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Di pequeños golpes a la puerta del departamento de Jimin, quien salió casi de inmediato y me observó unos segundos en silencio

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Di pequeños golpes a la puerta del departamento de Jimin, quien salió casi de inmediato y me observó unos segundos en silencio. No hizo ninguna pregunta de inmediato, solo abrió la puerta por completo y me dejó pasar. Supongo que mi aspecto lo decía todo.

— Ven, TaeTae. Siéntate en el sofá.— dijo con preocupación.

Me dejé caer a los pocos segundos y él entró en su habitación, para salir con una manta entre sus manos. 

— Debes de tener frío, hay mucho viento afuera.

Él colocó la manta sobre mi cuerpo que temblaba levemente y encendió la calefacción. Es un día particularmente frío debido a la estación en la que estamos.

— ¿Tienes hambre?— preguntó y yo negué con la cabeza.

— Comí pastel y bebí un café.— respondí mientras me envolvía entre la cálida manta que tenía encima.

No paso mucho tiempo para que las primeras gotas empezaran a caer, haciendo un ruido que resultaba hasta cierto punto relajante. Desearía que los días fueran siempre así, llenos de lluvia, mientras solo estoy en cama, solo durmiendo. Sin pensamientos inútiles, sin remordimientos y sin imaginar un montón de cosas sin sentido.

— Voy a adivinar— Jimin se sentó a mi lado mientras hablaba—. Esto tiene que ver con Jungkook.

No pude mirarlo a los ojos y no me sentí bien por el momento como para hablar del tema. Todavía me sentía indefenso y avergonzado en su mayoría, sé lo patético que puedo llegar a ser.

— No quiero hablar de eso ahora, ChimChim.— le dije y cerré los ojos. Sus brazos me rodearon con determinación en un abrazo que no sabía que necesitaba, pero que lo significó todo. La calidez de otro ser humano resulta reconfortante cuando sientes que te caes a pedazos, muchísimo.

— Está bien si ahora no quieres hablar, pero quiero que sepas que estoy aquí para ti— decía con su suave y cálida voz—. Eres muy especial para mí y realmente te considero un amigo, si me permites decirlo, mi mejor amigo.

Yo le sonreí levemente, lo abracé y le agradecí todo lo que hacía por mí. No existían los ánimos suficientes para nada más, así que nos fuimos a su habitación, vimos una película y luego dormimos en la misma cama. Él acariciaba mi cabello con sus pequeñas manos y me consolaba cuando algunas lágrimas caían de mis tristes ojos, las secaba con una dedicación y cariño que me hacía querer llorar más.

Se sentía mal pensarlo y mucho más decirlo, pero finalmente me había dado cuenta  de que Jimin siempre estuvo a mi lado, por lo que mi mejor amigo siempre había sido él, se sentía real y gratificante. A él le contaba mis problemas, él lo sabía todo y sin dudar me ayudaba o aconsejaba incluso en las pequeñas cosas que no parecían tener sentido la mayor parte de los días.

Las personas somos así, nos aferramos a viejas amistades, cambiamos cuando los demás no lo hacen y los demás cambian cuando nos aferramos a lo que solíamos ser. Anhelamos el pasado la mayor parte de nuestra vida, vivimos anhelando cosas que no podemos volver a tener. El ser humano es patético por naturaleza, necesitado de amor y aceptación.

Why So Lonely | KookVDonde viven las historias. Descúbrelo ahora