07.

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Ya había pasado un mes desde aquella nota y para mi suerte, no había sido la última en aparecer.

Ahora cada Martes después de clases, encontraba una de esas características hojas de cuaderno pegada en la puerta del aula de música para levantarme el ánimo.

Gracias a esas notas empecé a superar a Jimin. Admito que aún me resultaba doloroso mirar cuando se besaba con Roxana o ese tipo de cosas, pero sin duda alguna aquella sensación lastimosa se había vuelto más soportable con el pasar de los días.

Al final de todo, ella había aceptado mudarse con Jimin tal como lo había imaginado y ahora se encontraban preparando todo para la mudanza. Me alegraba por ellos, se veían felices con la noticia y resultaba lindo verlos hablar de ello cuando se ponían nerviosos.

Después de aquella tarde comiendo pizza con Sehun, el chico desarrolló una gran curiosidad por descubrir quien era la persona detrás de las notas y empezó una pequeña investigación secreta a la cual llama "Operación cupido", porque según él, detrás de esa linda caligrafía podría encontrarse el amor de mi vida.

Para resumir... Las cosas empezaban a mejorar, y se sentía jodidamente genial.

- ¡Oye amigo, no te quedes ahí!

- ¡En un momento, aún no me la entregan! - Grité en dirección al auto de Jimin y luego regresé la mirada hacia la caja registradora, donde se encontraba una chica bajita y con acné mirándome aburrida. - Eh... ¿Cuánto falta para que salga mi hamburguesa?

- Entre quince y veinte minutos - Respondió la chica acné secamente - Se acabó el gas de la parrilla para carne y están instalando el otro tanque

- ¿Habla en serio? - Me quejé con desesperación mientras comenzaba a tamborilear con los dedos sobre el mostrador.

- ¿Te parece que estoy jugando, muchacho?

Gruñí frustrado y apreté los puños, me desesperaba ver trabajar aquella chica en caja cuando se notaba a leguas su poco tacto con el cliente, ¿A quién se le ocurriría poner a alguien así a atender a todo el que llegase a aquél lugar?.

- Bien, como sea... - Me di la vuelta y avancé a la salida del local, asomando la cabeza por la puerta. - ¡Mejor vayan ustedes y yo los alcanzo allá, esto tomará un rato!

Jimin asomó su cabeza por la ventana del auto y juntó sus cejas en una mueca. - ¿Estás seguro?, igual podemos esperar

- No,no,no... La chica de la caja parece querer asesinarme con su rayo láser en cualquier momento, mejor ustedes vayan al departamento y yo llegaré después... Igual no queda muy lejos - Insistí nuevamente, habíamos estado trasladando muebles en el auto por horas y ahora Roxana iba dormida en el asiento del copiloto mientras Jimin la cuidaba. No me gustaba hacerlos esperar, así que lo mejor sería quedarme por la comida y que ellos fueran a casa para que Jimin pudiese acomodar a Roxy en una cama y dejarla dormir más plácidamente.

- ¿Seguro de que...?

- Qué sí Jimin, ahora ve y cuida de tu novia, ¿Quieres?

El pelinegro terminó por aceptar la propuesta de mala gana y seguí el auto con la vista hasta que desapareció a unas pocas calles, entonces regresé al restaurante de comida rápida y tomé asiento en la barra a esperar mi comida.

Pasaron alrededor de diez minutos hasta que por fin obtuve mi tan deseada hamburguesa, y para mi mala suerte, la carne estaba algo cruda así que a fin de cuentas terminé tomando una malteada de frutos rojos y comiendo papas fritas.

- Me hubiera ido con Jimin... - Solté en rezonga, terminando de lavar mis manos en el baño del restaurante. - Podría estar comiendo galletas ahora mismo, aish...

La puerta interrumpió mi pequeño discurso irritado y rápidamente apreté la boca para evitar decir cualquier otra palabra. Cerré la llave del lavabo y sacudí mis manos un poco antes de restregarlas con suavidad contra mi pantalón.

- Qué malditas son las coincidencias, ¿No lo crees?

Aquella voz tan peculiar me hizo rodar los ojos de mero instinto, sin siquiera molestarme en mirarlo.

- Por eso ya me iba, no te preocupes - Giré para mirar a Jungkook y sonreí forzadamente, empezando a trazar mi rumbo hacia la puerta.

- Nos vemos por ahí, fracasado. - Rió con sorna, pasando al lado de mi mientras yo salía casi corriendo de ese lugar.

Sinceramente la sola presencia de ese idiota me ponía los pelos de punta. No entendía cual era su maldito problema conmigo, apenas y nos conocíamos, ¡Yo jamás le había hecho nada malo!

Aunque... Jimin me contó una vez, que hace mucho tiempo lo escuchó decir que yo le parecía alguien miserable y patético. ¿Motivo?, no tengo la menor idea.

Pero él siempre encontraba la forma perfecta para hacerme sentir de esas manera.

Amor entre cuerdas. | KookVDonde viven las historias. Descúbrelo ahora