Why So Lonely | KookV

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Ellos intercambiaban palabras alegremente, todo a la par que Jungkook bebía de su café y ella comía pequeñas cucharadas del pastel de fresas que pidió. Yo simplemente era un espectador.

— Llegué aquí a los doce años— comentaba ella—. Mi padre ganó una beca para terminar sus estudios, pero no quería separarse de mi madre ni de mí, así que nos trajo con él.

— Debe haber sido complicado, mudarse a otro país, dejando atrás a tus amigos y al resto de tu familia.— dijo él observándola atento. Como si de sus labios salieran las verdades del mundo entero.

Ella le sonrió.

— Al principio lo fue, pero me acostumbré rápidamente— soltó una leve risa—. Hice amigas, mis mejores amigas y sin ellas mi estadía aquí no sería igual.

Mis ojos se mantenían observando el plato vacío frente a mí, donde alguna vez hubo un trozo de pastel. Observaba sin ver realmente, raro, pero aunque mis ojos estuvieran puestos en el objeto ahí, mi mente navegaba por otros mares llenos de ideas e interrogantes que no tenían un destino fijo, solo se generaban a partir de la nada y allí terminaban.

— ¿Están en la misma universidad?— ella asintió sonriendo— Quizá las conocemos.— comentó Jungkook.

Después de un pequeño silencio, ella habló.

— ¡Una de ellas es compañera de Taehyung!— dijo finalmente.

Al escuchar mi nombre la miré.

— No lo sé.— respondí tratando de hacer memoria. 

Hasta hace un tiempo solo conocía a Lalisa de lejos, jamás me había interesado realmente, por lo que no me había fijado en cuáles eran sus amigas.

— Kim Jisoo.— la nombró ella con una sonrisa, mientras en su mano izquierda sostenía su café.

Kim Jisoo.

Ella buscó en su teléfono y mostró una foto. Una chica de cabello hasta la cintura, de un color castaño oscuro, usaba su frente descubierta y sonreía sin mostrar los dientes, unos ojos sumamente expresivos. Efectivamente, es mi compañera, habíamos cruzado palabras varias veces y la verdad, era muy simpática. 

— Sí, la conozco.— le respondí tratando de sonreír.

Jungkook me miró atento.

— ¿Sí?— preguntó.

Asentí sin querer decir nada más. Ellos siguieron hablando y yo solo seguí en silencio.

Para nada yo era parte de esto, tal vez tampoco quería serlo, la sensación en mi pecho se sentía horrible.

Ese sentimiento de sentirse aparte de todo, era tan abrumador. No tener un lugar al que pertenecer, vivir de supuestos y cosas tan amargas. Finalmente no aguanté mucho tiempo y me levanté de la mesa, me dirigí a pagar lo que consumí y bebí, luego volví al mismo lugar en donde estaban ellos dos sentados.