Capítulo 13

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Eider subió a cambiarse apenas sacó el último platillo del horno y lo dejó bien tapado en la barra de la cocina. Minutos después bajó viendo sorprendido que ya muchos habían llegado, siendo casi los mismos que conoció en el bar, incluso aquellas chicas que parecían un clan de hermosas mujeres, pues no se separaban incluso mientras hablaban con otros invitados.

Se acercó a Guillermo notando que él estaba conforme con haber realizado tal reunión, no se esperaba verle tan satisfecho siendo que de inicio se había negado a celebrar el año nuevo.

Eran las diez y media, Eider corrió hacia la cocina apenas vio la hora y comenzó a llevar todo a la enorme y elegante mesa del comedor.

— ¿Puedo ayudarte? —ofreció uno de los invitados, Eider le miró reconociéndolo enseguida y sonrió negándose.

—Muchas gracias, puedo hacerlo solo.

—Insisto, esto debe pesar mucho. —dijo el mayor quitándole la bandeja con un enorme pavo relleno.

—Esteban, deja de hacerte el galán con el chico, si Guillermo te ve...

—No digas tal cosa, Marian, Eider creerá que intento algo con él. —refutó el hombre lanzándole una mirada abrumadora al chico.

—Bien, entonces encárgate de poner la mesa tú, ya que él ha preparado toda la cena. Que sirva de algo tu presencia.

Sonriendo ampliamente, Marian tomó a Eider del brazo y lo llevó hacia la sala, donde se encontraba Guillermo tolerando la charla de Cristian.

—Disculpa, ¿cómo sabes que yo cociné todo? —preguntó el chico mientras caminaban.

—Oh, me lo ha dicho Guillermo, de hecho, nos lo dijo a todos porque se nos hizo raro que nos invitara a una cena de año nuevo. No le menciones que te lo he contado, pero solo nos invitó porque sabía la cantidad de comida que ibas a preparar, no quería que se desperdiciara nada, y supongo que también quería presumirte un poco. —mencionó ella deteniéndose antes de llegar con el mayor. — ¿Sabes algo? Me sorprende el cambio que ha tenido Guillermo últimamente, quiero pensar que es por ti.

—No entiendo.

—Bueno, lo veo menos enojón que de costumbre. —bromeó Marian volteando a ver al muchacho. —Admito que me sorprendió la noticia de su relación, conocí a Guillermo hace muchos años, en la universidad, jamás me imaginé que estaría con otro hombre, teniendo tanta suerte con las chicas.

Eider desvió la mirada avergonzado, escuchar eso le hacía sentir que no encajaba junto a Guillermo, y lo entendía, eran totalmente distintos, ni siquiera tenía que ver con ser hombres los dos, él jamás había soñado con tener una pareja como Guillermo, mucho menos en vivir a su lado y sentirse tan afortunado.

—No me malinterpretes. —pidió la mujer tomándole de los hombros. —Aunque no te conozco, pareces alguien adorable, y además eres muy atractivo. No solo me parece extraño que él salga contigo porque seas un chico, en realidad tampoco entiendo qué es lo que ves en él, siempre tiene esa cara de enfado, debes tener un gran corazón para quererle, suele ser insoportable. —bromeó suavizando el ambiente.

—A mi me agrada. —murmuró Eider mirando de reojo la espalda de Guillermo, quien estaba a pocos metros solamente. —Tal vez tiene un carácter fuerte, pero me gusta.

— ¿Estás enamorado de él? —preguntó curiosa. —Sé que no es mi asunto, pero, siempre he pensado que tipos como él son así porque están heridos, y esa clase de heridas solo se curan con amor. Tal vez suena muy cursi, veo demasiadas películas.

Entonces llegamos a esto.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora