5- Quería llegar a cinco

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"Baja al parque de siempre. Estoy en 10 minutos"

Jackson leyó el mensaje, estando en el sofá con su hermana viendo una película. Se incorporó de golpe.

-Uh... tengo que salir un momento- dijo, sin dejar de mirar la pantalla de su móvil.

Antes de que pudiera levantarse, su hermana le miró, extrañada.

-¿Qué pasa? Parece que hayas visto un fantasma.

-No, nada... es...

Ni siquiera acabó la frase. Estaba demasiado ensimismado como para inventar excusas. Mientras se calzaba, pensaba en los días que había pasado sin dirigirle la palabra. Se sentía mal. Él había sido el que le besó, y no le dio ningún tipo de explicación. Ryan le correspondió, así que supuso que el beso le había gustado también, pero eso le daba aún más miedo. Quería ser quien era en ese momento un poco más, pero tal vez había llegado la hora de dejarlo pasar, de dejar de estirar ese cúmulo de mentiras hasta el límite. Todo dependía de lo que Ryan le quisiera decir, porque él era incapaz de hacerlo solo.

Bajó rápidamente las escaleras con las manos metidas en su chaleco azul. El corazón le iba a mil, y era imposible controlarlo. Aquella no sería una conversación de las de siempre. Sabía que sería un fin, lo que no sabía era de qué.

Se recostó en un árbol y esperó con impaciencia y nerviosismo a que Ryan llegara. No pasó demasiado rato antes de que le viera corriendo hacia donde él estaba, lo cual hizo que una petrificante tensión se apoderara de su cuerpo. Cuando llegó, se apoyó en sus rodillas e intentó recuperar la respiración. Jackson se separó del tronco con los brazos cruzados y soltó una risa burlesca, intentando deshacerse del nudo que se había alojado en su estómago.

-Por mucho que vayas al gimnasio no vas a ganar resistencia nunca.

El azabache le contestó con el dedo del medio, aun con la cabeza gacha. Jackson sonrió. Se sentía como siempre, pero sabía que ese era un lujo que no podía seguir permitiéndose por mucho tiempo.

-¿Qué querías?- su rostro volvió a denotar seriedad mientras formulaba su pregunta.

Ryan suspiro fuertemente una última vez antes de erguirse. Su rostro también era serio. Sus mejillas estaban rojas de cansancio y sus ojos brillaban con la luz de las farolas, pero lo que más resaltaba era la determinación que emanaba. Hizo a Jackson sentirse muy pequeño a su lado.

-Mira, Jackson... supongo que ya sabes a qué he venido. Estoy cansado de este juego de tirar y aflojar y luego hacer ver que nunca ha pasado nada.

El moreno tragó saliva. No se había equivocado con sus deducciones. Ryan siguió hablando al no recibir respuesta.

-Ninguno de los dos quiere esto. Tenemos miedo y preferiríamos quedarnos como estamos, pero eso es algo que no me veo capaz de hacer. No quiero mentirte ni a mí mismo ni a ti tampoco. Esto no es como cuando me gusta una tía porque me parece maja y pienso que esta buena, esto va más allá. Me gustó el beso. Ambos. Mucho. Y me gusta pasar tiempo contigo y poder hablar de cualquier cosa sin vergüenza. Y me...- apretó los puños para impulsarse, separando sus miradas por un segundo- me gustas tú, Jackson. Y lo siento si te incomoda o no te sientes igual, pero tenía que decírtelo. No creo que me pueda gustar un tío físicamente, al menos de momento, pero esto es diferente. No te estoy pidiendo una relación que no quieres, pero supongo que habrás deducido que ya no me voy a conformar con una amistad.

Jackson no había pronunciado palabra en todo el rato, y su rostro no se había movido ni un ápice. Apretó los labios, los abrió para hablar, los volvió a cerrar y retrocedió mientras negaba con la cabeza.

No Hay HuevosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora