Capítulo 2: Pérdidas irremediables

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Entre ellos siempre había existido una especie de conexión, podían percibirse cuando estaban uno cerca del otro aunque no se vieran. Ese sentimiento la había invadido mientras esperaba a Margaret Britter, Emily le había pasado a Anthony mientras iba para ayudarla a subir a la silla de ruedas.

- Mami – le dijo el pequeño de cabellos castaños y ojos azules.

- Vamos a casa, Anthony – lo besó y sintió un escalofrío recorrerle la espalda. Suspiró para darse valor, volteó, pero no lo vio por ningún lado, ¿había sido su imaginación?

Subieron al Clyde y en cuento instalaron a Margaret, fue a su camerino y acostó al pequeño Anthony que se había quedado dormido en el trayecto.

Se miró al espejo.

- Terry – evocó – me he empeñado en pensarte como un fantasma silencioso para poder seguir adelante, pero hay algo que no puedo negar y es que siempre he estado incompleta, desde nuestra separación, cada año que pasaba perdía poco a poco la esperanza de que alguna vez nuestros caminos se volverían a encontrar, pero siempre perdemos la oportunidad de estar juntos.

Ante todos él siempre fue solo un recuerdo enterrado en su memoria, un nombre que no volvió a pronunciar hasta ese momento. Pero hoy al creer que lo había sentido cerca, no podía ocultarse lo mucho que había sufrido por su ausencia.

¡Cuántas noches había pasado en vela intentando olvidar, tratando de perdonarse a sí misma por ser tan cobarde y no haber tenido el coraje de pelear por su amor e intentando perdonarlo por no haber ido tras ella!

Y entonces Albert había lanzado una bomba inesperada y completamente sorpresiva. Mientras veía cómo todos sus amigos decidían seguir diferentes caminos, ella dejo la clínica feliz y buscó una beca en la Universidad de Nueva Inglaterra en Boston, que consiguió con una recomendación de Albert, para obtener un grado de doctora en medicina, dejando a todos sus conocidos atrás se enfocó en sus estudios metiendo más materias de las normales, era consciente de lo cerca que Boston estaba de Nueva York, pero mantuvo la convicción para no ir a buscarlo, como había prometido.

En el verano de 1917, Archie y Annie se casaron en una gran y sonada ceremonia. Su hermana brillaba tomada del brazo de su ahora esposo mientras salía de la iglesia.

Entonces había venido el escándalo y presiones de la tía abuela por su modo de vida y por querer estudiar una carrera a nivel profesional. Y Albert como siempre había salido a su rescate y le había propuesto irse durante sus vacaciones a África.

Durante su estadía en aquel continente, había olvidado su tristeza, ocupándose en ayudar a los demás, buscando sanar en otros heridas físicas mientras ella escondía las internas. Y la casualidad hizo que allá se encontrará con un compañero de la universidad, Lucas Bennet, un hombre aventurero. La amistad creció durante el tiempo que estuvieron allá y entonces un cariño sincero creció en su corazón por Lucas, incluso en el invierno de 1918 le pidió matrimonio y comprendió cuando le pidió un tiempo para pensar en su propuesta. Candy vio aquella propuesta como una oportunidad de vivir una vida plena y feliz. Pero se había tomado un tiempo porque sabía que al aceptar, cerraba definitivamente un capítulo de su vida. ¿Estaba preparada para despedirse de Terry por completo?

Terminó aceptando la propuesta de Lucas, poniendo como fecha para el enlace el invierno de 1919, la tía abuela Elroy se había quejado porque un año no era tiempo suficiente para planear la boda de la heredera de la familia Andley.

En aquel tiempo sobrevinieron los estragos de la guerra, la economía había afectado varios sectores y empresas y una de ellas había sido precisamente el consorcio Andley, ante esto la familia lógicamente había entrado en crisis económica, los negocios estaban comprometidos. Albert se vio en la necesidad de vender varias propiedades, entre ellas Lakewood y la mansión de Chicago, para salvar de la ruina a la familia.

TIEMPO DE ESPERANZADonde viven las historias. Descúbrelo ahora