Capítulo 11

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- Geshoku, querida, sígueme
-¿Madre?
-Querida mía, ahora puedes venir conmigo
-¿De verdad?
-Claro que si, toma mi mano-  La princesa sostuvo con dulzura los dedos de su madre quien sonreía amablemente, tal y como la caracterizaba en vida, caminaron juntas hasta llegar a la entrada principal de un gran y precioso castillo de color blanco y detalles dorados
-¿Madre? ¿Donde estamos?
-En Ann
-Esto no es Ann
-Claro que lo es querida, ¿Qué no vez? Ahí está Naraku y tu amado ejercicio
-¿N... Naraku?- Buscaba con la mirada hasta que sus ojos se encontraron con los de él
-¡Mi señora!
-Naraku... Estas... Estás bien
-Ahora si, mi señora, no debe estar aquí, Ann la necesita
-Pero... Este lugar en Ann ¿No?
-Mi señora...- Esperó unos segundos antes de hablar- Efectivamente esto es Ann, pero es el reino de sus antepasados, usted aún no pertenece a este lugar, le falta mucho que hacer
-¿Qué quieres decir?
-Estoy diciendo que regrese, junto a Nisshoku, él la necesita
-¿A caso no deseas estar conmigo?
-Si lo deseo mi señora, pero no es el momento

Geshoku despertó con los ojos llenos de lágrimas, miró a su alrededor en busca de Nisshoku, él se encontraba a su lado dormido pacíficamente, visualizo de nuevo y la sala era enorme, sin embargo, todas las ventanas estaban cubiertas, siendo un mísero rayo de luna que iluminaba la habitación, movió suavemente a su general
- Nisshoku despierta- Ella lo movió suavemente
- My Lady... ¿Donde...donde estamos?
-No lo sé, pero debemos estar preparados-
-Alguien viene- Nisshoku se puso de pie listo para la batalla, Geshoku, en cambio, se sentó al borde de la cama, la fatiga acumulada y el mal descanzo le habían pasado factura, la puerta se  abrió de par en par, un grupo de hombres de túnica negras entraron, formándose en fila se presentaron frente a Geshoku, se inclinaron ante ella
-Mi señora- El hombre levanto la mirada -Hank, líder de la aldea del país del fuego, la saluda- Gesshoku solo asintió -Escuché el terrible acontecimiento, mis condolencias su majestad
-Gracias por sus amables palabras
-Es un honor - De nuevo se inclinó, Gesshoku solo hizo un movimiento para que se levantará
-Digame, ¿Porque está todo cubierto?
-Por su seguridad mi señora, la aldea es peligrosa para extraños
-Ya veo- Silenció unos segundos -Imagino que entenderá el porque nadie puede saber que estoy aquí- El hombre asintió -Muy bien
-Mi señora, le hemos preparado un festín para celebrar su llegada
-No es necesario - Antes de seguir hablando, las puertas de la habitación de abrieron de par en par, un hombre alto de piel morena, cabello rojizo se acercaba imponente, llevaba una túnica dejaba ver parte de su abdomen marcado de cicatrices, sus ojos dorados se clavaron en los de Gesshoku, se arrodilló frente a ella
-Mi señora, usted valientemente salvó a ese pequeño Zorro
-No fue nada- El hombre le tomó la mano, una punzada en el corazón de ambos hizo que se quedarán inmóviles
"Yo, señor del Fuego, te doy mi bendición, protege y ama a tu señora, que para ello, te doy parte de mí, sigue su misión, protege a la Reina Luna"
Gesshoku y el hombre escucharon la voz del guardian del Fuego en sus interiores, el sudor frío recorrió sus cuerpos, como si en automático sus destinos de estuvieran conectado y sellados
-¿Cuál es tu nombre?
- Phoenix, señora- Ella le sonrió, antes de que ella pudiera decir algo más, el hombre, la interrumpió
-Mi señora- Gesshoku lo miró curiosa de lo que diría - El festín
- Una simple cena bastará, como dije, nadie puede saber que estoy aquí
-Pero - Ella levantó una mano para que silenciara, el hombre chasqueo la lengua por lo bajo
-Es todo, pueden irse, menos Phoenix, quiero charlar con él - Se inclinaron ante ella y uno a uno salieron, el joven seguía arrodillado con la cabeza baja -Nisshoku - Él se arrodilló esperando órdenes -¿Cómo te sientes?
-Con suficientes energías para poder servirle
-Muy bien, vigila a ese grupo, no me convence del todo
-Así será- Nisshoku salió de la habitación dejando sola a Gesshoku
- Phoenix- El joven levantó la mirada, la princesa lo ayudo a levantarse, -¿Cómo está tu herida?
-¿Disculpe?
- Se que eres aquel zorro, mi magia está en tu interior, lo veo y también... - Silenció algunos segundos, se levantó de la cama y camino hasta el ventanal, movió un poco las cortinas para ver el exterior, oscuro, solo podía notarse las pequeñas antorchas iluminando tenuemente la aldea -Tu bendición
-¿Lo sabe?, ¿Por eso me salvó? - Ella negó con la cabeza
-No hasta que me tocaste, escuché la voz del Fuego- Sus miradas se cruzaron -Aunque, sea tu misión no te obligaré a venir conmigo
-¿De verdad? - Ella asintió
-Debe ser duro salir del lugar donde te criaste, donde está tu gente- La voz de la princesa sonaban melancólica -Sin embargo, note que no eres bienvenido aquí- El joven se estremeció -Ann ha estado en paz durante años, no hubo necesidad de una batalla, pero veo por tus cicatrices que pasaste por mucho
- En esta pequeña aldea tenemos que estar siempre preparados para una guerra, pero, desde que El fuego me otorgó la bendición el entrenamiento ha sido mucho para mí
- Entiendo, ¿Cómo te hiciste esa herida ?
- Hoy...- Desvió la mirada- Es un entrenamiento especial, esquivar flechas con las manos desnudas- Una mueca molesta se formó en el rostro de la princesa, el sonido de la puerta llamando desvió su atención
-Adelante- Nisshoku entró, nuevamente se arrodilló ante ella -¿Y bien?
-Mi señora, como lo ordenó, los he seguido, planean llamar al señor del Sol, al parecer la quiere de vuelta para casarse con usted
-Él quiere a Sora, al ser la última desendiente de la Luna, el secreto está conmigo
-Aún tengo algunas inquietudes su majestad- Phoenix solo miraba curioso la escena, él pensaba que la princesa sería una persona imponente, pero ahora, solo parecía una persona frágil y desprotegida
- Phoenix, ¿Existe una salida secreta?- Él asintió- ¿Podría indicarnos el camino?
-No... Sé si
-Escucha, se que no confías en mí, perdí el reino, pero no voy a permitir que tomen a Sora- Phoenix dudaba de la palabra de Gesshoku, Nisshoku solo podía mirar la situación, él ya estaba pensando varias maneras de salir, en cambio en nativo seguía pensando el que hace ¿Ayudaría a su pueblo para un desarrollo adecuado? O ¿Devolver el favor a su señora?, Gesshoku suspiró - Nisshoku, busca una salida, debemos irnos de aquí a más tardar mañana
- Si señora, ¿Que hará con el festín?
- No lo sé- Su mano fue directo a su rostro, estaba cansada, uso demaciada magia y aún no se recuperaban del todo
-¿Está bien mi señora?
-Si, si, veremos qué harán
-Como ordene- Phoenix miró curioso a Gesshoku, se sentó sobre una silla cercana, pensativa, intentando idear una forma de salir de ahí sin que se dieran cuenta, aún era de noche y era peligroso rondar el bosque, mientras tanto, Nisshoku revisaba sus provisiones, en cambio Phoenix, miraba desde una esquina los movimientos de Gesshoku, aún le resultaba curioso el como la joven princesa terminó de esa manera, desprotegida e indefensa, ¿Sabría manejar una situación así?   -Nisshoku- Él joven salió de sus pensamientos al escuchar la voz de aquella mujer- ¿Tenemos disponible alguna hierba de Haru? - Él negó
- Nuestras provisiones son limitadas, no creo que sobrevivamos una semana en estas condiciones - La princesa se quedó pensando unos segundos
-Podemo cazar y pescar, así  podremos vender un poco de lo que obtengamos y sustentarnos por un tiempo
-Si señora, además... - Miró desconfiado hacia Phoenix
- No importa, habla
- Mi espada y algunas cosas extra que llevábamos como protección han desaparecido- Gesshoku, se tensó, al igual que el nativo, suspiró cansada
- Debe ser muy buena esa recompensa para hacer esto - Su risa era angustiosa y preocupada
- Deje que vaya a buscar algunas armas
- No, somos invitados, cualquier movimiento en falso y los pondrá alerta
- Mi señora...
- No digas más Nisshoku- Él colocó si mano en su pecho obedeciendo sus órdenes, Phoenix seguía ahí esperando y viendo la escena que le mostraba la princesa, llamaron la puerta
- Señorita, su cena-  un hombre no mayor a Nisshoku entró junto con una bandeja de alimentos, la dejó frente a una pequeña mesa donde Gesshoku se dirigió, Nisshoku en cambio se situó a un lado de si señora, el joven se quedó lejos para que pudiera disfrutar si comida
- Mi señora, si me lo permite- Nisshoku se inclinó ante ella, la princesa asintió, y este, se llevó a la boca un poco del alimento, después de unos segundos dijo calmado  -Tiene pimienta blanca - Se giró dónde el hombre - Mi señora es alérgica a la pimienta blanca, por favor, ¿Puedes traer otro plato? - Confundido asintió para salir a toda prisa
-¿Que tenía?
-Con exactitud no lo sé, pero estoy totalmente seguro que es para neutralizar su magia, además, sospecho que el señor del Sol está en la aldea - Ella lo miró asustada, después, sus ojos se clavaron con Phoenix
-¿Cuánto tiempo llevamos aquí ?
-Una semana - Gesshoku evidentemente sorprendida por la noticia comenzó a hiperventilar
- ¡Princesa!- Nisshoku, a pesar de estar igual de sorprendido socorrió a su señora, le ayudaba a calmarse para que pudiera respirar correctamente - Por favor conserve la clama, solo es una sospecha
- Pero mientras debatimos si es o no, él podría estar ejecutando su plan
-No tengo otra opción- Se dirigió dónde Phoenix - Supongo que te quedarás en tu aldea- Por primera vez, él no sabía que hacer, vivir en la aldea era un infierno, para él, el terror -Si lo harás- Salio de sus pensamientos al escuchar la voz de la princesa - Necesito que salgas de aquí, no te voy a involucrar
-¿Que hará?
-Un desastre- Lo llevó hasta la salida de la habitación - Suerte, y... Alejate de la habitación lo más que puedas
- Señora... No haga nada imprudente
-Lo siento Phoenix, no puedo prometer eso, si el señor del Sol está aquí y estoy casi segura de que lo está querrá llevarme de regreso al tiempo, no puedo permitirlo, mucho menos dejarle en bandeja de plata el secreto de Sora, además - Suspiró, su voz se volvió melancólica -No quiero que Nisshoku esté en peligro, necesitamos salir de aquí
- La ayudaré
-No, si se enteran de lo que hiciste podrían torturarte o peor y no quiero eso, esto, es lo máximo que puedo hacer por ti en mi estado actual
-¿Salvarme? ¿Nuevamente?
- Protegerte
-¿Porque?
- Eres el amado del Fuego, él te eligió por algo, no me permitiré dejarte morir, él, lo hizo por mi y nunca me ha dejado sola - Sus palabra lo conmovieron, lo protege, a pesar de conocerlo solo unos pocos minutos, nadie en la aldea lo apreciaba, la bendición del fuego era aterradora para el pueblo, temían que se saliera de control, pero ella, es diferente, lo atendió sacándolo de las garras de la muerte, y ahora, preocupada más por él que ella misma, ahí fue cuando lo decidió
- Mi señora, Emperatriz- Se arrodilló, tomó su mano y la llevó hasta sus labios - Yo, Phoenix, bendecido por el mismo Fuego, te entrego a ti mi vida- Una aura poderosa los rodeo, Nisshoku se acercó intentando sacar a su maestra de ese lugar, de repente, un halo de fuego los rodeó, el símbolo de este apareció en pecho de su señora se escuchó una voz"Ahora está conectados, su destino es el del otro, si uno perece el otro lo hará, sigue al sabio eclipse lunar" Poco a poco la energía se iba disminuyendo, el Fuego cerró el pacto de protección
- Nisshoku- Él fue a su llamado, miró los ojos de su señora, el color dorado intenso volvía para hacer si función -Tu sospecha es verdadera, además  estamos rodeados
-¿Que haremos?
-Un buen espectáculo- Phoenix contestó la pregunta del soldado
-Mi poder aumentó después de jugarle mi servicio
-Estaba sellado hasta que nos encontramos
-Bueno, no podremos salir por las puertas- Phoenix se dirigió a la ventana levantó su mano y de esta enmanaron llamas rojizas destruyendo todo a su paso
- Debemos correr a los cobertizos, podremos tomar algunos caballos - Phoenix iba a la cabeza, salió primero, seguido de Nisshoku y por último la princesa, sin embargo, antes de poder saltar, la puerta de la habitación se abrió abruptamente, El señor del Sol entró a toda prisa, sus ojos se centraron en Gesshoku que solo le dirigió una mirada indiferente, él se quedó congelado, mirando como su amada había sobrevivido, la tristeza lo llenó después de verla, sus ropas desgastadas, la chica estaba más delgada que cuando la perdió, sus heridas estaban manchado la pobre ropa que llevaba y esa mirada... Lo más doliente en su corazón, la mirada de desprecio y decepción, desapareció  nuevamente
-Gesshok...

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