold, Gerald y Alan, ingresaron. La cueva se veía oscura a pesar de las antorchas, estuvieron avanzando, hasta que llegaron a una tipo celda y alrededor había más, en ese momento.
-Tengo hambre, ¡VAMOS A MORIR! –se quejaba Harold
-Tranquilo Harold alguien vendrá ya verás –Decía Sid.
-Bien, Alan y Gerald vayan a sacar a Harold y Sid que están aquí y yo seguiré buscando a mis padres.
Cuando se acercaron a la celda, tuvieron que callar a Harold y Sid porque estuvieron a punto de gritar de la emoción.
-Por fin que bueno que vinieron –Dijo Harold
-Si empezaba a preocuparme demasiado
-Tranquilo Sid en un momento los sacamos –Dijo Gerald
Arnold avanzo unas celdas más preguntándose ¿Por qué hay tantas? Si no hay nadie más que mis amigos y deberían estar mis padres, empezó a sentir miedo y un vacío no los veía, hasta que…
Volteo hacia la izquierda y luego derecha y luego, de pronto vio a un hombre rubio alto, abrazando a una mujer de cabello rojizo y de estatura media y delgada, la tez de ambos era blanca, pese al sol no se habían bronceado mucho.
¿Desde cuantos años estarían en esta celda, fea y sucia? Los observaba y sabía que si eran sus padres, a pesar de no conocerlos en persona, el sabía que eran ellos por las fotografías y a pesar de 11 años los miraba y se daba cuenta de que si eran ellos.
-¿Mama? ¿Papa? –Fue un susurro casi inaudible, pese a eso su padre lo miro y se sorprendió
-¿arnold?
-sí, papa soy yo –Dijo el cabeza de balón con inmensa felicidad
-No lo puedo creer ¡NO LO PUEDO CREER, HIJO ERES TU MI HIJO SI QUE ALEGRIA POR FIN PUEDO VERTE! –Grito su papa, se despertó su mama
-¿QUE PASA, MILES?
-MIRA ES ARNOLD NUESTRO ARNOLD, ESTA AQUÍ, AQUÍ ESTA, ¡NO LO PUEDO CREER!
-¿ARNOLD? –Lo miro su mama –MI HIJO ESTA AQUÍ, ¡NO ES POSIBLE!
-Hola mama, ya habrá tiempo de explicarles ahora tengo que sacarlos de aquí.
Tomo una piedra y rompió el candado que había en la reja, no sabía si estaba muy débil ese candado o en realidad tanta fue la emoción contenida que por eso ya no esperaba a que ellos salieran y pudiera abrazarlos.
-¡MAMA! ¡PAPA! LOS EXTRAÑE MUCHO –por fin después de 11 años él podía abrazarlos
Su madre estaba llorando al igual que miles no sabían que decir, estaban avergonzados por haberlo dejado tanto tiempo solo, aun cuando sabían que el padre de miles y su esposa se hicieron cargo de arnold con mucho amor, se veía que él siempre quiso estar así, abrazados entre ellos.
Ellos solo lograron corresponderle el abrazo a arnold, estaban tan felices que poco se percataron de la presencia de cierta rubia, que al escuchar los gritos fue a ver que sucedía, pero al ver la escena paternal se quedó en shock.
-Nunca he tenido algo así –Murmuraba mientras veía a Arnold con sus padres
Helga se sentía más triste porque nadie se ha preocupado así por mí, ¿Por qué mi familia nunca ha podido ser eso una familia?, empezó sollozar nuevamente y arnold y sus padres escucharon.
-¡HELGA! –arnold corrió hasta donde estaba ella
-¡ALEJATE DE MI, RECUERDA QUE ERES UN SIMPLE VASALLO Y YO SOY TU REINA TIENES QUE ARRODILLARTE ANTE MI! –Grito Helga para que la voz no se le quebrara
-Pero Helga, yo te quiero no quiero que estés triste –La tomo de las manos –Helga regresa a mi por favor no quiero perderte, mira encontré a mis padres, ¿recuerdas que por eso estamos aquí? Tú me ayudaste –Se acercó más a ella y la abrazo
Ante este acto Helga algo en su interior reacciono, ¡Arnold! Es mi amado arnold, el si me quiere no es lo que soñé o era ¿realidad?
En ese momento llegaron sus amigos pero no solos detrás de ellos venían guardias tratando de atraparlos, y separaron a Helga de arnold.
-Reina tiene que ir con el amo, no se acerque a esta gente la puede confundir –Dicho esto se la llevaron dos guardias
Mientras se iba ella no quito la mirada de arnold, el tampoco lo hizo e incluso trato de seguirla pero sus amigos se lo impidieron, sus padres se pusieron a pelear con los guardias, aventaron todo lo que tenían a su alcance, al percatarse de esto los niños también empezaron a soltar golpes a los que se le acercaban, afortunadamente solo eran 4 guardias, de ser mas no la hubieran contado.
-No les hagan mucho daño –Dijo su padre al ver a Gerald quien iba a enterrarle una rama a uno de ellos –Son ojos verdes, están en el mal de sueño pero aun tengo la esperanza de que al derrotar a la sombra ellos vuelvan a la realidad.
-De acuerdo Sr. Shortman –Dijeron los niños
-Papa tengo que ir por Helga –Dijo arnold quien ya se dirigía nuevamente para el otro lado de la cueva
-Espera arnold –Dijo su madre quien lo tomo del hombro –Sé que tu amiga es muy importante para ti pero no puedes contra la sombra mientras no tengamos el corazón de los ojos verdes, se supone que accionarlo que no sabemos tampoco cómo se podrá derrotar a la sombra, tenemos que ir a la aldea.
-Mama, papa yo tengo el corazón, me lo dio el hijo del jefe de los ojos verdes, Oliver me lo dio por si lo necesitaba.
Sus padres estaban impresionados no creyeron que gente como los ojos verdes dejarían en manos de un niño de 11 años un gran tesoro como este ya que era su más preciado tesoro que han tenido guardado durante años, por lo que observaron maravillados la preciosa piedra que arnold les mostraba ya que nunca en todos estos años habían tenido el privilegio de ver el corazón de ojos verdes