01: Cuando un Tirano cae.

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  Seth había caído, al igual que su efímero reinado de terror, habían caído muchas vidas, tanto humanas como de dioses fue inevitable que la tierra se vistiera de luto. Los artefactos robados a los dioses fueron devueltos, pasaron muchos años para que la paz y tranquilidad volviera a Egipto pero con esfuerzo y trabajo duro el nuevo rey y dios del viento, había hecho todo aquello posible, había convertido sus tierras en lugares de paz. Había superado su prueba con alevosía y todo con ayuda de aquellos dos hermanos mortales que le demostraron aquel sentimiento tan puro: El amor. Bek y Zaya la historia de un hermano que lucho contra los dioses para devolverle la vida a su hermana, la historia de cómo un dios aprendió a creer en los humanos por la fe de Zaya, la historia de cómo un mortal aprendió a confiar en un dios, la historia de cómo un dios se enamoró de un mortal.

  ¿Se enamoró de un mortal? Horus se había enamorado y no de Hathor la diosa del amor; le agradecía muchas cosas a esa mujer, cosas que la vida no le daría para pagarle todo lo que ella había hecho, pero al saber que estuvo con su tío algo de ese sentimiento cambio, sabía que lo hacía por el ¡Joder! No tenían que decírselo pero, ya no la quería, tampoco era como que la dejaría en el inframundo, no era un dios cruel hacia tiempo la había recuperado, fue difícil pero la saco de allí. Horus estaba enamorado y era tan ciego que no se atrevió a mirar más allá de una amistad, de una amistad con un humano que dio el pellejo por el, se sentía día y noche impotente por no haberle protegido, por no haber preservado la vida de Bek.

  Zaya debía odiarlo por no proteger a su hermano, pero era todo lo contrario le agradecía muchísimo por haberle despertado la confianza en los dioses cosa que Bek nunca había sentido. Y cumplió con Zaya, se sentía muy culpable, inservible,  débil, dolido... En el corto tiempo que conoció aquel castaño escucho con atención, recordó con cuidado y preservó  en lo más profundo de su ser cada palabra, cada oración, cada conversación que ambos tenían y en una de estas siempre recordaba lo que más le hacía ilusión a Bek "Le prometí a mi hermana un hogar digno. Ropas dignas de una reina. Dinero para nuestra familia. Una gran casa. Quiero cumplir ese sueño Horus, quiero que ella sea feliz" Quería sólo hacer a su hermana feliz sin ni siquiera pensar en el, si eso no era un amor genuino Horus no sabia lo que era. Lo extrañaba le hacía una falta increíble pero ya no estaba y Anubis no lo dejaría ver ya que había cruzado la última puerta ¿Dónde yacía el alma de Bek?

  Suspiro con melancoía mientras veía la plenitud de su pueblo, de su gente, de las personas que Bek le había enseñado a amar.

-El rey de Egipto esta amargado-Comentó de forma afirmativa el moreno con el cerebro más sabio de los arcanos- Mejor deberías disfrutar esta vista. Hace tiempo no la veías- Suspiro con calma-¿Le extrañas?- Pregunto de brazos cruzados mientras veía la hermosa vista de todo el pueblo-

-Siempre extraño a Hathor. Es imposible que la olvide de la noche a la mañana, compartimos tantas cosas juntos: El campo de guerra, duelos, la cama- Comentó con suavidad mientras apoyaba ambas manos en el muro de marmol-

-No me refiero a la diosa del amor, mi señor- Comentó en un tono burlón Toth- Sabe muy bien de quien le hablo pero no me atrevo a mencionar el nombre de esta persona- Sonrió de lado antes de mirar el perfil bajo del rey- ¿Aún le extraña?-

-Siento que- Tomó aire en un profundo suspiro llevando ambas manos a su rostro para luego subirlas hasta sus cabellos y peinarlos, sabía de quien le hablaba- Siento que voy a explotar Toth ¿Por qué me siento así al respecto? Ya esta muerto se supone que debo dejarlo ir y ya, como lo hice con papá- Comentaba con frustración- ¿Qué es esto? ¿Qué significa?- Observó con desazón a su consejero-

-Es algo que no puedo decirle mi rey con toda la lealtad que le debo por ser ahora mi señor- Da unos pasos atras- Pero si lo hago, seria ayudarlo a crecer como rey y hombre, cuando es algo que debe hacer por usted mismo, para ser mejor de lo que ya es. Le deseo una feliz velada, mi rey-

Toth lo sabia, no por algo era el más sabio pero no diría nada al respecto, con esa actitud el mismo rey tenía que descubrir lo que pasaba a su alrededor, tenia que aprender a manejar lo que pasaba en su corazón.

-Mi señor ¿Va a sus aposentos tan temprano?- Pregunto Zaya en una leve reverencia- Hoy el pueblo esta de fiesta señor, usted nunca pierde estas actividades-

-No estoy de humor Zaya. Mejor ve y disfruta, necesitas un marido querida niña, alguien que te cuide y valore- Chasqueó la lengua en el interios de su boca ante sus palabras-

-El único que hacía eso era Bek, mi señor. Pero si no se siente bien será mejor que descanse, ya tendré tiempo para dejar a los hombres husmear por mis faldas- Contestó con una leve risa divertida- Pase buenas noches, mi señor-

Luego de una larga caminata y un extendido baño en sales de mar Horus se lanzó en la cama sintiendo un horrible dolor en el pecho, cada vez que aquel nombre llegaba a sus oídos y la imagen de ese joven se estacionaba en su mente, herido y sangrando. Algo dentro suyo se rompía, pero aun no sabia la razón de aquel sentir.

A N G E LDonde viven las historias. Descúbrelo ahora