Capítulo 3: El silencio de la espera

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¡Estaba embarazada! Lo sabía, nunca había sentido mareo alguno al viajar en barco, pero después de tres meses de su encuentro con Terry y el inicio de la gira por Europa, por fin volvía a casa y estaba embarazada.

Terry estaba fuera de su camarote visiblemente preocupado por el estado de su amiga. Después de aquel fatídico día, los dos se habían vestido y sin mirarse a los ojos, ella dejo la habitación. Permitiendo que un poco de cordura se abriera paso entre el aturdimiento inicial incitado por el deseo. Terry era su amigo. Amigo. Ella no lo veía como hombre. No debía, se había convencido de que toda la situación sería un completo desastre. Con él había compartido infinidad de cosas, demasiado como para tirarlo todo por la borda por una simple tarde de caricias, una tarde que no estaba segura que valiera la pena.

Durante los siguientes días, tenía que admitirlo, tuvo miedo a la reacción de Terry, traspasar la frontera de la amistad y meterse al terreno de lo sexual era sin duda un error garrafal.

Durante la gira jamás habían hablado de lo que sucedió ese día. Karen no se atrevió a preguntarle y estaba segura de que Terry se encontraba en las mismas condiciones. Poco a poco, Terry volvió a ser su amigo y ella su amiga, así sin más, con la única diferencia entre el antes y el ahora del día P (de prohibido), ninguno de los dos volvió a estar a solas con el otro.

- Karen, ¿estás bien? – la castaña debió lidiar con un orgullo herido, sí, debía admitirlo y poner los puntos sobre las i's. No estaba enamorada de Terry. Nada había cambiado para ella por haberse acostado con él. Pero hubiera preferido que él le retirara la palabra a que continuaran hablándose y no diera muestras de acordarse si quiera de que fue él, quien la había besado primero, ya no hablar de lo demás. Aunque quizá era precisamente por eso que podían seguir siendo amigos, Karen había sido relevaba, sin previo aviso, de la mejor amiga a una amiga más. Al entregarse a él, no solo había perdido su virginidad, sino que también la conexión que la hacía especial ante los ojos de Terry y dudaba que alguna vez pudiera recuperarla.

- Sí, creo que me he enfermado. No te preocupes, ¿de acuerdo?

- Te traje un poco de agua.

- Ah, muchas gracias – Terry la miró un poco consternado – Voy a recostarme, nos veremos en la cena.

- De acuerdo.

Terry se fue dando grandes zancadas, estaba enfadado y seguía sin saber muy bien a qué se debía. Las últimas semanas, se convenció que lo de Karen había sido un completo error. De hecho daba las gracias a quien fuera porque Karen no hubiera sacado a colación el tema. Entonces se convenció de que su amistad no tenía por qué terminar por aquello, es más, era mejor continuar con la relación y hacer de cuenta que no la había besado y llegado a algo menos decoroso. Karen solo podía ser su amiga. Amiga. Nada más. Habían abierto la puerta hacia el infierno, pero ninguno estaba dispuesto a cruzarla porque estaba claro que ni ella lo amaba ni él a ella.

/o.O/

Se despidieron prometiendo escribirse constantemente mientras empezaban a trabajar d nuevo. Pero un mes después, Karen le escribió para decirle que no volvería a la compañía de teatro, que le había ofrecido un papel en una película y que no iba a desperdiciar tan jugosa oportunidad.

Nuevamente estaba solo.

/o.O/

Una vez que Karen confirmó que estaba embrazada, decidió dejar todo de la noche a la mañana. Se fue de su casa de Florida a San Francisco, nadie la conocía ahí, o al menos, eso esperaba ella.

Tenía suficiente dinero para mantenerse durante los siguiente meses, casi no salió de su departamento por miedo a ser reconocida. Se cuidaba, pero no hacía lo que la enfermera de cuidados prenatales le recomendaba, ella simplemente no hablaba con su bebé, qué caso tenía si de todas manera, pensaba darlo en adopción.

TIEMPO DE ESPERANZADonde viven las historias. Descúbrelo ahora