Capítulo 10: El valor de la madurez

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A la mañana siguiente, Candy despertó y fue consciente de que había aceptado una cita con Terry. No sabía qué sentir y pensar en ello le provocó dolor de cabeza. La puerta de su habitación se abrió cortando el hilo de sus pensamientos.

- Buenos días, Anthony. ¿Dormiste bien? – preguntó Candy a su hijo mientras recargaba la espalda en la cabecera de la cama.

- Quería saber si podíamos salir a pasear en tu próximo día libre, mamá. Solo tú y yo.

Candy dio una palmadita a su lado de la cama, invitando al castaño a sentarse a su lado. Tony sonrió y se subió para acurrucarse con su mamá. Una semana después de haber llegado a casa de Terry, él se había mudado a otra habitación. En ese momento, con la visita de la mamá de Derek, las cinco habitaciones estaban ocupadas.

- Pasado mañana tengo una cita con Terry, ¿podrías salir con Karen y Derek? – Tony suspiró un poco renuente. Desde la llegada de la actriz, Derek había detenido su efusividad con Candy, pero él aún no se sentía cómodo entre todos ellos - ¿no te agrada Derek? – preguntó la rubia, aquella era una pregunta que quería hacer tiempo atrás, porque había notado cierta hostilidad de parte de su hijo con el niño menor.

Anthony se tensó al escuchar el cuestionamiento de su madre. No quería que ella pensara que era infantil.

- ¿Tony?

- Te aparta de mí – murmuró, bajando la vista a la sabana y aguantando las ganas de llorar. De verdad, no quería actuar como un niño mimado y celoso. Pero Derek tenía a su padre, a su madre, una abuela que no era como la suya y él solo tenía a Candy. Había vivido toda su corta vida con ella. Durante mucho tiempo, aún con las citas de su mamá, habían sido solo él y ella. Pero desde que Terry y Derek estaban en sus vidas acaparaban el tiempo de Candy, el cual no era mucho por el trabajo, y él se sentía desplazado. Y eso, irremediablemente, dolía.

- ¿Por qué crees eso?

- Siempre que está cerca le prestas más atención... ¿lo quieres? – su voz se tensó - ¿lo quieres más que a mí?

- Tony – Candy le pasó el brazo por los hombros – lamento que te sientas desplazado esa nunca ha sido mi intención, tú sabes que eres mi vida. Te quiero mucho y siempre voy a hacerlo. Eres mi hijo. Y sí, no voy a negarte que quiero a Derek, pero hay muchos tipos de amor y por eso podemos querer a muchas personas de maneras diferentes. Sin embargo, por el momento y hasta que Albert pueda revisar el tema del seguro de nuestro departamento, vamos a vivir con ellos y sería bueno que tratarás de llevarte bien con Derek, los he visto jugando juntos cuando Terry y yo también jugamos, pero cuando no lo hacemos, tú estás por tu lado y parece que lo ignoras cuando él solo quiere ser tu amigo. ¿Considerarías darle una oportunidad?

Anthony lo dudó por unos segundos, pero decidió que si su mamá estaría feliz con esa relación entre los niños, haría el esfuerzo.

- De acuerdo, mamá.

- Gracias, Tony, regresaré a casa cerca de las seis de la tarde, ¿quieres que vayamos por un helado?

- ¡Sí! – se quedaron un poco más así, abrazados, disfrutando un momento madre e hijo – mamá... dijiste que saldrías con Terry... ¿tendrán una cita? – Candy jugueteó con su cabello antes de responder, el pequeño niño notó como las mejillas de su madre se teñían de un rojo intenso.

- Bueno, Tony, Terry me pidió una cita. Él y yo salimos hace mucho tiempo, pero causas ajenas a nosotros nos obligaron a separarnos y ahora, supongo que ambos queremos saber si podemos tener una segunda oportunidad.

Anthony no estaba seguro de qué sentir o pensar ante aquella revelación. ¿Su mamá lo había emboscado para que tuviera una mejor relación con Derek porque existía la posibilidad de que en algún futuro cercano fueran hermanos?

TIEMPO DE ESPERANZADonde viven las historias. Descúbrelo ahora