Tristan se asustó cuando sintió su celular vibrar en el bolsillo de sus pantalones, pero al dar el brinco, Zack rió.
—Pareciste una niña asustada —susurró Zack en voz baja, pues Tristan había tomado su celular y lo había desbloqueado para colocarlo en su oído.
—Hola Camila —saludó mientras rodaba los ojos cansado, escuchó lo que su mamá necesitaba decirle y respondió—: yo paso por el refresco y el pastel después de clases. No te preocupes. —Hizo otra pausa de un par de segundos—. Adiós.
—¿Qué pasó, para qué quiere tu mamá un pastel y refresco? —indagó Zack curioso.
—Pues resulta que su esposo cumple años y preparó una comida especial, más bien esta en proceso y se le ha olvidado comprar eso. Y ya no tiene tiempo —respondió mirando la pantalla de su teléfono.
—Aws, fiesta de cumpleaños para tu padrastro.
Al escuchar la última palabra de su oración, Tristan no pudo evitar alzar la mirada y fulminarlo para demostrar que estaba disgustado con su elección de palabras.
—Solo es Liam, por favor, ya los conoces —suplicó mientras negaba con su cabeza para colocar ambas manos sobre su gorro oscuro y acomodar un poco su cabello.
—Pero por favor no te vayas a enojar todo el día conmigo por esa razón, por el amor de Dios.
—Yo no soy gruñón —reprochó Tristan con as cejas fruncidas.
—Claro, y yo soy rubio —respondió con sarcasmo—, pero si estas molesto, lo demuestras muy bien; sueles estar mucho más amargado y tienes cara larga—. Agitó su cabeza, pues imaginarlo de aquella manera le ponía de malhumor incluso a él.
—Vamos a clases, rubio —bromeó Tristan para quitarle intensidad al ambiente que se sentía.
Y eso le hizo dibujar una amplía sonrisa en los labios de Zack. Los dos empezaron a caminar en dirección de la clase de química sin hacer algún ruido. El silencio entre ellos jamás era incómodo, por lo que Tristan sentía que esa era una relación verdadera porque tan solo su compañía era suficiente.
Tristan fue el primero que entró por la puerta del salón y caminó por el estrecho espacio que había entre los bancos. A veces odiaba que su clase tuviese alrededor de cincuenta estudiantes. Soltó una maldición cuando la esquina de la mesa golpeó una de sus piernas.
Todo el salón había guardado silencio y todas las miradas curiosas se dirigieron en su dirección. ¿Es qué acaso no tenían algo mejor que hacer que mirarlo de forma burlón?.
Pero una mirada deslumbró más, la de una chica brillante y alegre; una chica que irradia tanta perfección por su piel sin acné y su peinado impecable y todo lo contrario a él porque su cara tendía a ser un poco más grasosa y el acné era más común, además sino usaba ese gorro, su desordenado peinado sería más evidente. Coral lo miraba con un gesto de preocupación, pero era algo tímida para acercarse y preguntarle que tanto le había dolido ese golpe. Él se encogió de hombros fastidiado y siguió su camino hasta tomar asiento donde siempre. Zack iba justo detrás de él y había notado a la dulce de Coral.
Y la preocupación le llegó al pelirrojo, ¿por qué ella se preocuparía por él si los dos se repelen?. Tal vez podría preguntar, pero no quería tampoco meter sus narices donde no lo llamasen. Aunque después se lo comentaría, porque además ella lo había observado durante mucho tiempo.
Unos instantes después, el maestro entró. Avisando sobre la practica de laboratorio la siguiente semana se cancelaba porque tenía un congreso al que no podía fallar. Por lo que su horario sobre las clases se recorrería y los atrasaría solo un poco.
Como era de costumbre, el pelinegro se aburrió tres segundos después de escuchar la tediosa voz de su maestro. Dibujó círculos en uno de los extremos de su cuaderno en lugar de escribir lo que el maestro decía. Pero después de pensar en unos instantes el mensaje que le tocaba a la rubia, se acercó a su mejor amigo.
Zack se acercó un poco cansado, pero terminó diciendo—: ¿qué quieres que pase?.
Tristan alzó sus oscuras cejas, incrédulo. Y lo miró con sus ojos azules para finalmente decir: —"¿Por qué me miras tanto sin siquiera disimularlo?, una fotografía es mejor para el recuerdo."
Zack abrió sus ojos de par en par—. ¿En serio quieres que diga eso?, eso es muy extraño.
Tristan asistió con la cabeza, convencido que era la mejor opción.
—Esta situación ya me tiene cansado —declaró convencido.
—"¿Por qué me espías tanto?, una foto es para siempre."
—"¿Por qué me observas demás? Si es mejor una foto."
—"Yo que tú dejaría de verme tanto y debería tomar una foto".
—"Mejor toma una foto y deja de verme tanto".
—"En una fotografía puedes congelar el tiempo y conservarlo para siempre" —Lana repitió las dulces palabras de Violeta, ella había interpretado la frase de otra manera y quería exponerlo desde el punto de vista.
Tristan sonrió de oreja a oreja, sintiéndose como un campeón cuando sus palabras provocó la piel de la rubia se erizó para ponerse pálida. El color se le fue del cuerpo y su mente empezó a preguntarse: ¿él ya sabía lo de la foto?.
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Teléfono descompuesto
ContoTristan le pide ayuda a sus compañeros de clase para enviarle un mensaje a Coral, la chica que él aborrece. Sin embargo, todo se distorsiona cuando la voz corre y a Coral le llega un amoroso mensaje del teléfono descompuesto. anterior cover by: @Its...