Guillermo pasó la noche en vela a causa de Eider, no podía quitarle la mirada de encima, pues, aunque el muchacho dormía no lo hacía tranquilo, se movía demasiado, se quejaba y sollozaba en sueños, tenía pesadillas. Se despertó un par de veces y trató de salir de la cama para irse de ahí, pero Guillermo le hizo volver en cada intento.
Y por más que trató de saber lo que soñaba, Eider no le decía, volvía a acostarse y se hacía un ovillo dándole la espalda hasta volver a dormir.
Eran las cinco de la mañana cuando Eider despertó por cuarta vez, en esa ocasión Guillermo lo tomó de las manos evitando que volviera a levantarse, pero él le miró horrorizado y le golpeó como si intentara defenderse, comenzó a gritar que se detuviera, decía su nombre, hasta que Guillermo le soltó y salió de la cama para darle algo de espacio, entonces entendió que las pesadillas de Eider habían sido provocadas por él.
El chico pareció calmarse y volvió a dormirse mientras Guillermo iba a ducharse, irse a trabajar temprano no parecía una mala idea ahora, prefería mantener distancia de Eider por lo menos mientras pensaba en la forma correcta de tratarlo sin sentirse una mierda por ello.
—Donato, ¿en dónde estabas? —preguntaba Evin a penas le vio entrar a la casa. —Rick vino a buscarte y se quedó toda la mañana esperándote.
—Si vino una vez, vendrá de nuevo. No te preocupes por eso.
Dejó un maletín sobre la mesa de centro en la sala y se sentó tomando a Evin de la mano para hacerle caer sobre sus piernas.
— ¿Qué has estado haciendo? No es normal que desaparezcas todo el día. —dijo el chico acariciándole el rostro a Don, sintiendo bajo sus dedos esa barba rasposa que recién comenzaba a salir y que tanto le fascinaba.
Donato sonrió rodeando a Evin con un brazo mientras su mano le acariciaba la pierna.
—Tendrías que culpar a Rick y a su odiosa prima por esto.
—Finalmente te han convencido de ayudarles. Cloe no es odiosa.
— ¿Lo dices enserio? —le miró levantando una ceja y Evin soltó una risa breve.
—No seas así, ella solo es persistente.
—Insiste en encontrar a un tipo que en su momento rechazó, todos sabemos que Guillermo no es la persona que ella cree que encontrará.
— ¿Has sabido algo de él? Pasaste toda la semana ocupado, y de pronto hoy te desapareces...
—Lo encontré. —dijo Donato.
— ¿Enserio? Le llamaré a Rick y a Cloe para que vengan. —Evin trató de levantarse, pero Donato lo impidió sosteniéndole con firmeza.
—No lo hagas, aún no pienso decirles. Sé dónde vive y, si mis informantes están en lo correcto, Guillermo no se encuentra solo. Meter a Cloe en su vida nuevamente podría ser un problema, no sabemos si la persona con quien está es otra de sus víctimas, o, por el contrario, su pareja. En ambos casos, la llegada de Cloe puede ser un punto de quiebre y lo último que necesitamos es que Guillermo haga algo contra ella.
— ¿Crees que él la lastimaría? Si antes no lo hizo...
—Antes la amaba, no sabemos lo que sienta ahora, si ese sentimiento desapareció nada lo detiene para vengarse por lo que alguna vez hizo, Guillermo no había sido rechazado de esa forma por nadie.
—Vaya, a pesar de llamarla odiosa, te estás preocupando por el bienestar de Cloe.
—No es precisamente ella lo que me importa, si acepté ayudarla fue porque Rick insistió, si evito que la maten es también por él, a mi me sigue pareciendo una molestia.
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Entonces llegamos a esto.
RomansTercera y última parte de la trilogía "llegamos a esto". Guillermo había perdido todo lo que alguna vez no creyó importante, tras haber enfrentado a su propia familia por una estupidez, encontró a alguien que capturó su corazón. Esa mujer le rechazó...