27// Jungkook

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Intentar rehacer el boceto del proyecto con todo y las modificaciones incluidas estaba siendo un poco complicado, no lograba incorporar el compartimiento secreto de golosinas que Taehyung me había pedido y comenzaba a estresarme por no lograr la estética planeada de la mochila.

- Ya está muy sucio - Gruñí con enfado y arranque la hoja del cuaderno, haciéndola una pequeña bolita de basura antes de dejarla al lado.

- ¡Hey, Jungkook!, ¿no quieres venir a conversar con nosotros un rato? - La voz de Namjoon surgió de la cocina con una notable alegría.

- En realidad, estoy un poco ocupado hyung - Intenté evadirlos amablemente.

- Vamos pequeño, contaremos anécdotas de viaje - Jin insistió, haciéndome apretar los labios un tanto irritado.

Unos amigos de Yoongi (a los cuales yo conocía) habían llegado de sorpresa al departamento desde hace una hora y con todo el ruido que hacían me era imposible concentrarme. En especial cuando el mayor se reía lo suficientemente fuerte para hacerme creer que alguien estaba limpiando los vidrios del lugar.

- Chicos, chicos - El pelimenta llegó a mi rescate - Está trabajando en un proyecto de la escuela, será mejor dejarlo para que se concentre

- Oh, lo siento por interrumpir Kookie - Se disculpó SeokJin con una pequeña reverencia.

- No hay problema - Asentí con una sonrisa y regresé mi vista al cuaderno.

- Hablando de proyectos, ¿recuerdan la vez que Namjoon hizo explotar el laboratorio con su experimento del volcán? - Mencionó Yoongi entre risas haciendo que los otros dos se rompieran en carcajadas limpias.

Mis oídos comenzaron a rogar por tranquilidad cuando Nam empezó a quejarse, haciendo reír a SeokJin aún más fuerte.

Hice dos bocetos fallidos más de la mochila antes de rendirme y salir del departamento a caminar. Intenté mantener mi mente en blanco, sin enfocarme en ninguna clase de problema o situación enredosa en la que me pudiese encontrar para esos momentos y solamente disfrutar de lo soleado que estaba el día, mirar a las personas y sonreír a unas cuantas que me saludasen de cortesía.

Esa iba a ser mi tarde sin preocupaciones, sin angustias.

Todo funcionó correctamente, no sé como lo hice pero de alguna forma logré llegar a un lugar en concreto sin desviar mis pensamientos a mis problemas. Mi café preferido estaba justo delante, se sentía bien, por primera vez en varios días estaba lo suficientemente relajado para ir por una malteada y no acabármela a los pocos segundos de tenerla frente a mí.

De pronto se me antojó esa malteada. Rebusqué en mis bolsillos para ver si encontraba algo de dinero y (de pura suerte) tenía un par de billetes y monedas, lo suficiente para la malteada y quizá una rebanada de pastel.

Entré al local con una sonrisa, el aroma a café y pan inundaba el lugar de forma relajante e inmediatamente fui a la caja para ordenar mi malteada, luego rebusqué la mesa donde me senté con Yoongi la última vez y me acomodé. Saqué mi teléfono, revisé mis redes sociales (las cuales tenía más abandonadas que nada) y después comencé a beber mi malteada una vez el mesero la dejó frente a mí.

Hasta ahí todo seguía muy tranquilo y normal... Pero luego una risa escandalosa se hizo presente en todo el local seguida de otra igual de intensa, logrando interrumpir mis libres y limpios pensamientos de problemas para traer a un SeokJin en su lugar.

Mi ceño se arrugó en disgusto. ¿Quién había osado interrumpir de mi tarde perfecta de...?

Oh, era él.

Su sonrisa inmensa por las carcajadas, sus orejas rojas de la diversión, sus ojitos convertidos en unas hermosas medias lunas y su cuerpo completamente poseído de alegría. Se veía tan precioso, tan feliz...

Ahora mi mente estaba llena de esa imagen, repleta de ese precioso momento memorable que jamás se borraría de mi memoria.

Me sentía hipnotizado, lo suficiente para no darme cuenta de que se había acercado a mí hasta que literalmente lo tuve en frente.

- Jungkook - Mi nombre salió con fuerza de sus labios, haciéndome reaccionar.

- Hola Taehyung - Lo saludé, tragando un pequeño nudo en mi garganta antes de sonreír con suavidad. - ¿Qué tal tu día?

Su ceño se frunció.

- Todo estaba bien, de hecho me encontraba a mitad de una cita

Una cita, una cita... ¿Con qué pedazo de idiota estaba teniendo una cita?

- ¿Y qué te trajo conmigo, entonces? - Apreté los puños, empujando mi lengua contra el interior de mi mejilla para intentar disimular mi irritación.

Dudó ante mi pregunta, abrió y cerró la boca varias veces intentando encontrar las palabras pero al final solo soltó un bufido y rodó los ojos.

- Deja de mirarme así. - Bramó.

- ¿Así cómo? - Ladeé la cabeza. Sabía que había estado observándolo por un par de segundos pero no entiendo a lo que se refería con su acusación, ¿Acaso le había echo muecas de forma inconsciente o algo?.

- Pues así - Volvió a rugir, su tono comenzaba a molestarme.

No había hecho nada malo, ni siquiera me le había acercado. No tenía porqué estarme hablando de esa manera cuando lo único que buscaba era tener un día tranquilo, esta vez no se lo iba a permitir.

- Oye, para empezar.- Me enderecé sobre mi asiento y crucé los brazos - No es mi culpa que estuvieras aquí cuando yo solamente venía por una malteada, ¿entendido?

- No tengo nada en contra de eso, sólo deja de mirarme así. - Insistió con lo último, se veía extremadamente terco en eso.

- ¿Mirarte cómo? - Insistí de vuelta con la mandíbula apretada y mi irritación comenzando a elevarse. - Dime cómo diablos te estaba mirando para asegurarme de cerrar los ojos cuando nos topemos en la calle otra vez

- ¡Pues tú sabes cómo! - Su tono se elevó y apretó los puños a sus costados, estaba desesperándose.

Al igual que yo.

- ¡No! - Recalqué fuertemente - ¡No sé cómo! - Me levanté de mi asiento para encararlo y me acerqué a él. - Explícame. - Le exigí con rudeza, molesto - Explícame como carajo te estaba mirando, porque te juro que los últimos meses no he entendido ni una mierda de lo que he hecho para que te la pases comportándote así conmigo.

- ¡M-Me mirabas como si me quisieras! - Explotó con la voz temblorosa antes de susurrarlo - Me mirabas como si me quisieras... - Cerró los ojos con fuerza y tragó un nudo en su garganta antes de volver a mirarme - Deja de mirarme cómo si me quisieras, sólo me confundes - Suspiró rendido y se pasó un brazo por los ojos para resistir las lágrimas. - Me haces cuestionarme todo lo que antes tenía claro y no me gusta esa sensación - Su mirada se alzó hasta que nuestras pupilas hicieron contacto - No me gusta sentirme pequeño y débil de nuevo cuando pienso en tí, no me gusta que seas la única cosa que se me venga a la mente cuando pienso en besar a alguien, no me gusta recordar que todas las notas que me dejabas cuando tocaba el violín eran falsas, no me gusta que cuando hable de ti con mis amigos ellos terminen abrazándome con sonrisas tristes porque notan de inmediato lo confundido que me tienes, no me gusta saber que si en algún momento se te ocurre robarme un beso estoy dispuesto a corresponderlo, no me gusta la sensación cálida que viene a mi pecho cuando te veo mirándome de esa forma en la que lo hacías... - Su labio inferior temblaba, las lágrimas comenzaban a brotar sin que pudiese contenerlas y luego soltó una pequeña risa triste y lastimera que me rompió el corazón antes de susurrar su última frase:

- No me gusta sentirme tan amado por la única persona a la que realmente le tuve miedo cuando empecé a vivir solo.

Amor entre cuerdas. | KookVDonde viven las historias. Descúbrelo ahora