Alexa estaba mordiéndose las uñas mientras caminaba a lo largo pasillo casi vacío. No quería ir a la cafetería porque no quería ver a su mejor amiga rubia. Algo había estado fallando ahí, Tristan no la hubiera afrontado de esa manera sí en verdad quisiera a la ojiverde. Pero si él no la quería como todas ellas pensaban, ¿por qué le decía cosas tan bonitas como aquellas?.
Misterios sin resolver, pero a menos..., que eso no quería decirle y todo se distorsionaba cuando el mensaje pasaba de persona en persona.
Pero el trato era que Tristan podía aportar una foto y nadie debía de contradecirlo, además no tenía que decirle nada a la rubia. Y se publicaría el siguiente lunes, y era viernes. ¿Desde cuándo su pequeña editorial se había convertido en lo más importante para ella, acaso valía más que la dignidad de Coral?.
A estos niveles, le parecía mucho más sencillo mudarse de país y cambiar de nombre.
De pronto sintió que todo a su alrededor daba vueltas, se sintió mareada y quiso volver el estomago. La campana sonó, dando por finalizado el descanso para almorzar.
Los pasillos empezaron a llenarse de estudiantes que caminaban arrastrando los pies, sin ganas de llegar a su clase. Sin embargo, ella seguía ahí estática intentando no perder el equilibrio.
Y llegó su salvación, su mejor amiga que la sostuvo de los hombros.
—¿Te encuentras bien? —preguntó con su dulce voz, lo que hizo que Alexa se sintiera fatal y negara con la cabeza.
—Debemos de llevarla a la enfermería para que se vaya a su casa —sugirió la castaña de lentes mientras se colocaba al otro lado de Alexa para ayudarla a caminar.
—Soy la peor amiga del Universo entero, merezco morir —sollozó mientras absorbía la nariz.
—Por supuesto que no, ¿por qué dices eso?. Ya estás delirando —farfulló la rubia confundida.
Pero sus palabras solo provocaron que Alexa chillara más.
—Coral, prométeme que a pesar de mis malas decisiones y mi egoísmo vas a seguir queriéndome —suplicó con los ojos hinchados y rojos, mirándola fijamente.
—¿Por qué dices eso tontita?, yo te querré a pesar de todo —prometió Coral con una ligera sonrisa, un poco confundida.
Las tres llegaron a la enfermería y de inmediato, Alexa se recostó en la camilla. La enfermera le dio las gracias a las chicas y les pidió que asistieran a su clase que ya habían empezado. Coral miró a Lana, preguntándose que clase tenían, pero su horario no coincidían.
—Que raro estuvo lo de Alexa —pensó Lana en voz alta—, me pareció muy extraño que te haya perdido perdón. Parece que esta muy arrepentida.
—Yo tampoco lo entiendo, pero lo más probable es que se sentía muy acalorada y empezó a decir cosas sin sentido. Alexa jamás haría algo para lastimarme. —Sonrió Coral de oreja a oreja.
—Sí, creo que tienes razón. Creo que me toca mirarte después de clases, tengo que seguir.
Coral asistió con la cabeza, ella también debería ir a sus clases.
Las dos tomaron un camino distinto para continuar con sus clases. Coral estaba caminando a paso lento, las palabras de su amiga la tenían confundida, pero esperaba que solo estuviera delirando. Detuvo su andar para deshacerse de su cola de caballo y meter su mano entre sus largos mechones acariciando la nuca, ya que había sentido que su peinado estaba demasiado apretado. Cuando terminó, rascó el costado de su nariz para aliviar la ligera comezón.
Pero se detuvo porque a lo lejos una sombra captó su atención, giró su rostro, así como su cuerpo y se encontró con un chico pelinegro que ocultaba su despeinado detrás de un gorrito. Por el momento parecía que en sus labios dibujaba una sonrisa malvada que erizó lo vellos de la rubia.
Frunció sus labios confundida y él se encogió de hombros para girar sobre su propio eje y emprender su camino.
Eso fue bastante extraño hasta para Coral. Tristan tampoco era el chico más normal del mundo, pero eso era una exageración. ¿Qué le pasaba a todo el mundo ese día?. Primero Alexa, ahora él. ¿Qué seguía; que los cerdos volaran?.
Cuando sintió que Tristan estaba ahí para entablar una conversación con ella, se va. Creía que él ya no sería lo bastante tímido para poder intercambiar un par de palabras con ella. Pero no, había pedido mucho y lo comprobó cuando él ni siquiera se giró para despedirse ni con la mano.
¿Es que acaso también se encontraba enfermo y estaba delirando?.
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Teléfono descompuesto
Historia CortaTristan le pide ayuda a sus compañeros de clase para enviarle un mensaje a Coral, la chica que él aborrece. Sin embargo, todo se distorsiona cuando la voz corre y a Coral le llega un amoroso mensaje del teléfono descompuesto. anterior cover by: @Its...