Guillermo había despertado primero, con Eider casi sobre él abrazándole hasta con las piernas. Por más que necesitara levantarse, no lo hizo, podía esperar un rato con tal de no cortar aquel momento, no era meramente lo que deseaba, preferiría encontrar al chico completamente desnudo con las secuelas de una buena noche juntos, pero debía mantener esos pensamientos lejos o su erección matutina sería más incómoda.
Al mirarle detenidamente, no perdió de vista esos ojos que comenzaron a abrirse. Eider bostezó estremeciéndose y levantó el rostro recargado en el pecho de Guillermo. Su mirada somnolienta se tornó confundida mientras el chico trataba de sentarse, pero sus piernas enredadas entre las de Guillermo y una sábana, le hicieron imposible separarse de él.
— ¿Qué hago aquí? —jadeó luchando por quitarse la sábana que en ese momento parecía más una gruesa cuerda.
— ¿Crees que iba a dejarte dormir en la bañera? —cuestionó Guillermo moviéndose para que el chico lograra su cometido, pero antes de que se le ocurriera escapar, le tomó del brazo haciéndole perder el equilibrio y caer de espaldas en el colchón. — ¿Por qué estás tan nervioso?
—Guillermo, espera... —gimoteó cuando el mayor se colocó entre sus piernas quedando completamente sobre él, demasiado cerca de su rostro.
—No puedo esperar, hay algo importante que debemos aclarar y solo he esperado a que despiertes para hacerlo.
— ¿Estás enojado? ¿Es por lo de ayer después de besarnos? —preguntó el chico mirándole angustiado. —Yo no quería que eso pasara, lo siento, pero...
—No estoy molesto. —interrumpió Guillermo acariciándole la mejilla de forma gentil, logrando que el menor se tranquilizara.
—Entonces, ¿qué sucede?
—Sé que tienes dudas sobre esto, lo que hablamos ayer no respondió todo eso que seguramente te preguntas, así que, para empezar, debe quedarte claro que me perteneces, desde ahora volveremos a empezar de cero, y no te lo estoy preguntando, seremos una pareja a partir de este momento. ¿Lo tienes claro?
Eider asintió en completo silencio, el tono de Guillermo daba por sentado que no estaba dispuesto a debatir al respecto, y bueno, el rubio también deseaba tener una relación verdadera con él, a pesar de lo posesivo que sonaba no le importó, ese hombre era así, pedir que fuese diferente ahora sería tonto. Eider era consciente del carácter del mayor, y así se enamoró de él, lo amaba con una fuerza que se desbordaba y le hacía sentir que nada más importaba.
—Bien, lo segundo es respecto a Gonzalo y sus estupideces, parece que tendrás que dormir aquí, pero si vuelves a intentar irte a algún otro sitio, te amarraré a la cama para que duermas. —advirtió Guillermo mirando al chico con intensidad.
— ¿No te molesta que duerma contigo? Es decir, no quiero que vuelvas a interpretar esto de otra forma. —murmuró Eider ladeando la cara avergonzado. —Tampoco quiero provocar que la pases mal con eso, como ayer.
—Deja que yo me ocupe de ese asunto, tú preocúpate por tu comodidad, si te hubiese dejado toda la noche en la bañera, seguro habrías enfermado. ¿Puedes tenerte más consideración? Si enfermas tendrás fiebre y recuerda lo que te ocurre cuando sube tu temperatura.
—Está bien. —aceptó tras un par de segundos pensándolo.
—De ahora en adelante, debo saber dónde y con quién estarás, no quiero que vuelvas a tener otro accidente como con el alacrán o la hiedra venenosa, eso fue el colmo. Y lo más importante, deja de pasearte con este tipo de ropa, usa algo que cubra lo debido. —jaló el short del chico haciendo referencia a lo corto que era.
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Entonces llegamos a esto.
RomanceTercera y última parte de la trilogía "llegamos a esto". Guillermo había perdido todo lo que alguna vez no creyó importante, tras haber enfrentado a su propia familia por una estupidez, encontró a alguien que capturó su corazón. Esa mujer le rechazó...