Interludio

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   Astaroth descendió al infierno, la sonrisa que segundos antes posaba en su rostro, se había desvanecido. Se encontró a los cientos de esbirros y demonios, él sabía que había cometido un error, pero también creía que nada valía más que su libertad.
   Varios demonios se le acercaron para saber en dónde había estado todo este tiempo, Astaroth les explico todo lo sucedido. A medida que iba narrando su historia, tanto los demonios mayores como los esbirros, comenzaron a mostrar su desaprobación. Sentían asco de las decisiones que había tomado Astaroth. A pesar de que estaba muy mal visto el asesinato entre demonios, más de uno quiso matar al que ahora era el demonio más odiado de todos. Bäel estaba apunto de estallar de la rabia, saco su espada y entre la multitud comenzó a caminar de forma amenazante hacia Astaroth, quien también saco su espada. Empezaron a intercambiar golpes, Amon, el fiel servidor de Astaroth, salió en defensa de su señor. Chocaron sus espadas de forma fugaz, bäel hacia lo posible para defenderse, pero estaba en desventaja, un par de golpes después, bäel se encontró a si mismo desarmado y en el suelo, Astaroth se posó frente a él y le exigió que se arrodillara. Bäel se negó rotundamente, Amon le dirigió una mirada cómplice a Astaroth. Segundos más tarde, amon blandió la espada en el pecho de bäel y acto seguido lo decapitó. Astaroth se sentia más que inseguro, se quedó con su espada en la mano, esperando a que alguien más saliera a atacarlo. Fue entonces cuando Azazel comenzó a abrirse paso entre los espectadores de la reciente pelea, caminaba tranquilo, se paro en frente del cuerpo de bäel y fijo su mirada en Astaroth. Amon sabía que ni siquiera ellos dos juntos podrían ganar una pelea contra Azazel. Pero para su sorpresa, el gran jefe de los doscientos Ángeles caídos, no planeaba castigar a Astaroth por los pactos realizados con Sven.
   Luego de un gran debate entre los demonios más grandes, Adramelech dio un comunicado. Agramon, el demonio del miedo, sería el encargado de llevar al joven rey al borde de la locura. Ya que por culpa de Astaroth, todos los demonios quedaron incapacitados para lastimar físicamente a Sven.

El rey de los malditosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora