Capítulo 7: Un paso a la vez

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Estaban desayunando, Anthony miraba a Candy preparar hot cakes.

- Tú me quieres, ¿verdad mamá? – preguntó con una vocecita.

- Con todo mi corazón, Tony, ¿lo dudas?

- A veces siento que no me prestas atención cuando hay otros niños.

- ¿Lo dices por Derek? – él asintió y Candy se acercó para mirarlo a los ojos – Siempre voy a quererte, Anthony, incluso si algún día me caso y tengo otro hijo, mi amor por ti no va a cambiar ni a disminuir.

- Tengo miedo de que eso pase, mamá – Candy lo abrazó, tratando de consolarlo, no le eran ajenos los temores de su hijo, al fin y al cabo, parecía que todos le recordaban que era adoptado y que ella podía deshacerse de él cuando lo quisiera, ¿acaso no fue esa la razón de terminar con Sean? ¡Le había pedido, ni más ni menos, que devolviera a Anthony con su abuela porque ya no era un bebé! Candy, por primera vez en su vida, había despotricado contra alguien y lo había sacado, indudablemente, de su vida dejándole muy en claro que su hijo estaba primero que nadie.

/o.O/

Derek despertó a causa de la luz que se asomó por su ventana, Terry sabía que su hijo, al igual que él, tenía hábitos bien establecidos y que no era necesario despertarlo para ir a la escuela. El pequeño bostezo y frotó sus ojos con sus pequeñas manos. Por su mente pasaron lentamente los acontecimientos de la noche anterior. Había sido divertido. Si todo salía de acuerdo al plan, pronto podría llamar a Candy mamá y a Tony hermano.

Pateó las cobijas para liberar sus pies y saltó de la cama, buscó en su armario la ropa del día para la escuela, nunca había sido bueno con los botones, por ello, puso su chaqueta en el brazo y bajó las escaleras cuidadosamente, en cuanto piso el último escalón, echó a correr directo a la cocina donde encontró a su padre tomando su café con el periódico en la mano y a la cocinera, que también hacía la limpieza de la casa y cuando su papá llegaba tarde, de nana.

- Buenos días, Derek, ¿cómo dormiste? – saludó, alzando la vista.

- Bien, papá.

- Tu mamá va a marcar más tarde, quiere saber cómo te está yendo en la escuela.

- ¡Mamá, sí! – gritó subiéndose a su silla que tenía una especie de cojín rígido para que pudiera alcanzar la barra de la cocina sin problema - ¿puedo contarle sobre la cena con Candy?

- No veo por qué no podrías – Terry estaba seguro que no sería la última vez que tendrían a Candy y a Anthony de visita y Karen le había pedido, bueno, en realidad le había ordenado, que saliera a divertirse, que conociera a alguien y que sentara cabeza porque desde ella no había salido con nadie. Si Grandchester, lo que sea que hayamos tenido, fue genial había dicho Karen y nunca encontrarás a alguien que me iguale en ello, pero no puedes depender de ti para quitarte las ansias Terry había sonreído, después de dejar el incómodo momento de no hablar si quiera de lo que habían hecho, con Derek como resultado, tuvieron que enfrentarlo y con el tiempo, empezaron a bromear sobre esa noche. Después de todo, pese a que Karen aún dudaba de sus habilidades como madre, los dos estaban de acuerdo en que aquella noche ya no podían catalogarla como un error. Derek era sin duda lo mejor que les había pasado. Ver a Karen cargando a su hijo mientras daba órdenes de diva de Hollywood era realmente enternecedor.

- Papá, ¿cuándo será adecuado invitar de nuevo a Candy y a Anthony?

- No lo sé, Derek, Candy trabaja como doctora y sus horarios son complicados.

- ¿Y podemos llamarle?

- ¿Por qué te interesa tanto volver a ver a Candy, hijo?

- Porque me gusta, papá, es bonita, ¿a ti no te gusta? – Terry se sonrojó sin querer - ¿te gusta? – insistió el castaño menor, todo su plan dependía de que su padre dijera que sí.

TIEMPO DE ESPERANZADonde viven las historias. Descúbrelo ahora