La desesperacion lo consumía segundo a segundo... Después de once días aun estaba malherido pero eso no le impidió salir sigilosamente de la "enfermería " y ponerse su traje de Rovin...
–¿Donde vas?
Con el semblante decaído pidió disculpas a su manera...
–Estaba furioso... Por eso le dije a Star, pero lo voy a arreglar.
–No tienes que arreglar nada.– aun estaba dolido con su hermano.
–Prefiero que tengas novia a que estés libre y te acerques a Rachel, porque entonces te mataré... Pero de verdad.
Se sentó en el borde de su cama, colocó los codos en sus rodillas y sujeto su cabeza.– la derrota transpiraba por cada poro de su piel.
Dick se mantuvo cruzado de brazos en silencio recostado sobre el marco de la puerta.
–No sé que me está pasando Tapia, estoy a punto de perder el control... Solo pienso en matar todo lo que esté a su alrededor... No lo puedo evitar. Esto me esta consumiendo y sé que no va a parar...– por fin se sinceró.
–Por eso se marchó Raven, de alguna forma quería evitar esto, pero por lo visto no lo está consiguiendo.
–....¿Que puedo hacer?
–Dejarla ir sería un buen principio.
–No puedo hacer eso.
–... Es Raven... Puede estar en la otra parte del mundo o en otra dimensión. Aunque la encontráramos desaparecería en segundos...
–Sé que esta cerca, la vuelvo a sentir, pero es diferente ahora solo me trasmite ansias de...
–¿Matar...?
–...
–Esto se nos esta escapando de las manos... Tienes que dejarla ir y olvidarte de ella.
–No puedo...
–¿Tienes miedo de no poder estar sin ella?
–...
–Este no eres tu Damian... El enano que yo conozco moriría antes de confesar que tiene miedo...
–...Padre no la esta buscando ¿cierto?
–No. Tiene otros problemas que resolver...
–No esperaba menos de él.
–Hace poco en los suburbios del este hubo una matanza... Aun no han encontrado nada. Quien lo hizo no dejo ni una sola pista... Breuce cree que es un meta humano...
– No fue eso...
–¿Que?– contestó sorprendido.
–Fue Raven. Sentí como lo hizo y cuanto le dolió.
–Ella también esta fuera de control y por lo que veo esta peor que tú...
–No. No es eso. Ella no quería hacerlo, la obligaron.
La incredulidad en la mirada de Dick era obvia.
–Acaba de vestirte, te están esperando.
–¿Quién?
–Red Hood.