Culpabilidad

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  Te paras unos segundos a pensar, cierras los ojos y suspiras. Sientes angustia, un vacío.Tienes inseguridad y tu amigo, ahora es el miedo. Los cambios para ti, nunca significaron nada bueno. Trajeron a tu vida el temor a caer, a no ser capaz, a rendirte. 

  Suspiras de nuevo y retienes las lágrimas. Intentas recordar las caricias, los abrazos. Intentas recrear todo aquello, pero lo único que sientes, es la fría mano de la soledad, esa que te hace extrañar lo que ya no tienes. 

   Pasas el tiempo pensando en lo que pudo haber sido y no fue. Pretendes cambiar los hechos, pero ya no puedes. Quieres olvidar y parece imposible hacerlo. Te arrepientes. ¿Qué te faltó? ¿En qué fallaste? Apretas los ojos con más fuerza y por fin, las lágrimas afloran. Las secas rápido para que nadie te vea, tienes que aparentar ser fuerte. Tal vez, tú no confías en ti mismo, pero para otras personas tú eres su pilar. 

   Lo que te cuesta entender es que hasta el apoyo más firme acaba cediendo con el tiempo. Tú solo, no puedes. Cierras el puño y apretas con todas tus fuerzas, no eres tú, es la rabia la que siente por ti. Te invade el orgullo acompañado de la impotencia. Hablamos de un "necesito soluciones y yo solo no puedo" disfrazado de un "yo solo soy capaz" que ni tú mismo terminas de creer. Abres los ojos y miras a tu alrededor. A tu lado está él, un pedacito de ti, ese que depende de tus decisiones, ese que te ve como ejemplo. Te sonríe, te hace olvidar por un momento. Ya no piensas en lo malo, te distrae. Echas la vista atrás y ves todo lo que ha crecido, lo que ha madurado, lo que ha aprendido y lo que le has enseñado. Apartas la mirada, ya no puedes mirarle a los ojos, crees que le has defraudado. Caes de nuevo y dime, ¿ahora qué haces? ¿Te rindes?   

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