En la cuneta.

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Es extraño ver un primer beso

desde una mesa en la otra punta del bar.

Admirar desde aquí cómo el deseo deja de ser preso,

liberándose cuando los labios hacemos sonar.


Es extraño porque,

desde esta perspectiva muy diferente me parece,

y, sin embargo,

veloz en mi mente apareces.


Jode comprobar

que mis labios heridos están,

y que no es de tanto sonar,

que no es porque los tuyos los han hecho desgastar.

Que los tuyos de otro siempre serán.


Cuanto más me acerco a ti

más lejos compruebo que estás.

Pisando a fondo desde que te vi,

y me voy quedando sin gasolina para más.

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