2- Preferiría morirme

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Aviso: Aquí hay un poco de porni, pero suave como mi mantita. También sale un personaje de mi one-shot "Hijo del mar", que no es esencial haberlo leído pero hace gracia sabes jaja. Espero que os guste.

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La misma noche de su reconciliación, Jackson dejó de lado eso que dijo de que no iba a beber, porque en esta ocasión lo necesitaba. Quería que el alcohol contribuyera a olvidar malas experiencias, así que no se puso freno, y lo mismo hizo Ryan, por los mismos motivos sin saberlo. No tardaron nada en perderse de vista entre la multitud, pero poco o nada les importaba.

Ahora el de cabello azabache tenía la vista fijada en una chica, que no dejaba de bailar mientras miraba en su dirección, y él no tenía planes de ignorarla. Ya la conocía de vista, y seguramente habrían hablado por algún amigo en común. Ni siquiera se percató del momento en que empezaron a bailar juntos, excesivamente pegados. Lo normal en ese lugar, vamos. Tampoco podría asegurar el momento en que fue arrastrado hasta cerca de los baños, ni cuando empezaron a liarse. Definitivamente, se había pasado con la bebida.

Y seguramente ese sería el motivo también de lo que le ocurrió después. No lograba encontrar otra explicación a la mala pasada que le iba a hacer su mente. Cuando la chica pasó las manos por su cintura, sin querer, recordó. Recordó cómo Jackson hizo lo mismo, y cómo le besaba de una manera que no pudo ni quiso recordar estando sobrio, y cómo comenzó a jadear por un beso tan simple como lo había sido ese. Se separó de la chica con brusquedad, asustado ante tales imágenes en su cabeza. Ella, obviamente, se molestó.

-¿De qué vas?- su expresión denotaba un claro enfado, y Ryan se percató en ese momento del claro rechazo que le había mostrado a la chica de repente y sin ni siquiera saberlo.

-Perdón.

-¿Perdón?- la chica resopló-. ¿Qué pasa? ¿Tienes novia? No quiero problemas.

-¿Novia? No, no. Es solo...

-¿Qué?- la chica le instó a hablar.

No sabía ni siquiera él lo que le había pasado, así que no encontraba la manera de darle una explicación. ¿Qué le iba a decir? ¿Que la semana pasada besó a su mejor amigo y ahora por algún motivo se había puesto a recordarlo?

-Es solo que soy gilipollas- acabo contestando, y en realidad era la respuesta real que halló.

-Anda, mira, en eso estamos de acuerdo.

La chica le apartó para largarse de nuevo a la pista. A él no le dio tiempo ni a intentar hacer que se detuviera. Se cubrió la frente con la mano y se la masajeó mientras cerraba los ojos y soltaba el aire de sus pulmones. Debía salir de ahí, aunque fuera para irse a un bar y seguir bebiendo.

Jackson, por su parte, como alguien le dijo que su fiel escudero se había ido, además sin avisar, tampoco tardó demasiado en irse. Se estaba aburriendo, y más sin Ryan, y como tampoco le llamó la atención ninguna chica, simplemente desapareció del mapa. Logró orientarse entre las sombras de la noche a duras penas, ya que la cabeza le daba vueltas y no había nadie que le acompañara. Se iba apoyando con la mano en los muros de ladrillos y los barrotes de las ventanas, solo por si acaso. Milagrosamente, llegó a su casa, y con otro milagro que acompañaba al primero, logró abrir las dos puertas que se interponían entre él y su hogar. Trató de no hacer ruido, puesto que sus padres y su hermana estaban durmiendo. Si tuviera pasta, como Ryan, podría largarse de allí o tener un piso para él solo, pero de momento tendría que cerrar las puertas a cámara lenta y andar de puntillas las madrugadas del fin de semana.

Cuando se desplomó en su cama, sintió un enorme alivio. Se acurrucó entre las sábanas y, con una pequeña sonrisa, satisfecha, se dejó llevar por el sueño.

No Hay HuevosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora